Capítulo 3

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Moonbyul pasó unos cuantos días en casa; entre el baño, la cama, agilizando sus piernas y su mano derecha, podía bajar las escaleras poco a poco para compartir con su padre las comidas del día. Era algo que ella quería hacer y su padre no se lo negó.

Se debatía con ella misma quería preguntarle al señor Moon el asunto de la escuela. Pero mientras desayunaba el día anterior, él mismo le propuso ir por mientras.

¿Por mientras qué? Quiso preguntarle ella. Iba a sonar grosera, pero en esos días ella se dio cuenta de lo poco sensible que son las personas en una situación así. De hecho ella estaba muy sensible, pero era ella, las demás personas estaban sanas no podían ser tan desgraciadas.

Más concretamente, ella pensó: "Como no son ellos los perjudicados".

No era el señor Moon. Eran todos. Los vecinos, sus vecinas, sus primos habían llamado solo una vez mostrando condolencia.

Estaba enojada con todos.

Eran demasiados cerrados para ver la situación como era en realidad.

Quería que alguien se preocupara por ella, porque tenía un futuro por delante era muy joven para sobrellevar todo aquello, debía continuar creciendo, y quería tener a alguien que le recordara lo increíble que podía llegar a ser; que le recordara lo maravillosa que era.

Pero por supuesto que no quería, ni se esperaba lo que en la escuela le había ocurrido hace unos minutos.

El señor Moon la llevó en la camioneta, más tarde de lo que ella estaba acostumbrada a llegar. Los pasillos ella decidió recorrerlos por sí sola con su bastón blanco. Al menos quería verse independiente delante de las chicas y chicos.

Pensó que tal vez la recibirían en el pasillo, con globos y otras cosas. Pero estaba muy silencioso cuando ella pasó por su casillero, y más cuando escuchó abrirse la puerta de su salón.

El profesor la recibió con una voz emocionada.

¿Por qué se había emocionado?

Byul estaba controlando las ganas de preguntarle la razón de su felicidad. Y desde ahí se obligó a callar a cualquiera que le hablara de esa forma tan grosera para ella. Como si estuviera discapacitada de por vida.

¿Qué no se daban cuenta que ella estaba muy afectada?

La hizo pasar a su salón que estuvo completamente en silencio.

Iba a saludarlos. Iba a gritarle a sus amigos como siempre lo hacía al llegar.

Pero el silencio le hizo sangrar los oídos.

Ya se le iba a ser normal bajar la cabeza con tristeza y vergüenza como cuando un vecino llegaba a su casa a fisgonear.

Ese silencio realmente la descolocó. No podía enseñarles la cara a cada uno de ellos, que la habían visto crecer a través de los años. Tampoco quería enseñar sus cejas fruncidas por el dolor y sus mejillas enrojecidas reteniendo las ganas de llorar.

Sobre todo no quería enseñarles que llevaba sus ojos levemente cerrados y rojizos. Luego de que se recuperó de la cirujía principal ya podía ver un poco de luz pero era algo borrosa. Aún así sus ojos golpeados se enrojecían de vez en cuando.

El profesor le había indicado a sus compañeros reservarle un puesto en las mesas del frente. Encima de todo, la iban a obligar a separarse de su grupo de amigos.

Negó con la cabeza por la decepción. Su vida literalmente estaba siendo cambiada.

El señor Moon se le había acercado y la ayudó a sentarse.

"Moonbyul, estarás compartiendo escritorio con la compañera Wheein" — le dijo el profesor en voz alta, a pesar de que ella estaba cerca de él.

"No estoy sorda" quiso decirle.

Se detuvo unos segundos antes de sentarse. Necesitaba tomar aire fresco.

Toda las clases estuvo con la cabeza baja. En su mochila tenía todos sus materiales de estudio, pero no iba a sacarlos, con eso se hubiera ganado más miradas de las necesarias.

Ella sentía los ojos de los demas por todo su cuerpo. En una situación diferente, la acción le hubiera llenado el pecho de orgullo porque para eso estaba ella. Era una chica muy deseable y era normal las miradas coquetas y aveces obsesivas que le daban.

Pero no esto.

Cuando sonó el timbre del receso, no se levantó, ni movió ningún músculo. Pero se dió cuenta de que su compañera de mesa se había levantado con prisa, seguramente huyendo de ella, lo que la hizo enojar aún más.

Pero se enojó con mucha más razón, cuando no escuchó ningún saludo ahora que estaban sin profesor.

Nadie se le había acercado, ni siquiera Jin, al que ella consideraba su hermano. Había esperado suficiente tiempo, y las ganas de levantarse e irse era abrumadoras, pero si lo hacía, volverían a notar su presencia y las miradas objetivas recaerían a ella.

Por primera en la historia, Byul tenía miedo de llamar la atención.

Iba a ser más difícil de lo que nunca pensó. Había sido ingenua al pensar que un caso así pasaría desapercibido para la escuela. No lo tenía muy bien analizado. El resultado iba a ser obvio cuando ella era una estrella escolar y una futura campeona de su país.

Escucho unos pasos acercársele y mejoró su postura para no parecer derrotada.

— Que hay — saludó Jackson, uno de sus amigos.

Estaba exagerando. Claro que la iban a saludar. ¡Eran sus hermanos!

Por unos momentos había pensado que todo estaba perdido, que sus amigos la iban a olvidar tan fácilmente y que su nombre estaría en la lista de no populares.

Ella giró medio torso hacia la izquierda, que era el lado de donde escuchó provenir su voz.

— Del otro lado, idiota. — dijo entre risas el chico. Claramente era broma de Jackson porque había escuchado perfectamente.

Se escucharon otras risas alrededor, pero la más cercana a ella fue la que la hizo reaccionar.

Ella volteó su cabeza hacia el lado que él le comandó, pero enseguida las risas estallaron en el salón. El chico parecía estar divirtiéndose con ella.

Lo pensó unos milisegundos solamente, y no estaba mal. Sí había escuchado su voz venir del otro lado nuevamente.

El primer pensamiento que obtuvo fue que eran bromas comunes entre ellos, el sarcasmo y tal, pero las risas habían aumentado y eso la decepcionó.

— De verdad, no me creo todo lo que te está pasando.

Byul imaginó que él se secaba unas lagrimitas de sus ojos de tanto haber reído, así se escuchaba su voz. Volvió a bajar la cabeza, y empezó a mover sus dedos sobre la superficie del escritorio.

— Sinceramente creo que no hay esperanzas. Te han traído a la escuela para que pasaras tu lecho de muerte haciendo lo que siempre amaste: "estudiar". — con el sarcasmo en su voz, Jackson hizo reír solamente a tres compañeros del salón. Al menos los otros se habían callado o... se habían dado cuenta que Jackson no estaba siendo el amigo coleguita de Moonbyul.

La mayoría empezaba a guardar silencio o a irse. No les había parecido tan divertido, cuando la broma pasó a molestia.

— Ya déjala en paz. — dijo Jin, con rabia en su voz y parecía estar hablando desde su escritorio al final del salón.

Después, un silencio volvió a controlar los pensamientos de Byul.

Seguramente se había ido Jackson a la cafetería, o a jugar en las canchas recreativas, a ligar con alguna chica o a pasarla bien entre amigos.

Cualquiera de las opciones. Byul sentada en su silla, sola, se dio cuenta que estaría sin nada de eso por mucho tiempo. Sin salir, sin hablar con alguien.

Jin le había defendido hace un rato pero, no avanzó a más; no se acercó a preguntarle cómo estaba.

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⏰ Last updated: Dec 08, 2023 ⏰

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