Introducción.

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Allí estaba Ellie, una chica que a penas había conocido mundo. Se encontraba en el banco ventana de su habitación, observando las estrellas y con un cuaderno en el que tenía anotadas algunas partituras, por las noches solía componer canciones en su libreta.

Desde que era pequeña tuvo devoción por la música, aprendió a tocar el violín, el piano, la guitarra.

Algo le llama la atención. La ventana de enfrente, está abierta. Hay algo sobresaliendo, mira con más claridad para ver mejor de que se trata.

Deja su cuaderno, y a pesar del apagón que ha provocado que calles estén oscuras, logra ver una cuerda- escalera sobresaliendo de la ventana de su vecino.

¿Qué estaba haciendo? -se preguntó Ellie, confundida salió por la ventana, y se sentó poniendo los pies en el tejado.

Su vecino se llamaba Mason, y tenía unos ojos marrones, abdominales bien definidos, tez morena, sus labios casi siempre estaban húmedos.

Por lo poco que Ellie sabía de él toda su adolescencia había estado sumido en las drogas, y sin relaciones serias, porque las relaciones de afecto, no eran lo suyo. Eso lo sabía medio instituto.

Pero, aún así a la mayoría de las chicas eso les daba igual, porque Mason podía mojar las bragas de cada una de ellas...

Excepto las de Ellie. Ellie había aprendido a base de palos, que la atracción física no era nada en comparación con la atracción interna.

Ella sabía y tenía muy claro que cuando alguien le atraía físicamente, solo era deseo.

Y cuándo alguien le atraía por sus ideales o su forma de pensar, o actuar. Era admiración, no amor.

En cambio, aún no había descubierto que se sentía al ser amada por un chico y todo fuera correspondido.

Su ultima relación duró dos años, empezaron de amigos, luego con el tiempo empezaron a salir sentimentalmente, y después todo terminó por culpa de la falta de confianza de Elliot, el ex-novio actual de Ellie. Pasaron a ser desconocidos, de esos que se veían por la calle con mirada y sonrisa nostálgica y ni la mano levantaban para saludar.

Sin darse cuenta Ellie se quedó observandolo sin apartar la mirada por tantos minutos, qué justo cuándo se levantó hizo un ruido que alertó a su vecino quién estaba saliendo de la ventana por una cuerda escalera.

Mason alzó una ceja y le miró fijamente. Ellie susurró entre dientes "mierda". Se dió cuenta de que su atractivo vecino le había pillado observandolo.

—Hey vecina—dijo Mason desde la ventana. Ellie entrecierra los ojos y miro para atrás encontrándose con los ojos marrones de Mason. Los ojos de Ellie eran azules, y cuándo su mirada se encontró con la de él, sus pupilas empezaron a dilatarse. Trago saliva sin saber cómo salir de la situación.

—Hola Vecino—dijo con media sonrisa. Se metió las manos en los bolsillos una vez que se sentó en el borde de la ventana, volviendo a apoyar sus pies sobre el tejado.

—¿Qué hacías en el tejado¿Disfrutando de las vistas?—pregunta con una ceja alzada.

Ellie no supo que responder a eso. Su vecino, tan creído como siempre. Era la típica respuesta que esperaba, por lo que se mantuvo en silencio, observando confundida y intentando atravesar su mirada para llegar hasta el fondo de su alma.

Cuándo Mason creyó que no iba a responderle, volvió a sujetarse de la cuerda- escalera y empezó a bajar.

—Me gusta observar las estrellas—dice Ellie frunciendo el ceño, y mordiendo su labio inferior. —Deberías probarlo alguna vez, en vez de estar pensando solo en ti mismo.

A Través De Las Estrellas ©Where stories live. Discover now