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Si debo ser sincero, nunca tuve una conversación real con él. Porque pequeños intercambios de palabras no contaban como plática.

Sólo hablábamos cuando él me pedía que por favor, le diera la carta a su amado. Y sinceramente, no podía ignorarlo.

No tanto por la pequeña esperanza que quería esconder en sus jades. Más bien, era porque yo vivía mi fantasía romántica y un poco, por la pena que me daba su situación.

El ser vendido como concubino a un Alfa que no amaba. El ser tocado y forzado a estar ahí.

Nunca lo vi o supe que intentó escapar, he de suponer que si lo hace, podría meterse en graves problemas. Que no sólo lo conciernen a él, tal vez a su amado o su hermana.

No lo sé, no indagaré en eso.

— ¿Sorprendido de verme, Megumi?

Puedo notar que le cuesta un poco el sentarse en la cama, y aunque esta vela no alumbre demasiado, las marcas de mordidas en sus hombros y pecho son notorias.

Haciéndome sentir el pecho apretado.

No quiero saber exactamente de qué.

— No solemos hablar mucho — es lo que me dice, sacándome de mis divagaciones —... Y no sueles acercarte a mí, tampoco — suspira, visiblemente agotado —, pero lo entiendo.

Sus últimas palabras me causan curiosidad, y cuando me doy cuenta, ya estoy sentado en la orilla de la cama. Mientras que la vela que traje, está en la mesita de noche al lado de la cama.

Me hallo a mí mismo, mirándolo fijamente a los ojos. Y al parecer, él también está mirándome fijamente a los ojos; como si ambos estuviésemos esperando un movimiento o palabra del otro, ansiosos.

Es... Un poco extraño.

— Es verdad, nunca hemos hablado más allá de que me pidieras enviar tus cartas al marqués Itadori — mencionó, rompiendo el silencio que se había generado entre nosotros. Suspiro, apartando mi mirada hacia la flama de la vela, que parece danzar de a ratos —... Pero, ¿A qué te refieres con que lo entiendes?

Tengo una pequeña idea sobre lo que es, pero prefiero escucharlo de él.

—... Porque... Yo tampoco trataría de ser amigable con el concubino de mi esposo — suspira —... Si Yuuji tuviera a otro Omega, me sentiría devastado.

... Vaya, incluso Megumi notó mi amor por Sukuna.

Soy un maldito masoquista.

—... Dudo que el joven marqués, quiera una concubina — lo miró, sonriéndole con amargura. Riéndome de mi desgracia en mi mente y de cómo Megumi sabe de mis sentimientos y Sukuna, nunca lo notó —. Porque él sí te ama.

Y Sukuna nunca lo hizo. Y tampoco lo hará, de eso estoy seguro.

Sonrió un poco al verlo bajar la cabeza, posiblemente avergonzado o sonrojado por mis palabras. Aunque yo, sólo estoy diciendo la verdad.

—... De casualidad, ¿Mi esposo sigue durmiendo contigo?

—... Hace cinco días, no.

Me extraña un poco, pero tampoco me importa indagar.

— Ya veo — suspiro, acomodándome en mi sitio, pensando por unos segundos lo que voy a preguntarle —... ¿Te gustaría salir de aquí?

Lo miró, sonriendo por la sorpresa que hay en sus lindos ojos jade.

— ¿A qué te refieres...?

— Irte del ducado, irte con tu amado. A eso me refiero.

Sé que Megumi lo que más desea, es libertad. Y también, el poder estar con su amado Yuuji; y yo se lo daré, con ayuda de mi hermano, claro está.

—... ¿Por qué haces esto?

Y yo, sólo le sonrió.

-Traumada Taisho

2 capítulos y ya doy por terminada la historia. Gracias por leer xd

Él no te ama, yo sí  [Uraume/Sukuna/Fushiguro/Itadori]Where stories live. Discover now