𝟎𝟎𝟕 ━━ 𝐷𝑎𝑛𝑡𝑒'𝑠 𝒉𝑒𝑙𝑙.

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Pasé un dedo por el viejo cuero gastado del libro, sentándome en la cama

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Pasé un dedo por el viejo cuero gastado del libro, sentándome en la cama. El dosel colgaba encima de mí, suspendido del marco de la cama de madera oscura. La alfombra era lujosa, una delicia cuando me quitaba los zapatos todas las noches.

Había abierto las cortinas, dejando que la luz del sol entrara en la habitación. Sabía que la ventana daba al frente de la casa, mirando hacia el cementerio. Pasaba horas mirando esa vista por la noche, buscando lo que podría estar arrastrándose en las sombras. O mejor dicho, quién. Odiaba la idea de que me observaran tanto desde fuera como desde dentro.

Abrí el libro, el familiar olor a papel y polvo flotó hacia mi nariz. El papel se sentía frágil bajo mi toque. Pasé la página, mirando un viejo dibujo del diablo, surgiendo del infierno, rodeado de fuego y humo. Arrugé la nariz y pasé a la página siguiente. Las letras garabateadas cubrían el papel en un idioma que no se podía leer. Pensé que podría ser latino, pero no tenía un marco de referencia para estar segura.

Me acerqué, sorprendida por el color de la tinta. Era casi como sangre seca, de un rojo quemado. Me acerqué aún más, el libro olía a azufre y algo acre. Pasé un dedo por las letras, sintiéndome casi sucia cuando lo hacía.

Un golpe sonó en la habitación. Me asusté, dejando caer el libro al suelo con un ruido sordo. Me deslicé del colchón, agachándome para recoger el libro y dejarlo sobre el edredón. Volvieron a llamar.

Abrí la puerta, esperando encontrar a Hilda o Ambrose en el rellano. Se sabía que ambos pasaban por allí de camino a otras partes de la casa. Mi corazón se detuvo cuando vi quién estaba parada en la puerta.

Sin decir una palabra, Zelda entró en la habitación. Pasó rozando mi hombro, haciéndome muy consciente de cada lugar que había tocado. Cerré la puerta con un clic silencioso y me volví para mirar hacia la habitación en la que ella estaba ahora.

La encontré examinando el libro que se encontraba en la cama. En sus manos parecía correcto, el tipo de persona que sostendría un libro así. En mis manos daba la impresión de estar fuera de lugar. Lo abrió en una página al azar, levantó una ceja.

- ¿Por qué tienes esto?- ella preguntó.

- Pensé que era el Infierno de Dante- respondí con un encogimiento de hombros-, obviamente estaba equivocada.

- ¿Estabas buscando el Infierno de Dante?- preguntó, más irónica de lo que apreciaba.

- No particularmente- respondí.

Se apartó y se acercó a mirar por la ventana. Miré su espalda, incapaz de entender por qué estaba allí. Era mi día libre. Me permitieron esconderme en la habitación sin que Zelda entrara y me pusiera nerviosa. Estaba cansada de que la matriarca de la familia Spellman me causara conflictos.

𝐀𝐬𝐮𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐅𝐚𝐦𝐢𝐥𝐢𝐚𝐫𝐞𝐬 (En Edición) Where stories live. Discover now