♥ El Momento ♥

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  ~Ama, sonríe, sueña, vive, y disfruta cada momento; como si fuera a ser el último~

Era ya de noche cuando Neyra fue llevada a la habitación. En cuanto les informaron que podían pasar a verla, Linda, Alexander y Bryan pasaron a verla. Una de las enfermeras les informo que aún estaba bajo el efecto de la anestesia y que probablemente iba a pasar dormida la mayor parte de la noche por los medicamentos que le iban a dar.

Linda deseaba quedarse acompañar a su hija, Alexander sabia cuanto la quería, pero no podía permitir que ella pasara una mala noche sentada en una silla. La salud de ella estaba primero. Además, ellos no podían hacer nada por Neyra; por lo tanto, la convenció de que se fuera a descansar a su casa y Bryan se fue con ella para no dejarla sola.

Alexander paso la noche al lado de Neyra, a la mañana siguiente al despertar la vio con un mejor semblante. Espero a que uno de los doctores le hiciera una evaluación y salió cuando se le pidieron, tiempo que aprovecho para ir a la cafetería a comprar un café cargado y un sándwich.

De regreso a la habitación se encontró con sus padres, Linda y con Bryan en la sala de espera. Después de conversar un poco con ellos, Bryan le pidió que lo llevara a ver su mamá.

–Mami... mami ya despierta. – Neyra escucho la voz de Bryan a lo lejos.

–Papi, ¿seguro que mi mami va a despertar pronto, no va a dormir mucho como la vez que mi abuelito murió? – pregunto Bryan preocupado al ver que Neyra no abría los ojos.

–Tu mami despertó desde anoche, ya abrió los ojos un par de veces.

–¿Y por qué no los abre ahorita?

–El medicamento que le dan la hacen dormir. Todo está bien, pronto vamos a volver a estar juntos todos.

–¿También la bebé?

–No hijo, tu hermanita nació antes de tiempo y tiene que quedarse aquí en la incubadora para que termine de desarrollarse.

–Ya quiero que despierte mami y que mi hermanita este bien para poder irnos todos juntos a la casa; como ella lo prometió. -comento el niño al borde del llanto.

–Yo también hijo. –le respondió Alexander revolviéndole el cabello a Bryan. – Creme que lo anhelo mucho más que tú. –dijo atrayéndolo a sus brazos. Después de permanecer unos segundos así, el niño volvió acercase a la cama de Neyra y volvió hablarle mientras acariciaba su mano.

–Mami...mamita bonita ya despierta. – pedía Bryan y esperaba unos segundos antes de volver a pedir lo mismo.

La voz Bryan despertó a Neyra, la luz que entraba por la ventana la obligo a volver a cerrar sus ojos. Mientras esperaba un momento para volver abrirlos, sintió dolor en la parte baja de su vientre y en el pecho. Por instinto llevo su mano hacia esa área y se asustó al no sentir el vientre duro y abultado, ahora era flácido y pequeño. Volvió a sentir una punzada en el corazón, pero no le dio importancia ya que creyó que era a causa de la preocupación y la angustia que estaba sintiendo al no tener ni idea de lo que la había pasado a su bebé. La sonrisa de Alexander al ver a Neyra despierta se borró al escuchar las alarmas que los aparatos que monitoreaban el ritmo cardiaco de su mujer.

La imaginación de Neyra comenzó a volar imaginando los peores escenarios al mismo tiempo que empezó a formular preguntas que no alcanzaba a procesar para poder hacer la pregunta correcta; la cual le daría respuesta para todas sus dudas. Sin embargo, la resequedad de su boca y lo irritado de su garganta no le permito que su voz se escuchara. Le costó mucho poder pronunciar la palabra el bebé, antes de comenzar a toser y volver a comenzar a sentir dolor en su pecho y en vientre bajo.

Una Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora