2. Miss Irlanda y el no Karma.

4.1K 229 6
                                    

Aiden

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Aiden

12 horas antes

Vivo en Madrid y lo odio; mi madre es irlandesa, mi padre español y vivíamos en Irlanda, pero cuando cumplí los 4 años y mi hermana pequeña tenía edad suficiente como para viajar, mi familia y yo nos mudamos a España. ¿Si no me gusta, por qué no me mudo? Pues, sinceramente, no tengo ni puñetera idea. De pequeño no tenía elección, pero ahora creo que es por qué tengo un trabajo que me gusta, vivo en una zona un poco tranquila, he descubierto una biblioteca algo peculiar que me gusta frecuentar y porque mi amigo Sergio es un coñazo y no quiere que me vaya.

—¡Buenos días, princesa! ¿Has amanecido bien, amor? —se mofa Sergio sentado en el lateral de la cama mirándome mientras hace que me tira besos.

Es el único hombre que conozco que le importa una mierda lo que piensen de su sexualidad, le gustan las mujeres, pero le gusta más bromear de esta manera.

—¿Y tú de dónde coño has salido?—replico.

—Uy, alguien no está de buen humor; me diste una llave ¿No te acuerdas, amorcito? ¿Quieres que te prepare el desayuno y te lo traiga a la cama? —sigue con su broma.

—Vete a la mierda —me quejo mientras él ríe a carcajadas.

Me levanto y nos dirigimos de mi habitación a la isla de la cocina para comer algo porque estoy hambriento y apuesto a que Sergio no ha comido nada. Siempre que aparece tan temprano, un viernes o cualquier día de la semana, hay tres motivos: uno, se ha quedado sin comida, dos, quiere algo o tres, las dos cosas. No sé que es, pero algo me dice que viene por la segunda opción.

—Miss Irlanda, esta noche podemos ir a la discoteca que vamos siempre. ¿Es de su agrado la propuesta? —pregunta mi amigo confirmando mis sospechas.

—Estoy cansado, mañana tengo que madrugar y no tengo ganas de levantarme con resaca—respondo yo mintiendo como un verraco.

—Espera espera... —me interrumpe dirigiéndose a la puerta—. Creo que no he formulado bien la frase: esta noche hay discoteca si o si, te espero allí a las 23:00 h.— Y así, sin más, se larga.

—¡Joder!

Me quedo ensimismado mirando la pared de la cocina hasta que me da por mirar la pantalla de móvil que vibra sobre la encimera. Observo la hora que marca y... ¡¡Me cago en la ostia, llego tarde a trabajar!! Como de costumbre, empiezo a correr por la casa mientras me visto, como algo, me aseo, lo cojo todo y me largo. Allí paso toda la mañana y parte de la tarde.

***


Son las 23:00 h y estoy en la entrada de la discoteca esperando a Sergio. Este tío no llega puntual ni aunque salga tres horas antes de casa. Estoy intentando llamarlo pero no me coge el teléfono, cuando a lo lejos, lo veo venir con dos chicas de piernas kilométricas, una rubia y otra morena, agarradas a un brazo cada una.

—¡Hombree! ¡Si Miss Irlanda ha seguido mis órdenes! Así me gusta, que seas una niña buena y obediente —se ríe de mí el gilipollas que tengo como mejor amigo.

Pongo los ojos en blanco, hace las oportunas presentaciones y entramos. El portero nos saluda y una vez dentro, la música suena demasiado alta como para escuchar hablar a nadie, hay un montón de luces que ciegan y la gente salta como si no hubiera un mañana.

—Voy a por algo decente para emborracharnos, ahora venimos —dice haciendo referencia a él y a la chica rubia, mientras la otra empieza a restregarse y a bailar delante de mí. 

Al rato, Sergio y la chica vuelven con una bandeja llena de chupitos y unas copas con un líquido rosa dentro. Cojo uno de los chupitos, brindo con mi amigo y me lo bebo del tirón dejando que el líquido me queme la garganta. Luego cojo una de las copas y me dejo guiar por la morena que tenía agarrada al brazo hasta el centro de la pista. Antes de llegar, trastabillo con el pie de alguien y le doy un fuerte empujón a la chica de delante a la vez que le vierto parte del contenido de mi copa sobre su vestido. Cuando levanto la vista para mirarle a los ojos..., llamarme cursi o lo qué queráis, pero os prometo que no me salen las palabras. Es más, si fuese un dibujo animado, mi mandíbula estaría ahora mismo tocando el suelo y mis babas habrían creando un charco.

Me he quedado en blanco. ¡¿QUÉ HAGO?!

Ratoncita de BibliotecaWhere stories live. Discover now