13.

1.7K 195 21
                                    

Espera ¿cómo que Kokichi? ¿El mismo Kokichi Oma, que lo había abandonado en la secundaria? ¿Pero cómo...?

—Te equivocaste de Shuichi. Adiós —contestó Shuichi, con un tono gélido y cortante que podría herirte si apenas lo tocabas.

Y Kokichi lo había tocado.

—¡Espera! No cortes, por favor —pidió el chico, pedido al cual su contrario accedió. Al menos por unos minutos. Si no decía nada que le sirviera, terminaría la llamada ahí mismo.

—¿Qué quieres? Sé rápido.

—Quiero que hablemos un poco, si es posible.

"¿Ahora quieres hablar?" pensó el de cabellos azulados.

—Adelante, supongo. ¿Sobre qué?

"¿Podría dejar de ser tan serio por un momento?" se dijo a sí mismo el de ojos amatistas "está empezando a ponerme más nervioso de lo que ya estoy".

—Sobre, uh... primero ¿cómo te sientes?

—Ve al punto maldita sea, no aguanto más tu voz de cachorrito perdido junto a tu descaro de venir ahora a hablarme. Dime lo que quieres decir.

Bueno, al menos estaba demostrando más emoción que hacía unos segundos. Por más de que no le gustase cómo lo estaba tratando. Y no lo culpaba a él, si no a sí mismo.

Había sido un jodido cobarde, y debía pagar el precio. Shuichi, una persona a la que siempre le tuvo mucho cariño, ahora lo detestaba.

—Quiero que hablemos sobre... bueno... lo que pasó. Con nosotros. Ya sabes.

—No, no sé. Dímelo —contestó, dejando de lado su frialdad. Quería llorar. Con suerte, podría ocultarlo, aunque no sabía que tan bien podía engañar a un mentiroso. Aun así, de alguna manera, se enorgullecía de la habilidad que había desarrollado para mentir, también.

Justo en lo que Kokichi no quería decir.

—De que yo... yo te empecé a ignorar —dicho esto, Oma intentaba no demostrar que iba a quebrarse en cualquier momento. Esperaba que sus habilidades de mentiroso ayudaran—. Que fingía que no te conocía, y que... yo... ¡ah, lo siento! ¡Lo siento tanto! —le fue imposible resguardarse en su fachada, comenzó a llorar.

Saihara se quedó estático. ¿Debería sentirse mal? Tal vez. ¿Lo hacía? Realmente no. Valía la pena mencionar que no recordaba haber oído o visto al de cabellos morados llorar alguna vez. Siempre se ocultaba en sus mentiras.

Los roles se habían invertido, eso le quedaba claro, y no sabía cómo lidiar con eso. Quizás le agradaba, un poco. Sólo un poco.

Blood stained lies ˹Saiouma˼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora