17|Acción-reacción

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Reese

Hoy ha sido un día muy raro.

Después de aclarar mis ideas y sentimientos por Jake y casi vomitarlos en un árbol de la calle, he llegado al instituto. He visto a Brittany y se ha acercado a hablar conmigo, después de lanzarse miraditas con Ryder, el cual se ha puesto tan nervioso que se ha ido corriendo.

El muy imbécil. Siempre haciendo el ridículo. Ha sido el karma por haber estado riéndose de mí y mi reacción a que me gustase Jake todo el camino.

Rory se ha despedido, tenía que exponer un trabajo con una compañera y habían quedado un poco antes para estudiarlo. Así que en cuanto me quedé con mi amiga, tuve que sacar el tema del chico castaño porque... bueno, era mi amiga.

Si hubiera sabido que se habría puesto a gritar como una auténtica lunática cuando se ha enterado, me lo habría guardado para mí.

No me ha dejado ir a matemáticas hasta que le explicara con pelos y señales cómo ha ocurrido, cómo me he dado cuenta y por qué no se lo he dicho antes. A todas le he contestado que no lo sabía.

Pero no me ha creído, así que me ha tenido encerrada en un cubículo del baño de chicas de la primera planta hasta que ha sonado la campana. He tenido que correr al tercer piso, y he llegado tarde, así que me toca realizar una exponencial extra para mañana.

Ni siquiera sé lo que es una exponencial.

Pero bueno, después ha llegado la hora de comer.

Y ha sido de los peores momentos de mi vida.

He entrado de las primeras a la cafetería, y me han servido una ensalada con pinta de araña muerta. Me he sentado en una mesa vacía a esperar a Britt, y entonces, me he dado cuenta de que más personas comían en este instituto.

Y Jake es una de ellas.

Así que me he escondido detrás de una columna, porque no sabía cuándo iba a llegar, ni cómo debía actuar.

Porque... ¿cómo se le dice a uno de tus mejores amigos que te gusta? ¿Cómo se le dice a una persona siquiera que te gusta?

Conociéndome, le habría asustado, habría parecido una auténtica imbécil, y me habría muerto de la vergüenza.

Soy un asco para las declaraciones.

El año pasado estudiamos una teoría de Newton en física, toda acción tiene su reacción. Esto era algo parecido. Mis palabras eran la acción, y sus gestos la reacción; pero al contrario que en la física, la reacción podía destrozarte mentalmente.

Todo era más fácil en aquel puente.

Él lloraba, y yo solo le escuchaba. Y yo hablaba otra vez. Porque no podía callarme. Y porque ver a la gente llorar saca lo más profundo de mi alma, porque me sentía totalmente identificada con él.

Pero ahora era distinto.

Ahora éramos prácticamente la misma persona. Éramos amigos, y podría matarle de un susto si supiera la verdad.

Vale, estoy exagerando, pero yo me entiendo. Lo sé todo de él, y mi confesión podría destrozar la confianza que hemos ganado el uno con el otro. Así que lo mejor es quedarme callada, pero aun así no sé cómo mirarlo a los ojos.

Era todo demasiado complicado, lo mejor que podía hacer era esconderme tras aquella columna.

No sirvió de mucho.

Hay cuatro puertas de acceso al comedor, y desde tres de ellas se me veía sentada.

Cuando Brittany llegó, me dio un golpe por detrás a modo de saludo y casi me dio un infarto. Estuvo dándome consejos un buen rato, hasta que alguien me tocó el hombro. El mundo pareció pararse.

Bailar bajo el marDonde viven las historias. Descúbrelo ahora