Parte: O6

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Cuando Jennie se fue una hora después de escuchar música, dijo algo que la sorprendió.

"¿Sabes? Deberías perdonar a Hoseok." murmuró. "Sé que no es de mi incumbencia, pero a veces es mejor perdonar antes de que sea tarde."

Chaeyoung no pudo decir más, Jennie se había ido en su motocicleta.

¿Y qué pasó los siguientes días? Realmente nada que deba contarse, Lisa apareció ese mismo día más tarde para preguntar qué cosas habían hecho, ser bastante chismosa era parte de ella.

Y así como Jennie se lo había aconsejado, Chaeyoung perdonó a Hoseok, los rumores habían parado luego de verlos juntos otra vez. Y mentiría sí no dijera que se preocupó de más porque no habían rastros de la chica de flequillo por ninguna parte. Se maldijo por no pedirle al menos su número.

"Debe estar bien." había dicho Lisa, y Chaeyoung la miró un par de segundos antes de rendirse sobre su mesa. Un largo suspiro salió de su boca.

"No lo sé, Lisa." la rubia cerró sus ojos. "No sé qué sucede conmigo, por qué me importa tanto sí a penas sé su nombre, o por qué no he podido dejar de pensar en ella."

"Eres demasiado bondadosa, Chae." sonrió acariciando su cabello. "Ella parece ser alguien fuerte, no te preocupes."

Pero toda fortaleza tiene su debilidad, y Chaeyoung recordó ese día donde la fuerte Jennie cayó. La sola idea de que estuviera en problemas era suficiente para hacerla estremecer, no conocía su modo de vida pero su tristeza era tan palpable que sentía que debía hacer algo por ella.

Los días seguían pasando, y con ellos la preocupación crecía.

Hasta que un día de lluvia, alguien toca el timbre de la casa.

"Yo abriré." dice Chaeyoung yendo a la puerta, al abrirla se encuentra cara a cara con la persona que estuvo rondando en sus pensamientos los últimos tiempos. "Jennie."

"Hola, Park." no sabe como ha dicho esas palabras sin temblar en el acto, pero lo hizo y eso fue suficiente para Jennie antes de caer desmayada en los brazos de Chaeyoung.

"¡Mamá llama a la ambulancia!"

Horas después, Jennie está en el hospital, se da cuenta al despertar. Las luces blancas igual que las paredes, esa camilla y la estúpida ropa del lugar la hacen encogerse en sí misma. Ella no quería estar ahí, sabía que no debía.

"Has despertado." escucha una voz, es clara en sus oídos, suave y gentil, como sí no quisieran romperla. "Llamaré a la enfermera." anuncia Chaeyoung.

"N-no." dice Jennie a penas, su garganta está seca y duele. "Quiero... quiero irme."

"Lo harás una vez que te revisen, te irás a casa."

"A casa no..." murmura cerrando sus ojos y negando, pero el hacer ese solo movimiento causa mareos. "No quiero ir a casa, Park."

"¿Dónde quieres ir?"

"No lo sé, ¿a dónde vas cuando no te quieren en ningún lado?"

El corazón de Chaeyoung se sintió triste, una tristeza tal cual su mirar demostraba siempre. Aunque estaba segura, nadie jamás había estado tan triste como Jennie.

Se acercó a la camilla, viendo su rostro golpeado, su cabeza con una venda y los brazos repletos de moretones, esa Jennie estaba más que rota. Estaba destruida.

"Yo sí te quiero, Jennie." se sentó junto a la cama y en ese entonces, lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de la mayor.

"No sabes una mierda de mí, Park." volteó el rostro al otro lado, se sentía avergonzada. "¿Cómo quieres a una persona que no conoces?"

"No lo sé." Chaeyoung se siente un poco estúpida. "Sólo lo hago y ya, ¿sabes? Es como sí en realidad te conociera, no sé de dónde o cuándo, pero así se siente."

Jennie no volvió a decir una palabra, incluso cuando la menor llamó a la enfermera. Incluso cuando le preguntaron como terminó así o como podían contactar a su familia. Nada. No quería hablar con nadie porque un extraño sentimiento se instaló en su pecho.

Chaeyoung se sentía igual que ella.

Y eso, eso era la gloria pura.

Y eso, eso era la gloria pura

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