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  El fin de semana pasó volando, luego de terminar con los partidos de práctica, los entrenadores del Grupo de Academias Fukurōdani estaba considerando incluir a la preparatoria Karasuno en su círculo. Luego del incidente de las cocinas, el cual se lo comenté a Naoi-sensei porque Nekomata-sensei estaba demasiado ocupado con los encuentros y demás, él prometió hablar con la entrenadora del equipo femenino al mismo tiempo que Kuroo-san discutía con la capitana.
  Recibimos los resultados de los exámenes que habíamos rendido por dos semanas, ahora Haiba-kun e Inuoka-kun tenían una nueva competencia: quien de los dos lograba aprobar las materias aplazadas del primer semestre. Con Yuki-kun no sabíamos como manejar a aquellos dos, después de varios intentos de buscar la manera de frenar esta locura, ninguno logró tener éxito. Ah, casi lo olvido, me complace decirles que podía mantener conversaciones normales con cualquiera de mis compañeros de clase, más allá de su estatura. En realidad, todavía tenía algunas complicaciones con Lev, pero no termino tan asustada como antes.

   —La vida te sonríe con buenos ojos, Fukunaga-chan —me felicitó Yamamoto-senpai, dándome algunas palmadas en la espalda, estábamos a mitad del entrenamiento tomando un descanso—. Me alegro por ti, al fin puedes mirar a los ojos a los larguiruchos sin sentir vergüenza.
   —Sí —dijo Kuroo-senpai—. Propongo que celebremos antes de la concentración de verano, dentro de una semana en Saitama.
   —Chicos, no es para tanto —dije mientras repartía botellas de agua a los de primero—. Además, estoy satisfecha de mis logros pero soy yo quien les debo a ustedes. Gracias por darme una mano cuando más lo necesitaba —hice una reverencia, la cual mi hermano imitó.
   —Yo también les agradezco por todo.
   —Bueno, es oficial —comentó Kenma en tono serio, pero se veía una sonrisa a medias en su rostro—. Los hermanos Fukunaga son únicos y especiales.
   —¡Kyanma! —los dos queríamos abrazar al colocador del Nekoma, pero él vio nuestras intenciones y se alejó lo más que pudo de nuestro alcance.
   —¡No era para que se me abalancen!
   —Si Kenma-san no quiere el abrazo, yo con gusto lo acepto —dijo Lev de la nada. Muchos se le quedaron viendo, pero yo me acercaba a paso lento hacia el gigante y lo abracé—. Con esto me conformo.
   —¡Yo también quiero un abrazo de __________-chan! —protestó Inuoka-kun.
   —¡Ey, un momento! Yo merezco ese abrazo antes que cualquiera de ustedes —intervino Yamamoto-senpai—, después de todo, yo tengo antigüedad.
   —Pero la trataste como un perro viejo hace casi unos dos meses atrás —le remarcó Yaku-senpai, entonces comenzó otra discusión la cual fue Nekomata-sensei quien la detuvo.
   —El descanso termino, vuelvan a entrenar y déjenme hablar con ___________-chan.

  A regañadientes, los chicos volvieron al entrenamiento supervisados por Naoi-sensei, el viejo entrenador del equipo se acercó a mí y acaricio con su mano mi cabeza. Me felicitó por haber superado en gran parte mi fobia y haber logrado muchos cambios en el equipo con mi presencia. Lo único que pude hacer fue darle una gran sonrisa.
  Ya estaba comenzando a anochecer, cuando salimos de los límites de la preparatoria. Con Shōhei volvimos a casa caminando tranquilos, estábamos hablando muy alegremente hasta que llegamos a la entrada de nuestra casa, la reja que daba hacia la calle estaba abierta. Nos callamos y echamos miradas curiosas al otro. Recordaba que cuando nos fuimos esta mañana, había dejado la reja con llave, a menos que algunos de nuestros padres hubiese vuelto antes a casa sin avisarnos, nadie podía entrar. Salvo que hablemos de ladrones.

  Mi hermano fue el primero en dar el paso hacia la puerta de la casa, notamos que la cerradura había sido forzada por alguien, aún que no teníamos la mínima idea de quien y si todavía seguía adentro. Vi que Shōhei tenía intensiones de entrar, pero le sujeté del brazo mientras negaba con la cabeza. ¿Quién sabe si hay un ladrón armado dentro de la casa? ¿Qué podría hacer si mi hermano terminaba herido? No quise a arriesgarme a pensar en eso, sujeté mi móvil dispuesta a marcar a la policía, hasta que oímos pasos acercándose hacia nosotros. De inmediato, mi hermano me sujetó y me apoyó contra la pared más cercana a la puerta. 

   —¡Ah! Ya estábamos preocupándonos con su padre. Estábamos preguntándonos cuando regresarían —nuestra madre salió por la puerta a recibirnos—, estaba a punto de salir por ustedes a la preparatoria.
   —¡Mamá! Nos asustate, ¿por qué la cerradura está forzada? —pregunté molesta ante la cara de idiota que ponía mi progenitora—. No te hagas la tonta por favor, que por poco no llamo a la policía.
   —Es que tu padre quería entrar a la casa para organizar algo, de lo ansioso que se puso casi derriba la puerta de entrada —respondió con cierta pena mi madre—. Sé que debimos avisarles que regresaríamos, pero...
   —Al menos, me hubieses enviado un mensaje a mí, mamá —dijo mi hermano, liberándome de la prisión momentánea contra la pared—. Después de todo, yo les insistí para que buscaran tener un día libre.
   —¿Alguien quiere explicarme el misterio qué nos rodea? —pregunté con molestia en mi tono.

  Según parece ser, mi hermano les contó a nuestros padres sobre mi progreso sobre mi fobia y organizaron una especie de fiesta sorpresa. Nuestros padres habían organizado esto hace unos tres días atrás, por lo que pidieron el día libre para preparar la sorpresa. Pasamos la noche como nunca, después de todo era extraño ver a nuestros padres por su trabajo y porque nosotros siempre buscábamos estar ocupados con nuestros amigos en los fines de semanas.
  Al día siguiente, como no había práctica, una de mis compañeras me pidió ayuda para organizar una de las salas de técnicas audiovisuales. Fuimos durante el horario de almuerzo, mientras los chicos se iban a quién sabe donde para tener una conversación entre hombres, al menos así fue como lo expresó Shibayama-kun.

  En los pasillos, hablé con esta chica sobre las clases que habíamos tenido antes del horario del almuerzo. Hasta donde sabía estaba en un club deportivo además de ayudar en el salón audiovisual. Kuguri Sayu era una chica demasiado misteriosa, y eso viniendo de mí es bastante, considerando que buscaba no sociabilizar con mucha gente por lo de mi fobia. Una chica de mi estatura, delgada, cabello rubio, ojos verdes y de piel clara.
  Cuando llegamos a nuestro destino y depositamos las cosas sobre las mesadas que estaban libres, alguien cerró la puerta con fuerza. Dejándonos encerradas a las dos  junto con un grupo de personas, quienes se cubrían el rostro con pasamontañas. Pienso que la mayoría en altura, ronda por el 1,80 aproximadamente.

   —Gracias Sayu, fuiste de mucha ayuda —dijo uno de los encapuchados, la voz era de un chico—. ¿Podrías dejarnos a solas por favor?
   —Claro, lo siento Fukunaga-chan —dijo mi compañera, antes de salir por la puerta.
   —Es hora —dijo uno de ellos, mientras se acercaba listo para amararme— de que pagues por lo que le hiciste al equipo femenino de voleibol del Nekoma.

Mi rascacielos humano  (Lev Haiba x Lectora)Where stories live. Discover now