SARADA UCHIHA 🎭

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Boruto estaba encadenado en la cama de la Uchiha totalmente desnudo. Preparado para ella tal como lo había ordenado.

Había sido bañado y tras resfregarle la piel al punto de querer arrancarsela y lavarle el cabello para luego secarselo a tirones, ahora yacía inutilizado allí. A merced de ella y muy adolorido.

Respiraba entrecortado ya que le dolía todo el cuerpo, incluido su rubia cabellera. Cuando ella entró a la habitación él estaba semiconciente. Tan exausto y dolorido que el cansancio lo invadió de repente.

Sarada sonrió con crueldad al verlo allí. Directamente se quitó la ropa para colocarse solo un desabille color rojo transparente. Su negra y larga cabellera le cubría parte de su esbelto cuerpo.

Sus miradas se cruzaron en ese instante en que ella se acercó a la cama sensualmente. Boruto forcejeaba en un desesperado intento por soltarse.

Empezó a agitarse cuando ella se deslizó por la cama hacia él. Sintió sus afiladas únas recorrer su entrepierna y su miembro, aquello lo paralizó.

Ella empezaba a tocarlo de una forma que nunca nadie lo había tocado antes. Y le daba asco. Un profundo asco y un intenso miedo. Movía levemente sus piernas despertando en ella oscuros deseos.

Sarada depositó sus labios en el cuello de Boruto sin dejar de manosearlo con sus filosas uñas rojas. Así fue besandolo por su torax, su cuello y acabar en sus labios impidiendole respirar.

Cuando se apartó, él respiró bocanadas de aire con desesperación pero ella volvió a besarlo impidiéndole respirar otra vez.

Mientras tanto su mano izquierda se detuvo en el miembro de Boruto acariciandolo peligrosamente con sus uñas filosas.

Cuando volvió a apartarse de él, Boruto volvía a respirar desesperadamente. Ella sonrió acariciandole su dorada cabellera, oscureciendo su mirada carcada de deseo.

Boruto desvió la mirada en un inútil intento por alejar sus labios de los de ella sin dejar de respirar entrecortado. Sentía esas filosas garras de Sarada recorriendole su cuerpo, aquello le ocasionaba intensos miedos.

Nunca antes se había sentido tan expuesto e indefenso como ahora. No era una persona sino un objeto al que ella estaba usando. La ira se adueño de su ser y la volvió a mirar a los ojos.

- Sueltame - le susurró con voz de hielo.
- Me gusta tu actitud Boruto, eres muy apetitoso.
- ¡Estás loca! ¡Quitame tus manos de encima!
- Nunca, ahora duerme mi presiosa mascota.
- Mal...di....ta...

Lo que sea que le hizo ella había funcionado, ya que Boruto cayó en un vacío y desesperado sueño del que solo anhelaba escapar.

Sarada le quitó las cadenas que amarraban sus brazos pero le colocó grilletes en sus pies, encadenandolo a la cama nuevamente. No le permitiría escapar. Ese esplendido rubio era suyo.
- Me perteneces Boruto, después de todo fuí yo quien te encontró.

Luego se incorporó y se colocó un vestido rojo más sencillo. Sabía que su padre llegaría en cualquier momento. Le convenía recibirlo bien y darle lo que fue a buscar. Así la dejaría en paz.

Cerró la puerta de la habitacion con llave y se la colgó en el cuello para luego ocultarla bajo sus ropas.
- Su padre la aguarda en el salón - uno de los criados le anunció aquello.

Cuando entró al lugar vió a Itachi Uchiha, líder del clan y su padre. Éste le clavó una oscura mirada.
- ¿Y bien?
- Estupendo papá - ella sacó del interior de un bolso un.pergamino y se lo entregó. - Fue muy facil recuperarlo y eliminarlos a todos.

Itachi lo revisó comprobando que era el autentico y recién respiró aliviado. No esperaba menos de su hija. Había recuperado el pergamino donde se detallaba los secretos del Sharingan de las manos de los enemigos del reino.

-¿Testigos?
- Nadie
-¿Seguro?
- Absolutamente.
Él sabía que su hija tenía un método un tanto peculiar a la hora de hacer las cosas, pero a su vez era conciente de su efectividad a la hora de las emergencias y los peligros. Y aquello había sido una emergencia.

Tras despedirse de ella salió de la mansión ya que tenía que reunirse con el rey cuanto antes para informarle las buenas nuevas.

- Papá en el camino me he encontrado a alguien....
- Lo sé hija, el cochero me lo contó todo. Puedes quedartelo mientras no cause inconvenientes.
- Gracias papá

Ella estaba en verdad felíz. Itachi la consentía en todo sus gustos ya que era la única en quien podía confiar realmente. Además su eficacia la hacía justa merecedora de premios como aquel que ahora le daba.

Sin decir nada más Itachi se fue y Sarada se sentó a cenar. En verdad tenía hambre. Luego le llevaría la comida a su nueva mascota humana.

Al pensar en Boruto una sonrisa maligna se le dibujó en su rostro. Aquel dorado joven había logrado despertar su interés al completo.

Mientras tanto Boruto se retorcía en sueños ya que ella lo suemrgió en un oscuro mundo de crueles pesadillas.

"No....detenganse....no lo hagan....por favor....no....papá resiste...papá....te salvaré"



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