♥ Una Verdad a Medias ♥

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~Cuidado con la verdad a medias. Es posible que hayas apreciado la mitad equivocada~


Al salir de la casa Neyra volvió a sentir frío y por instinto cruzo los brazos.

–Yo puedo irme sola, gracias por la propuesta, pero prefiero manejar. –le dijo a Alexander quien ya se iba quitar nuevamente la chamarra y ella apresurada lo detuvo. –No te la quites por favor, no la quiero. Estoy bien así. –dijo ella, un tanto molesta y confundida por la conducta de él.

–Si no quieres la chamarra está bien, pero voy a dejar que manejes así. No estás en condiciones de manejar, puede ser peligroso. –dijo y se quitó la chamarra.

Sin decir nada Alexander estiro el brazo con la chamarra en la mano y al ver que Neyra se negó a tomarla, él se quedó con ella en la mano.

–Si te sigo no va a pasar nada. Contigo enfrente de mí, iluminándome el camino y guiándome, nada malo puede pasarme.

–No, no me convences. Si yo voy en otro vehículo y tú te llegas a sentir mal en el camino, no voy a poder hacer nada para ayudarte. Olvidado.

–Eres un necio. –dijo ella, un poco enfadada.

Alexander soltó la carcajada. –Ahora resulta que el necio soy yo. Para tu información eres la mujer más testaruda que conozco.

–Razón de más para que sepas que no te voy a escuchar. –respondió ella, viéndolo a los ojos y al hacerlo recordó el beso que se acaban de dar, lo cual le cambio el semblante.

–No es buena idea que nos vayamos juntos. –dijo ella y se dirigió a su camioneta.

–Adiós Alexander, buenas noches.

Al ver el que ella quito la alarma a la camioneta y que estaba dispuesta a irse él se puso enfrente de la puerta del conductor.

–Ya te dije que no voy a permitir que manejes, además también se lo prometí a tu prima.

–Déjame en paz Alexander, si de verdad te preocupa mi bienestar o lo que me pueda pasar; entonces no te cruces por mi camino. No entiendes que no te quiero ver. –dijo a la defensiva y comenzó a caminar hacia la puerta del conductor.

Alexander se rio. –Mi preocupación no eres tú, es la pobre gente que te puedes encontrar en el camino y a quienes puedes provocarles un accidente. "con esas tenemos" –pensó ella.

– ¿Me lo dices tú, que has tenido no sé cuántos accidentes e infracciones por manejar bajo la influencia del alcohol?

–Por lo mismo, yo aprendí mi lección. Ahora es mi deber como buen ciudadano prevenir que otros hagan las tonterías que yo hice.

–Si tú lo dices. –dijo ella en tono de burla.

–Que bien enterada estas de mi vida, no creí que te importara tanto. –comento Alexander con una leve sonrisa y sintiéndose alagado a la vez.

–No, no te hagas ilusiones. Esa época de estupidez ya paso hace mucho.

–A mí me parece que sigues siendo la misma muchacha impetuosa que conocí hace diez años.

–Claro que no. –dijo ella, un poco enfadada.

–Demuéstramelo y no me obligues a que te lleve cargada y te meta a la fuerza a mi camioneta.

–No te atrevas acercárteme. –dijo ella, esta vez molesta.

– ¿Quieres ver sí? –pregunto mientras comenzó a acercarse a ella.

–Quieres ver que no. –le dijo y empezó a correr, lo cual fue mala idea porque traía tacones y porque la suela de sus zapatos eran liza y se resbalo con la tierra arenosa que había en esa área. Tuvo que agarrarse de la caja de la camioneta para evitar caer. Al mismo momento que nerviosa comenzó a reírse al ver que Alexander iba tras de ella.

Una Segunda OportunidadWhere stories live. Discover now