28.

447 27 0
                                    

Estoy en mi casa, comiendo un sándwich y pensando que debería de terminar mis solicitudes y después tomarme una siesta así a la tarde estoy más apta para ir a trabajar a la cafetería, y sin embargo no puedo quitar de mi cara la estúpida sonrisa que me sale naturalmente a medida que Nate va respondiendo mis mensajes en el celular.

Parezco como una niña de trece años con su primer amor, pero es que no puedo evitar sentirme tonta y feliz cuando él esta del otro lado de la línea, escribiendo cursilerías que me hacen sentir amada y completa.

Me manda una foto de él cantando con el peine como micrófono y el CD de The 1975 en su otra mano. "Te dedico la canción número ocho, aunque deberías de escuchar todo el álbum, porque es lo que estoy haciendo ahora mismo, y cada vez que hago esto, me siento un poco más cerca de ti". La imagen me hace reír, en especial por la cara de loco que Nate tiene.

Pero sus palabras sacan la parte más idiota de mí y pego saltitos de alegría antes de ir directo al equipo de música, buscar el CD y reproducirlo. Me salto a la pista de Heart Out que es la canción que Nate me dedicó. La canto desenfrenadamente mientras bailo y en eso estoy cuando me saco una foto y se la mando.

Una vez que la canción termina, reproduzco el CD desde el comienzo y me pongo a bailar por toda la sala al compás de la voz de Matt. Viene a mi memoria la noche en la que él y yo bailamos en el muelle, juntos, bajo la luna, sabiendo que siempre seríamos él y yo. 

Justo cuando Nate me responde el mensaje, el timbre suena. Voy saltando como una desquiciada sin parar de bailar, pero cuando abro la puerta me paro en seco y rápidamente se me enrojece la cara.

Ezra se queda mirándome con la boca abierta de par en par, sorprendido de verme en tal estado de exaltación. Yo no sé dónde esconderme después de pasar tal vergüenza. Como para empeorar las cosas, mi vestimenta ni siquiera es la adecuada, ya que al estar a punto de irme a dormir, me había puesto el pijama, que consistía básicamente en una remera holgada desgastada color rosa y nada más que mi ropa interior. Patético.

-Ho...hola...- saluda tímidamente, echándome una ojeada de arriba a abajo.

-Hola Ezra, no esperaba tu visita...- respondo, mientras trato de estirar mi remera, en un intento desesperado de taparme lo suficiente para que no se vea la parte baja de mi cuerpo.

-Sí, es que...yo...pasaba por aquí, y...

-Está bien. ¿Quieres pasar?

Él asiente, todavía en estado de shock y entra.

-Siéntate en el sillón del salón si quieres, voy a cambiarme y ya estoy contigo.- le digo, y él vuelve a asentir atontadamente y se dirige al salón de visitas.

Subo las escaleras lo más rápido que mis pies pueden y me pongo ropa limpia en un santiamén. Sin tener tiempo suficiente para revisar mi celular al que le siguen llegando mensajes, decido apagarlo. Vuelvo al salón en donde Ezra está observando unas fotos familiares que hay en la repisa y en la mesita.

Cuando me ve, levanta su mirada y me sonríe.

-Siempre me gustó tu casa, tiene un estilo...hogareño.- comentó.

Yo le devolví la sonrisa sin realmente saber qué hacer.

-Entonces...- digo, cruzándome de brazos  y parándome a un costado del sillón.-  ¿Estás bien?

-Sí, bien...

-¿Por qué has venido a verme?

Él aguarda, pensando claramente sus palabras antes de pronunciarlas.

-Anoche te has escapado rápido.

-No me escapé, me sentía mal y necesitaba volver a mi casa.- aclaro, esquivando sus ojos verdes profundos.

-No mientas más. Sé que no te gusta estar alrededor mío y de Cassie.

Oh bien. Directo al punto del problema.

-Ezra...- suspiro pesadamente, con mi cabeza dando vueltas.-Es...difícil para mí...

Ezra se para y da pequeños pasos a mi dirección. Parece arrepentido y cansado, como si necesitara redención.

-Amy, sé que he cometido un gran error grande que me perseguirá por el resto de mi vida, pero yo...- respira y cierra los ojos antes de decirlo.- Yo te sigo amando. De verdad lo hago. Cuando estoy contigo...es como si todo el mundo desapareciera. Estoy enamorado de ti Amy Lincoln.

Ahora sí que me tiene paralizada. No puedo moverme ni pestañear por unos largos segundos. Sabía que esto iba a pasar en algún momento, pero tener a Ezra de ésta forma, tan cerca y tan vulnerable...simplemente no estaba preparada para esto. Pensé que sería más fácil: él se cansaría de esperar y pasaría página como la mayoría de los chicos de su edad hacen.

Pero en cambio, estoy en el medio de un cliché al estilo Serena Van der Woodsen- Nate Archibald- Blair Waldorf*, con la diferencia de que yo soy la que está en el medio y en un punta tengo a Nate y en la otra a Ezra. 

-Ezra, te lo he explicado. Yo...no siento lo mismo por ti.- trato de sonar compasiva para no herir sus sentimientos, pero la verdad es que la situación me está agotando.

-Déjame recompensártelo. Me niego a creer que todo lo que tuvimos fue una farsa, sé que todavía sientes algo, o debiste de sentirlo. Déjame volver a traer ese sentimiento.

-Yo...no puedo...- tartamudeo, a sabiendas de ahora tendré que comunicarle las últimas noticias.

-¿Por qué no?

-Yo...

Pero antes de que pueda terminar la oración, Ezra se abalanza sobre mí de forma que quedo atrapada entre la pared y su cuerpo. Sujeta mis brazos sobre mi cabeza y justo cuando está a un centímetro de besarme, la puerta se abre y Nate ingresa en el salón, primero con cara de sorpresa y luego a punto de estallar.

*Triángulo amoroso de la famosa serie de libros/televisión Gossip Girl escrita por Cecily von Ziegesar.

Él, ella y yoWhere stories live. Discover now