°Númquam Suáde Míbi Vana°

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Me quitaste el aliento
Ahora quiero respirar
Porque no puedo ver, 
Lo que tu puedes tan fácilmente

Pensé que mis demonios estaban casi derrotados
Pero tú te pusiste de su lado y los liberaste
Ellos saben mis secretos y no me dejarán ir
No me dejarán ir

Pensé que mis demonios estaban casi derrotados
Pero tú te pusiste de su lado y los liberaste
Guardé tus secretos y pensé que tu harías lo mismo

-Jacob Lee, Demons

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Minseok caminaba en silencio con la cabeza baja mientras sentía la mirada del padre HyunBin sobre su espalda. La culpa y el miedo le hacían querer llorar, pero sabía que eso sólo empeoraría la situación. Por eso callaba, no pronunciaba palabra, a pesar de que el silencio le estaba matando.

Entró a su habitación seguido por el sacerdote. No levantó la mirada ni siquiera cuando escuchó que el mayor cerraba la puerta con seguro.

—Minseok...— habló el hombre que lo había criado. Pero el menor no podía verlo a los ojos. No cuando lágrimas salvajes se deslizaban por sus regordetas mejillas. La culpa no se lo permitía, no soportaba el sentimiento de haberle fallado, de haber caído en las tentaciones del Diablo, haber caído en el pecado.

—Mírame, Minseok...— pidió el padre HyunBin, acariciando con suavidad el rostro del menor y obligándolo suavemente a levantar la mirada. Y al cruzar sus ojos con los del sacerdote, Minseok pudo descubrir compasión y ternura, todo lo contrario a lo que esperaba.

—L...lo siento— Murmuró Kim entre lágrimas— Lo siento t...tanto, padre.

Se rompió en llanto sin poder evitarlo, aunque no pasó mucho para que sintiera los brazos del sacerdote rodearle. Se refugió en su abrazo y lloró suplicando perdón, asumiendo el precio de sus pecados.

—Está bien, hijo mío. —Susurraba el mayor acariciando los castaños cabellos del de ojos felinos. —Sé que nada de esto es tu culpa.

—Y...yo— empezó a decir Minseok— Lo siento... Me dejé llevar por el pecado... Todo es mi culpa.

—No lo es, Minseok. — lo consolaba el mayor— Nada de esto es tu culpa, mi niño. Es culpa de eso.

—¿P...perdón?

—Minseok, lamento ser yo quien te diga esto, pero...— al menor no le gustaba el rumbo que estaba tomando la conversación, sin embargo se limitó a escuchar al sacerdote.— Tengo razones para creer que JongDae ha sido poseído por un demonio.

—¿Qué? No... Claro que no. Es imposible. —negaba el menor.

—Minseok, ¿De verdad crees que no es así?

—Yo... — y fue allí que el de mirada felina se le escaparon las palabras. Porque en el fondo de su alma y corazón, sabía que era verdad. Sabía que JongDae... JongDae era un demonio.

Un hermoso y sublime demonio.

Lágrimas volvieron a brotar de sus ojos y no había nada que pudiera hacer para calmar su llanto. Lloró siendo consolado por el sacerdote, pero ni siquiera en los brazos del hombre que veía como padre podía encontrar la felicidad que le había sido arrebatada.

Demons [Chenmin]Where stories live. Discover now