15. El descubrimiento

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Sentía mi espalda mojada y las gotas de sudor que bajaban por mi frente

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Sentía mi espalda mojada y las gotas de sudor que bajaban por mi frente. No podía dejar de pensar en el apetecible baño que me esperaba una vez hubiera terminado todas mis tareas ya que sentía cierta repulsión hacia mí en aquellos momentos.

Me dolía la espalda y las manos y sobre todo, estaba terriblemente cansada.

Lo único que quería hacer era descansar y aún así, mi mente estaba llena de pensamientos agotadores.

No podía dejar de repetir en mi cabeza lo ocurrido anteriormente. Ni siquiera sabía exactamente lo que quería decirle a Claudette.

O quizás sí y no quería admitirlo.

Lo único que sabía era que el amor era demasiado complicado. En qué momento exactamente me había parecido que Claudette tenía unos ojos muy vivos?

Unos labios rosados,un cabello sedoso, una piel suave y una voz demasiado dulce... incluso cuando se enfadaba.

Soñaba despierta con ella y cuando tomaba conciencia de que sus labios era lo único que se dibujaba en mi mente, sacudía mi cabeza con desesperación sabiendo que aquello no podía continuar.

Lo que más me frustraba era no saber en qué momento todo había empezado a ocurrir.

Puede que fuera cuando la vi mojada, con su rostro pálido y su mirada perdida. O quizás cuando me preguntó si le gustaba y mi corazón latió a un ritmo demasiado rápido.

O justo aquella mañana, cuando pidió que me quedara con ella.

Aún así, sabía que cuando por primera vez la vi no me llamó la atención.

Para mi, tan solo era una joven más que gozaba de los privilegios de ser rica.

Pero conforme la estuve conociendo, empezó a gustarme la forma en la que carraspeaba la garganta, como fruncía el ceño de una forma adorable, como apretaba sus puños y como deseaba con todo su ser tirarme al barro.

Mientras lo recordaba, me di cuenta de que estaba sonriendo.

Volví a sacudir la cabeza y decidí concentrarme en las tareas que yo misma me había asignado.

No eran muchas y ya casi estaban completas, pero el cansancio había llegado más fuerte que nunca.

Me di media vuelta y vi a Claudette bastante enfadada a decir verdad, dando largas zancadas hacia la granja.

Enseguida salí hacia el exterior, notando como mi preocupación crecía por momentos.

-¿Claudette? ¿Qué ha ocurrido?

Al principio, ni siquiera notó que estaba allí.

Después de unos segundos, sus ojos azules me miraron con una frialdad que noté por todo mi cuerpo.

Miel de una mujer ✓Where stories live. Discover now