01;♡

6.1K 539 241
                                    

Jisung no era tonto, él lo sabía.

Minho lo engañaba.

No había otra explicación para las marcas en el cuello del mayor, para las horas que pasaba fuera de casa, pasa las excusas que le decía cada vez que llegaba tarde y por la lejanía que mantenían, a pesar de vivir juntos.

Suspiró con tristeza y apoyó la palma de su mano en el vidrio, sintiendo lo frío que estaba por culpa de las bajas temperaturas y la lluvia que había afuera. Sentía que el cielo lo entendía y lloraba junto a él, haciéndole compañía.

Si bien Felix se había ofrecido a acompañarlo, él se había negado. No era capaz de mirarle a los ojos sin comenzar a llorar y sentirse culpable por todo lo que le escondía.

Mentir era algo que odiaba, le desagradaba, pero no tenía otra opción. Prefería mentirse a sí mismo y decirse que todo estaba bien, que Minho no le mentira y mucho menos lo engañaba. Prefería pensar que Minho cada vez estaba más ocupado entre su trabajo y la universidad, no porque prefiriera pasar tiempo con Chan a escondidas de él.

Le dió un sorbo a su té, a pesar de ser dulce lo sintió verdaderamente amargo. Tragó y acercó su mano a su rostro, sacando una pequeña lágrima que caía de su ojo. Odiaba llorar, sobre todo porque sentía que en vez de aliviarlo, lo angustiaba mucho más. Secó otra lágrima que caía y volvió a llevar la taza a sus labios, bebiendo otra vez, intentando ahogar su tristeza en aquel líquido.

La puerta del apartamento sonó, avisando que Minho ya había llegado. Seguía mirando por la ventana, sintiendo las pisadas en dirección de fondo. Antes de girar su rostro, unos fuertes brazos lo rodearon por la cintura y un beso fue depositado en su mejilla.

Pudo sentirlo perfectamente, el perfume de Chan estaba impregnado en el cuello de Minho. Lo reconoció ya que cuando se acercaba a Chan sentía la misma fragancia, incluso cuando se acercaba a Felix.

Entonces su teoría era cierta, Minho pasaba toda la tarde junto a Chan y ni siquiera fue capaz de avisarle de que llegaría tarde. Se mordió la lengua, impidiéndose reclamarle algo al mayor porque no sentía el suficiente ánimo de empezar otra discusión el mismo día.

— Me iré a bañar, estoy muy sudado a pesar del frío que hace.— Minho se alejó de su lado, dejándolo solo nuevamente.

Jisung sabía el porqué Minho decía estar tan sudado, pero prefería no imaginarlo, para no dañarse más de lo que ya estaba. Le era suficiente con esa información y el perfume de Chan en el cuello de su novio.

Su teléfono sonó, y al ver el nombre de quién era el responsable de la llamada su corazón se quebró un poco más.

"Lixie"

Silenció la llamada y guardó el teléfono en su bolsillo nuevamente, no se encontraba de ánimo para hablar con nadie en estos momentos. Tomó la taza vacía y se dirigió a la cocina, dispuesto a lavarla y a guardarla en su lugar, pero se detuvo frente a la nevera, admirando la foto que había pegada en ella. Él, junto a Minho, Chan y Felix lucían con unas sonrisas inmensas y brillantes, con el mar de fondo. Recordaba ese día a la perfección, Minho junto a Chan les habían preparado esa sorpresa a Felix y a él, solo para celebrar los diez años de amistad que llevaban juntos.

Entonces las lágrimas volvieron a caer y tuvo que dejar la taza en una encimera y afirmarse en ella para no caer al piso, sintiendo como de pronto su alma ardía de la tristeza y la impotencia, una mezcla de sentimientos y sensaciones que no le agradaban en lo absoluto, pero que no podía evitar.

Se preguntaba cómo era posible que Minho y Chan lograran actuar con tanta normalidad cuando estaban los cuatro reunidos, como lograban no levantar sospechas y hacer que sus acciones parecían amistosas, no con dobles intenciones de tocarse o estar más cerca uno del otro.

— ¿Estás bien?— la voz lo sobresaltó. Se giró y se encontró con el rostro preocupado de Minho, quien lo miraba desde la puerta de la cocina. Tenía el cabello mojado y vestía su pijama de oso, pero eso no fue lo que le llamó la atención a Jisung.

Minho tenía dos marcas moradas bastante claras en su cuello, y él no era el creador de estas, porque Minho siempre le decía que le desagradaban los chupones.

Entonces se dió cuenta de que Minho le había mentido con eso también, y el torbellino de sensaciones que sentía creció haciéndose notar con más fuerza, apretándole el pecho con tal fuerza que sentía que se ahogaba, a pesar de que seguía respirando con normalidad.

— Ajá.— respondió, girándose y fingiendo buscar algo por los estantes. El silencio volvió a reinar y el ambiente se sentía cargado e incómodo, desesperándolo un poco más. Pensó que Minho se había ido, pero lo vio por el rabillo del ojo, apoyado contra el marco de la puerta y con la cabeza fija en el suelo.

— Lo olvidé, lo lamento.

— ¿Olvidar qué?— preguntó, deteniendo su falsa búsqueda, aunque no se giró. Apoyó ambas manos en la encimera y esperó paciente la respuesta.

— Avisar que llegaría más tarde, lo siento por eso.— Minho se rascó su cabeza, bastante apenado.

— Ah, eso.— respondió con desilusión.— No te preocupes, estabas demasiado ocupado, supongo.— no se preocupó de su tono de voz o sus palabras, sabía que Minho no entendería el doble significado de sus palabras, o quizá sí y preferiría callar.

— La verdad es que sí, hubo más movimiento en la tienda.— le dolió entender esas palabras, pero no lo demostró. Se giró lo más serio que pudo y atravesó la cocina, pasando por el lado del mayor al salir de esta.

— Estoy cansado, así que me iré a dormir.— avisó a mitad del pasillo y entró en la habitación, cerrando la puerta. Corrió al armario y lo abrió, sacando de adentro aquella caja que tan bien envuelta estaba.

Obviamente Minho había olvidado que ese día era su aniversario, Jisung mantenía la esperanza de que lo recordara en algún momento, incluso se hubiera sentido Feliz con
un corto mensaje o una flor pequeño, pero eso no lo obtendría.

Guardó la caja en algún rincón donde no fuera visible y caminó hasta la cama, metiéndose rápidamente bajo las sábados y ahogando sus lágrimas en la almohada. Se preguntaba por qué se permitía aguantar tanto dolor, y la respuesta le era más que clara. Amaba a Minho demasiado y en el fondo esperaba que Minho cambiara, aunque posiblemente eso no pasaría.

No fue hasta horas después, cuando él ya dormía profundamente, que Minho entró a la habitación dispuesto a dormir también. Se sentó en el borde de la cama y dejó su teléfono en la mesita de noche, mirando de paso el calendario que tenía y su cara cambió.

"¡Aniversario! Llevar a Jisung a su restaurante favorito"

Se leía claramente bajo el número del día en el que estaban. Desvío su vista hacia el menor y su corazón se encogió en tristeza. Sabía que Jisung había estado esperando por eso, sobre todo porque había sido el menor el de la idea y lo había escrito en su calendario. Recordó la sonrisa que tenía Jisung mientras escribía su idea y se sintió el ser más miserable que alguna vez había pisado la tierra.

 Recordó la sonrisa que tenía Jisung mientras escribía su idea y se sintió el ser más miserable que alguna vez había pisado la tierra

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
engañoWhere stories live. Discover now