39: Amor.

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Disfruten del capítulo que hecho con amor.

 Luz.

Me he sentido amada de muchas formas.

El amor paternal que me dan mis padres, el amor amistoso de mis amigos y luego está Aidan... No quiero confundir su forma de poseerme, con amor. Pero, tal vez sí, lo es.

¨¿Estás feliz?¨

Siempre la misma pregunta, en diferentes ocasiones.

Esforzarte por la felicidad de otra persona, preocuparse y tratar de complacerla hasta en el último de sus deseos. Si eso no es amor, entonces no sé qué sea.

Lo sé, es tóxico y posesivo. Pero nadie es perfecto... Ni siquiera yo.

Tal vez me hechizó y por eso no le quito la vista durante el camino a casa mientras conduce con el ceño fruncido.

Se enoja por todo y con todos. «¿Se supone que soy una excepción?».

—¿Aidan?

—¿Uhum? —murmura.

—Te amo.

Se queda estático por un par de segundos y con una media sonrisa me mira de reojo.

—¿Qué te pasa? Nunca me dices eso.

—¡Ay! Claro que sí —exclamo indignada.

—No, sé sincera cada vez que lo haces es porque yo lo he hecho antes.

—No digas mentiras —Me quejo.

Suelta una carcajada y me muerdo el labio por inercia. ¿Una simple risa puede ser tan ronca y sexy?

—Bueno, en ese caso —aprieta mi muslo con su mano —Yo también te amo.

—Lo sé —Con una sonrisa me coloco de rodillas sobre mi asiento y dejo un beso en su mejilla.

—Aún estoy en celo.

—Que bueno, porque pedí que te hicieran tu comida favorita.

—No quiero comida.

—Y yo no quiero sexo.

Deja el auto deportivo frente a la puerta, se baja con rapidez y rodea el vehículo.

—Ven aquí —Me baja cargándome en su hombro, le lanza las llaves a Guillermo y entra conmigo a la casa.

—¡Bájame! ¡Aidan!

Que suba las escaleras conmigo así es algo que me marea y me manda toda la sangre a la cabeza, entro en razón cuando soy dejada sobre las suaves sábanas de nuestra cama. Me besa con fiereza y no le correspondo, por lo que termina alejándose.

—¿Seguro que no quieres?

—Sí, es medio día, lo único que quiero es comer.

Rueda los ojos y se va al gran closet, entro detrás de él y empiezo a cambiarme de ropa repitiendo su acción.

—Seguro haces las cosas con maldad —Le da un suave tirón a mis bragas y le pego un manotazo.

Me sonríe y seguimos cambiandonos en silencio. Los pensamientos de su amor no abandonan mi cabeza.

—¿Puedes ser mi amigo también? —pregunto de la nada.

—Soy lo que tú quieras que sea —termina de ponerse la camiseta y se sienta en el pequeño mueble para cambiarse los zapatos.

—Pensé que estaba enamorada de Jaden, porque con él me habían pasado cosas que con nadie más. Nunca he sentido tantas cosas por alguien y es raro ¿Entiendes?

Mate del alfa©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora