𝖶 𝖧 𝖨 𝖳 𝖤

33 6 23
                                    

Omnisciente.

Misma parada, misma hora, mismo pelirrojo sentado en la espera de la llegada del autobús que lo llevaría a su hogar.

Misma parada, misma hora, mismo albino observando al mismo pelirrojo desde la misma tienda de siempre.

Evan suspiró, mirando al chico de chaqueta que se encontraba en la parada, lejos de él. Ha decir verdad, aquel pelirrojo se le hacía bastante lindo, siempre llevaba ropa bonita y su cabello peinado. No conseguía entender por qué justamente se había fijado en él, pero era tan hermoso que no podía dejar de observarlo mientras trabajaba.

Para cuando se dio cuenta, el blanco ya se había subido al autobús y se había ido, dejando a Evan con clientes que atender y miles de pensamientos que no lo dejaban hacer su trabajo bien.

Con pereza, fue hacia el mostrador y se puso detrás de este, empezando a atender a las personas que habían entrado junto a su madre.

Comenzó a pensar mientras hacía su trabajo, haciendo todo de manera algo inconsciente.

¿qué podía hacer para acercarse al muchacho? Porque sí, quería acercarse y hablarle, pero lastimosamente su color se lo impedía.

A veces fantaseaba con que era un blanco más, con que se le acercaba y le hablaba, que tenían una relación amistosa.

Pero claro, sólo eran fantasías. Ni aunque pudiera se le acercaría tanto, el riesgo de mancharlo podía ser alto y ni en sus sueños se sentiría bien manchando a alguien.

¿pero cómo podía cumplir su capricho? No había forma alguna de poder estar cerca de él, o al menos, él no encontraba alguna forma.

─señor..

Sabía bien que si iba así nomás, era muy probable que el pelirrojo se fuera rápidamente o estuviera incómodo.

─eh, señor.

Tampoco era como si pudiera cubrirse todo el cuerpo hasta la cara para que no se diera cuenta, estaban en época de calor, moriría si se cubriera todo.

─ah, ¿señor?

Entonces ¡¿cómo carajo podía hacerlo?!

─¡Evan! ─llamó su atención su madre, sacándolo de su trance y haciendo que se diera cuenta de la chica frente a él, que previamente intentaba llamar su atención.

Un sonido de duda escapó de sus labios, la castaña frente a él decidió hablar ante eso.

─se equivocó con el vuelto ─avisó, Evan frunció el ceño sin entender.

─ah, ¿tengo que darte más? Lo siento, pensé que- ─se calló y se acercó a la caja registradora, dispuesto a sacar lo que le faltaba.

─¡no, no! Me dio de más ─dejó el vuelto en el mostrador, el albino seguía confundido, parecía aturdido.

La albina mayor notó aquello y rápidamente se acercó para hacer el trabajo de su hijo, alejando a este y dándole bien el vuelto a su clienta.

─¿Evan, te sientes bien? ─preguntó al terminar el trabajo, el menor asintió llevando una mano a su frente.

─sí, yo sólo.. estaba pensando en otra cosa y me distraje, perdón ─se disculpó algo avergonzado.

─está bien, ¿seguro que no necesitas descansar un momento?

─no, no, no te preocupes, yo puedo seguir.

[...]

Ahora el adulto joven se encontraba sentado un momento, ya habían cerrado y él había vuelto a pensar. De pronto, sus ojos se abrieron grandemente al tener un idea para su problema.

¿por qué no ser un blanco?

Top 10 preguntas que terminaron en finales terribles

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Top 10 preguntas que terminaron en finales terribles

Número 1: ¿por qué no ser un blanco?

𝗚 𝗋 𝗮 𝗒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora