Hay cosas que uno solo es capaz de hacer por un buen baño de adrenalina o por la compañía de mi mejor amigo. Una de dos, aunque no hay mucha diferencia.
Lo que se espera cuando te dejas llevar por el momento es un buen resultado; así suele funcionar. ¿Quién no se queda esperando por el momento adecuado para dejar sus inhibiciones atrás?
Claro, nosotros somos un caso aislado.
—¡Esto es discriminación! —Zek golpea el escritorio de la directora con la palma de su mano.
La Directora Coleman es una mujer no tan mayor; yo digo que está en sus cuarenta, pero se conserva muy bien. Casi nunca la vemos, pasa la mayoría del tiempo en su oficina y prefiere dejarle a los supervisores el trabajo de mantener todo bajo control. Atiende situaciones muy puntuales y desde luego, en su estrecha agenda no estaba prevista la visita de una pareja falsa con una larga lista de quejas.
Se acomoda los anteojos en el puente de la nariz y entrelaza los dedos sobre su escritorio, adoptando una postura elegante y firme.
—Chicos, no estamos en la posición de negociar —aclara con su tenue voz—. Existe un rígido sistema de reglas al que deben apegarse para la sana convivencia.
La adrenalina para este punto está haciendo sus maletas para abandonar mi cuerpo como una cobarde.
—¿Ser gay está contra las reglas? —Me atrevo a preguntar. Veo en Zek una chispa de orgullo, porque al fin no lo estoy dejando solo en esto.
—¡Pero claro que no! —Se ofende la Directora—. Este es un lugar donde pueden ser libres de expresarse...
—Siempre y cuando no «se me note» lo gay —completo cruzándome de brazos.
—Solo les estoy pidiendo un bajo perfil —balbucea ella, sabiendo que esto es terreno delicado.
—¿O sea que mientras los demás se acuestan con la hija de alguien, yo no puedo tomar a mi novio de la mano? —Zek está imparable.
—Estoy seguro de que esta conversación no estaría pasando si alguno de los dos fuese una chica —reconozco. No sé a donde se dirige esto, pero quiero aprovechar de decirle todo lo que estoy pensando de su patético sistema.
—Sé que ahora mismo es difícil de comprender, pero así funcionan las cosas —dice ella—. El Señor Pope tiene reglas propias en la clase y hay que respetarlas.
Ese viejo fastidioso debe estar ahogándose en su risa, victorioso por habernos enviado así sabiendo la respuesta que nos daría la directora. Somos unos idiotas.
—Esto no es justo.
Ella arquea sus delgadas cejas hacia nosotros.
—Solo comportense y no olviden que están en un cuerpo estudiantil. No quiero comportamientos inapropiados, ¿quedó claro?
∞
—Zek, te suda la mano —Me quejo en un susurro, tratando de hacer caso omiso a la avalancha de miradas que nos apuntas en el corredor.
—Y tú estás demasiado rígido, pareciera que te tengo secuestrado —susurra de vuelta.
Esto no está saliendo bien.
—Hay que parar con esto —comprendo soltando su mano.
Zek se detiene en seco y me mira como si hubiese insultado a su madre.
—¿Les vas a dar el gusto así nada más?
—¡No se trata de darle el gusto a alguien! Se trata de no crear problemas.
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Impostores [𝓒𝓸𝓶𝓹𝓵𝓮𝓽𝓪𝓭𝓪]
Teen FictionZek y Rowan siempre han sido amigos. Hacen todo juntos; romper reglas, hacer el ridículo, guardar secretos y hasta fingir. Cuando el profesor de cálculo intenta avergonzar a Rowan delante de toda la clase, Zek sabe que no puede dejar que su amigo pa...