Capítulo 40. Del cómo sostener una relación a distancia

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CAPÍTULO CUARENTA
PARTE UNO

Camino por el pasillo de los dormitorios cargando cajas de mudanza que definitivamente superan mi capacidad. Los estudiantes que pasan por el lugar me miran con superioridad, como si fuese una cucaracha a la cual aplastar. Mis mejillas se colorean rápidamente y la angustia se apodera de mi pecho, causándome unas horribles ganas de salir corriendo.

O vomitar.

—Mi novia es bonita, ¿no? —la voz de Shawn llama mi atención, pero me llevo una sorpresa al ver que no se está dirigiendo a mí, sino más bien a uno de los chicos que están a los bordes del pasillo, mirándonos con prepotencia—. Y lo mejor de todo es que ser preciosa es solo una de sus cualidades. También es inteligente, astuta y perfectamente capaz de romperte el trasero con una patada, así que deja de mirarla de esa forma, si no quieres que yo me le adelante.

Puedo ver como la nuez de adán de uno de los chicos sube y baja, al tragar con notoriedad. Shawn, por otro lado, le sonríe encantadoramente y palmea su cabeza antes de volver a mi lado, para ayudarme con las cajas de mudanza. Mi mirada debe indicarle que hizo algo mal, pues su sonrisa victoriosa no tarda en decaer al verme.

—¿Qué? —cuestiona.

—Acabas de amenazar a mis nuevos compañeros.

—Si, bueno, tus nuevos compañeros son unos idiotas.

Acto seguido, me quita una de las cajas y se adelanta, en dirección a mi nuevo dormitorio. Un suspiro se escapa de mis labios antes de seguirlo. Es entonces, cuando me percato de un detalle, y es que no soy la única que ha acaparado las miradas esta mañana. Si bien la mitad de los estudiantes están observando a la estúpida que decidió cambiar de escuela el último año, la otra mitad está mirando a su atlético y guapo novio, cuya sonrisa podría derretir a medio establecimiento si así lo quisiese.

¿Quién podría culparlos?

—Ignóralos —la voz de Alekai me sobresalta cuando este llega a mi lado—. Solo están asustados.

—¿De qué o quién? —cuestiono, sin detener mi paso.

—De ti —responde, sin tapujos. De inmediato, me volteo hacia él con los ojos bien abiertos, sonsacándole una risa—. ¿Ves cómo los chismes vuelan en las preparatorias comunes y corrientes? Bien, lo mismo pasa aquí con los historiales académicos, y el tuyo es envidiable.

—¿Eso es bueno? —inquiero.

Alekai sonríe.

—Para ti, si —responde—. Para los chicos de una escuela donde la competencia lo es todo, probablemente no.

Una presión se instala en mi pecho, pero lejos de ser una sensación desagradable, es más bien estimulante. Ambos caminamos hasta mi nuevo dormitorio —que es incluso más grande que el antiguo— y dejamos las cajas en la entrada una vez llegamos. En el interior ya están la mayoría de mis pertenencias, al igual que mis amigos, quienes insistieron en ayudarme con la mudanza.

—¿Cuánto dijiste que costaba la mensualidad de este lugar? —inquiere Raegan, revolcándose en mi cama como un pez fuera del agua.

—Dos mil grandes —responde Alekai.

Mi amiga se incorpora rápidamente, con una expresión horrorizada en su rostro.

—Estás loca —afirma.

—Y becada —aclaro.

Mi familia es acomodada, pero ni ellos pagarían dos mil dólares por una escuela.

Luego de bajar mi equipaje y las cajas de la mudanza, Alekai se ofrece a darnos un tour por el lugar. No tardo en descubrir que el campus es aún mejor de lo que se puede apreciar en fotos, y es aún más grande. He conocido universidades más pequeñas que este lugar, y mucho menos lujosas, cabe destacar.

Dos pasos atrás, ShawnWhere stories live. Discover now