Girl Groups K-pop y tú - Oneshot's

Sana y tú (pt. 2)

— M-Mina... —rapidamente se acercó a abrazarla. Siendo correspondida en el acto.

T/n dio una media sonrisa y se retiró de la habitación. Quería darles su espacio. Y siendo sincera, le dolía ver esa imagen.

— Jefa. —uno de los guardaespaldas se acercó— Atraparon a los Myoui. Necesitan su presencia en Japón. Asimismo, los Miyawaki solicitan una reunión.

T/n asintió y vió por última vez el número de la habitación.
Su labor ya estaba hecha.

— Vamos. —empezó a caminar.

Su guardaespaldas la seguía. En sí, era el jefe de su seguridad y debía estar todo el tiempo con ella.
Pero desde hace un año, T/n le había pedido proteger desde las sombras a Sana.

Él sabía perfectamente cuan enamorada estaba su jefa. No la había visto así desde el fallecimiento de su esposa.

— Jefa... Tengo una pregunta. —dijo una vez ya en el auto.

— Dime. —se mantenía mirando por la ventana.

— ¿Por qué va a renunciar así? Usted la ama y debería luchar por ella. Su hermana ya ha despertado, pero-

— Taeyong. —sorprendentemente le había llamado la atención.

— Lo siento, jefa. Pero usted me preocupa...

La pelinegra suspiró y asintió.

— Desde que Mina despertó del coma ha estado preguntando por Sana. No podía causarle más daño. Además, yo fui la causante de que la atacaran... —murmuró— Sana merece ser feliz con Mina. No quiero ser egoista.

— Pero ustedes se aman...

— Tal vez. Pero Mina siempre ha estado en su corazón. Ahora que descubrió que ella sobrevivió, es obvio que se quedará con ella... Solo... No quiero estar presente cuando ella la escoja... Dolerá...

Taeyong asintió. Sabía que debía permanecer callado en esos momentos. Conocía muy bien a su jefa y si le decía algo ella estaría peor.

— Por cierto. Quiero que apenas me dejes en el aeropuerto vayas por las chicas de Twice y las lleves con Mina. Merecen un reencuentro.

— ¿Dejarla? —frunció el ceño— Mi deber es protegerla y estar a su lado.

— Tranquilo, estaré bien. Lo que necesito es que sigas cuidando a Sana.

El peliazul asintió y siguió conduciendo. Sabía perfectamente que jamás debe rechazar una orden de su jefa.
Aún si aquello era lo que más la lastimaria.

[...]

Mientras tanto, Sana se encontraba sentada a un lado de Mina. Pero sus manos estaban entrelazadas.

— ¿Cómo es que esto pasó? Creí que tú-

— Es complejo. —murmuró Mina— T/n ya me explicó una parte de lo que pasó. Y que estás al tanto de lo que ocurre en mi familia.

Sana asintió.

— Ella estuvo apoyándome todo este tiempo.

La menor sonrió tiernamente y asintió.

— Resulta que ese día que tuvimos una pequeña pelea, me atropelló un auto que me dejó inconsciente. Según lo que han investigado, había otro auto similar al que usaron de carnada para echarle la culpa mientras que a mí me secuestraron. No recuerdo que es lo que me hicieron mis padres pero cuando desperté sentí un terrible dolor en la cabeza lo que me llevó a coma.