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Loki el dios de las mentiras tuvo una coartada, deshacerse de Odin, quien le había mostrado la aceptación que el dios quería, sin embargo el quería mas, fingió dolor ante el homicidio de su padre, Thor al haber renunciado al trono el menor era quien quedaba al mando ahora, mientras que su pequeña hija lloraba desde el exilio de su madre el sólo pensaba en borrar de su memoria aquella mujer que sólo utilizo para su propio beneficio.
-Querido ¿Dónde está Cassie?- preguntó mi madre con curiosidad.
-Decidió quedarse en Midgard- respondí sin dar demasiadas explicaciones-Decidió abandonar a su hija para quedarse en aquel lugar lleno de mortales ¿ puedes creerlo madre?- añadí con la ira que gobernaba en mi pecho.
-Espero que ella cambie de opinión pronto, sé que ella no sería capaz de abandonar a su pequeña, lo sé por que el amor de una madre a su hijo es indescriptible- añadió saliendo de la sala del trono.
Tenía todo el poder en mis manos, el poder sobre Jotunheim, Asrgard y no tardaría en apoderarme de Midgard, la sed de venganza comenzaba a saciarme desde la vez que me enteré que sólo había sido un estúpido símbolo de paz entre dos reinos, tenía todo lo que quería y mi hija también, una habitación llena de lujos, juguetes y sirvientes listos para servirle como lo que era, una princesa.
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Caí en un bosque obscuro, que ni siquiera la luz del sol iluminaba por completo, con esfuerzo pude ver más allá de las copas de los árboles el cielo que comenzaba a teñirse de colores rojizos anunciando el anochecer, tenía que salir de aquí lo más rápido posible.
-¡VAS A PAGAR POR LO QUE HICISTE LOKI!- grité al cielo desesperada como si él pudiese escucharme.
Caminé por el bosque tratando de buscar una salida desesperadamente, las lágrimas salían por si solas al ver que no había una salida sólo caminaba en círculos llegando al mismo punto donde había comenzado desde que caía en este terrible lugar, la desesperación era peor de lo que imaginaba, en cualquier momento iba a enloquecer si no salía de aquí.
Seguí caminando observando las copas de los árboles, esperando alguna señal divina o algo parecido pero lo único que encontré fue un ciervo colgado de sus viseras en la cima de un árbol -¿Qué demonios?- susurré horrorizada llevando mis manos a la boca al ver aquella escena tan terrible.
Unos pasos gigantes se escuchaban a lo lejos, así que comencé a correr lo mas rápido que pude, la obscuridad entorpecía mis pasos, haciéndome tropezar con una raíz cayendo sobre mis rodillas de golpe -Stark tenía razón- sollocé sintiéndome tan estúpida, golpeé la tierra soltando un grito por la impotencia de no poder hacer nada, pero esto no me serviría de nada, me levanté ignorando el dolor de aquella caída, dispuesta a encontrar algún lugar en el cual pudiese pasar la noche, seguí caminando confiando en mi pésima vista ante la obscuridad, podría ser peor.
