Chapter: 36🍷ⴰ༢

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Los cuadros rotos y los papeles rasgados en el piso le daban un aspecto terrorífico a la habitación. Una blanca, casi gris por los malos cuidados de ésta.

Yacían en el piso lo que parecían ser tres copas hecho añicos y dos más enteras. En su regazo una botella de vino con aquel rojo rubí que brillaba contra los reflejos del haz solar que, con esfuerzo, entraba por la ventana.

Ahí el aire era más frío por la humedad que empezaba a nacer por las esquinas y el techo de aquella habitación con rastros de moho.

Si aquella descripción del lugar era ya escalofriante, más perturbador era escuchar aquel sonido que liberaba el hombre con su garganta, como si estuviese muriendo, pero estaba más vivo que un recién nacido.

- Maldito...

Susurró el hombre. De su cuello caía una corbata en mal estado y su cuello entumecido por la incómoda posición en la que se encontraba contra el respaldo del sillón. Aunque a Sunjun, parecía no importarle todo aquello.

- ¿Dónde estás, YongBok? -Una ráfaga de aire sopló el vidrio de la ventana, un vidrio que se mantenía con esfuerzo aún encertado entre la madera del marcó.

La línea amarilla de la luz se fue corriendo por la pronta llegada de la noche.

El hombre estaba solo desde saber cuántos días en ese lugar. Había un espantoso y desagradable olor; entre alcohol cualquiera y vino fino, junto a un moribundo olor a vómito.

Su única compañía parecía ser el olor a mierda, el alcohol y la ira que sentía su sangre. Su razón para ir al bar se había ido y sin razón, según Sunjun.

Aquella razón tenía nombre y apellido, aquel jodido chico de cabellos plateados hasta por la nuca. Y su ira fue comiendo hasta sus huesos cuando un día, con la copia de llave que había impreso sin que Felix se diese cuenta, entró a buscarlo a la casa del joven, así, dándose cuanta que dicha casa había sido abandona hacía tiempo. Aunque eso en sí, no era del todo real.

Se levantó del sillón, con el cuello aún entumecido y con un dolor incómodo en la columna. Tomó entre sus manos una fotografía viaja de hace unos diez años y observó con detenimiento. Junho junto a un niño tomados de la mano, lucia con una expresión tímida y se ocultaba entre la chaqueta de su padre, y a un costado, Sunjun con la cara seria en la foto.

Aquel niño, en ese entonces con cabellos rubios y sus mejillas regordetas que ahora en la actualidad, lo había dejado y no se había hecho responsable del bar que su hermano había dejado para él.

Esto claramente era una mentira. Todos sabíamos que, aunque Sunjun quería aparentar otra cosa y se dirigía a los bailarines y otros empleados del bar con buenos gestos, la mayoría sabía que en verdad no le importaba nada de lo hicieran, exceptuando a Felix. Él sí se merecía preocupación, pero el muy maldito lo dejó y se había ido sin decir nada.

Felix no puede irse así, no.

Terminó rompiendo la fotografía. Odió a su hermano desde el mismo momento que vio a la mujer de cabellos negros hasta la cintura acercándose a él y diciendo públicamente en una fiesta que Junho era muy amable y que nadie podría compararse con él, desde aquel momento cuando los vio sujetados de las manos, con la mujer que él quiso, pero ¿obligar a la fémina a que lo escogiera a él, era bueno? claro que no. Sunjun siempre quería todo para él, y había tenido este tipo de tendencia egoísta, narcisista desde mucho antes de que declararan a su hermano con infertilidad.

Junho había sido un hombre que no podía tener hijos propios con cualquier mujer. Por lo que al darse cuenta de que el intento sería inútil; decidió ser padre de niños que no tenían un hogar y que en verdad necesitaban de un padre, aún estos no tuvieran su sangre. Él solo quería criar a un niño como si fuera su propio hijo sin importar de quién fuera en verdad.

Exotic Dancer © #HyunLix ʿⁿᵛʾ [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora