CAPÍTULO 3. Gatito pervertido.

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—¿Por qué tardas tanto, JungMo?

Se oyó retumbar por las paredes de la pastelería mientras la campanilla sonaba a la par de la gruesa voz del comandante ya conocido por el joven detrás del mostrador.

—Comandante. –Saludó cortésmente el recluta- Disculpe la tardanza, he estado compartiendo palabras con el joven presente.

—Espero que se haya limitado a palabras, puede continuar hacia el cuartel.

El mejillas dulces, ahora JungMo salió dando una ligera sonrisa al dependiente con mandil floreado.

—Gatito, ¿JunMo te ha hecho daño?

—Le ruego no me llame con ese apodo tan despectivo y si se refiere a ser mi primera venta del día como un daño, entonces sí, y déjeme decirle que se ha ganado mi aprecio, me dio esperanzas en este día tan lúgubre.

—¿Esperanzas? Me pregunto entonces ¿qué le he dado yo comprando cada día que pasó por aquí la misma cantidad de pastelitos?

—Nada más que dolores de cabeza, tratar con sus impertinentes palabras es más grotesco que intentar pasar desapercibida su chocante presencia.

—¡Oh!, daño me haces, gatito, yo que he soñado contigo en escenarios húmedos de ardiente pasión ¿qué te ha hecho mi apuesto rostro para recibir tan hirientes frases?

—He dicho que no me llame así.

—¿Así cómo mi dulce gatito? '

—Así mismo, no lo haga y por favor, si no va a comprar, váyase ya que me nubla más el día.

—Gatito, ¿me darás una sonrisa como la que le has dado al novato si te compro tres pastelillos más?

—Ni aunque me compre la pastelería entera, las sonrisas las reservo para personas gratas y usted no entra ni por asomo en esa categoría.

—¿Ni por todos los pastelillos? ¿Sabes cuántos hombres a mi cargo he dejado sin degustar de tus dulces creaciones solo por ser yo quien disfrute lo que tus manos preparan? Dame todos los pastelillos pues, que sí que es tarde para que mis chicos almuercen.

Minnie no se movió ni un ápice, sabía que el comandante bromeaba o quizás solo planeaba molestarle, de igual forma esperó con los brazos cruzados a que este saliera de la tienda, pero solo consiguió que le mirara con los mismos ojos penetrantes del primer día y nuevamente le vio deslizar su lengua por el labio inferior antes de reír entre labios acariciando su propio mentón.

—Dime, gatito, ¿no quieres vender tus pastelitos? Déjame gozar de esa parte tuya.

Exaltado y exasperado Min chilló con las mejillas más que ruborizadas, no creía que alguien fuese tan grotesco al acortejar, pero si eso no era acortejar, estaba siendo vulgar.

—Gatito, no te pongas así, que no he dicho nada... Uhm~ un gatito pervertido, creo que me gusta más que un solo gatito pastelero, pero lamento que hayas mal entendido mis palabras querido, solo he dicho que compraré todos los pasteles, mi grupo acaba de llegar y realmente me gustaría darles un pastelillo.

El príncipe se mantuvo callado y no dijo nada más mientras empacaba todos los pastelillos disponibles mientras de fondo escuchaba al comandante reír y mirarle con esos ojos castaños, podía sentir además sus orejas calentarse por el sonrojo al verse descubierto.

Tres chicos de un rango inferior al comandante entraron para poder llevar las cajas con pastelillos que el comandante terminaba de pagar.

—Gatito, mírame, ¿me sonreirás o tendré que esperar a mañana y comprar todos los pastelillos?

SungMin sonrió ligeramente, su corazón estaba cálido también, pensaba que sería el día tan deprimente como ayer.

—Gracias por la compra, señor. –Y sonrió genuinamente-

—Dime, ¿cuál es tu nombre, gatito?

—Sungmin, señor.

—Hermoso, hermoso como tu rostro gatito. Llama por el comandante KyuHyun y ahí estaré, cuando necesites cualquier cosa, un beso, un orgasmo...

Giñó el ojo izquierdo antes de deslizar su mano sobre la del menor que miraba con el ceño fruncido nuevamente y el comandante no podía decidirse si le gustaba más la sonrisa en forma de corazón o si quería atesorar a su gatito con el ceño fruncido. Más tarde hablaría con JunMo para dejar en claro que el gatito estaba tomado.

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Sus soldados recién egresados comían y reían aquel regalo que su coronel les había ofrecido, rápidamente buscó con la mirada a uno de los soldados más jóvenes y según veía, de los más agraciados, le miró como si quisiera enterrarle vivo, era obvio...

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Sus soldados recién egresados comían y reían aquel regalo que su coronel les había ofrecido, rápidamente buscó con la mirada a uno de los soldados más jóvenes y según veía, de los más agraciados, le miró como si quisiera enterrarle vivo, era obvio que el rubio doncel estaría impresionado con él, sobre todo si era tan inexperimentado como pensaba.

—Soldado Kim JungMo. –Vociferó con su propia voz de coronel y como si el chico hubiese intuido qué pasaba, no tardó demasiado en acercarse a su coronel y presentarse con un impecable saludo militar.- Necesito hablar contigo, tenemos un nuevo objetivo y necesitarán más solados. Te he recomendado como uno de los más aptos para dicha misión, mañana mismo partirás. ¿Preguntas?

El chico dulce solo negó sin creerse del todo que fuese tan bueno como para ser recomendado para una misión si solo había estado en una y acababa de llegar de ella, de cualquier forma ser parte de las fuerzas armadas era uno de sus más grandes sueños y no estaría para discutirlo con su coronel.

KyuHyun sonrió para sus adentros mientras comía su tercer pastelillo, el gatito era suyo y mandar muy lejos a otros conquistadores no le hacía mal a nadie.

Y mientras KyuHyun disfrutaba del pastelillo de coco el cual no le causaba alergia, un joven doncel comía uno de fresa, en realidad el último en la pastelería y al mismo tiempo suspiraban, sin saber que sus corazones estaban sincronizándose también.

Para ese entonces, el coronel estaba totalmente flechado por el doncel pastelero y aunque hasta el momento solo sabía su nombre y los rasgos finos de su rostro, además de las suaves cuervas de su cuerpo, siempre esperaba a la hora de cerrar o muy temprano al abrir para poder ver su cuerpo detrás del mostrador; sin embargo había algo que sus entrañas no podían tolerar del todo, era muy joven para vivir por su cuenta si aún era soltero y era muy hermoso como para haber vivido toda su vida en trabajos de terceros, en sus manos podía ver la delicada piel de alguien que no las usaba demasiado, no como sus propias manos que delataban lo rudo de sus primeros días como adolescente, además tenía unos ojos azules tan intensos que no pensaba fuesen tan comunes y claro, estaba la parte en que no lo había visto por esos rumbos desde... bueno, desde siempre.

EL DONCEL DEL CORONEL. 🧁 KyuMin.❤Where stories live. Discover now