Ahora lo saben dos

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Itachi siempre lo supo.

Y ese día, una segunda persona, lo descubrió.

Kisame había sido su mejor amigo desde siempre, y ahora por estudiar la misma carrera, también era su compañero de estudio. Les habían asignado un trabajo, y decidieron ir a la residencia Uchiha para hacerlo.

- Nee Itachi, hace calor, porque no hacemos el trabajo afuera, incluso podemos buscar unos refrescos- Propuso el azulado. Y al acceder el dueño de casa, se encaminaron al patio trasero, pero el morocho se detuvo cuando escucho la risa de una mujer junto al ruido de agua salpicando.

Sakura estaba en la casa, en la pileta. Tenia que sacar a Kisame de ahí antes de que él la viera, o aun peor, que Sasuke y Naruto lo vean verla.

Pero no llego a reaccionar a tiempo, su amigo ya estaba fuera, mirando a la pileta.

- ¡Itachi-Nii! - grito la rosada saliendo de la pileta corriendo a él, ignorando al segundo chico.

Sakura había cambiado con los años, y ahora, a sus 16, poco quedaba de la dulce muñeca de porcelana tierna con la que la comparaban antes. El Uchiha mayor la veía con ojos de hermano, pero no era ciego ni ignorante de los cambios en el cuerpo de la Haruno.

Sus piernas se habían vuelto realmente largas, y debido a las clases de danza clásica y sumados los entrenamientos para ser modelo, las tenía delgadas pero torneadas. Se unían en unas caderas anchas y le seguía un vientre completamente plano, con un pecho medio. Pero eso no era tanto como su rostro, sus facciones se habían vuelto preciosas, sus ojos llamativos, y su largo cabello rosado solo acentuaba esa belleza.

Itachi sabía que Sakura era sumamente llamativa para los hombres -especialmente mojada y en un bikini blanco- así como sabía que había dos parados detrás de ellas, que miraban a su amigo muy mal, sobre todo porque -y a pesar de que la Haruno no lo notara- este estaba viendo su cuerpo.

- Saku, porque no vamos dentro a por un helado- Sasuke se acerco y paso una toalla por los hombros de la chica, para cubrirla de la mirada obscena.

- O podemos ir a comer ramen si quieres, yo invito- Naruto incentivó a la chica.

- Pero estábamos jugando en la pileta. - Se quejo.

- Prometo que te lo compensaremos, ahora entra y cámbiate- A pesar del tono brusco, ella les mostró una sonrisa a ambos y entro a la casa.

- Esta bien Sasuke-kun, pero me invitaras un helado. Y tu Naruto-kun pagaras el ramen- Declaro mientas entraba a la casa.

Para ninguno de los Uchiha ni para el Uzumaki paso desapercibido el vistazo de Kisame al trasero de la chica.

- Joder Itachi, ¿Dónde tenías guardado este bomb...? - pero no pudo terminar la frase cuando cayo al suelo por un puñetazo, la comisura izquierda de su boca sangraba.

- Si vuelves a ver a Sakura-chan así, nos aseguraremos de que no vuelvas a ver nada mas en tu vida- soltó el rubio antes de dirigirse hacia la casa – Sakura-chan espéranos Dateballo-

Sasuke, por otro lado, se agacho al lado de Kisame y le susurró unas palabras en el oído que lo dejaron completamente pálido y con una cara de completo temor, para luego, con las manos dentro de la malla, seguir a Sakura y Naruto.

- Él, no, ellos, ambos- Balbuceaba el azulino.

Itachi no sabia que decir, él lo sabía, siempre lo supo, pero nunca lo había admitido en voz alta. Su amigo interpreto su silencio.

- Tranquilo, no se lo diré a nadie, tampoco es que sea alguien para juzgar. Aunque si que realmente los envidio- Kisame se paro del suelo, limpiándose la boca con una de sus manos- ¿Te has dado cuenta del miedo que dan, has visto la expresión en sus rostros? Eran como unos perros salvajes listos para atacarme, ellos iban a matarme- el comentario le provoco a Itachi una pequeña risa nasal.

- Créeme Kisame, ellos iban a hacerlo-

El azul se puso más pálido aun, Sasuke y Naruto podían tener 16 años y el 22, pero no seria tan idiota para meterse con alguno de ellos, esos chicos tenían cuerpos grandes y macizos, entrenados para deportes de contacto, no se atrevería a provocar a uno, mucho menos a dos. Desde ese día, esa pelirosa se convertiría en un hombre para él, porque joder, si Sasuke cumplía con la mitad de lo que le dijo...

Y así, un caluroso día de enero, pasaron a ser dos quienes lo sabían.

Itachi siempre lo supo. SasuSakuNaru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora