Pianista Raro

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Contaba con 18 años y su primer día en una escuela ''normal'' lo tenía algo nervioso, aún tenía problemas con su léxico, sin contar el hecho de que no había convivido sanamente con alguien que no fuera su hermana o su madre.

Dió sus primeros pasos dentro de aquella escuela y se encaminó en búsqueda de alguien que le ayudara a integrarse o por lo menos, indicarle dónde estaba el baño, su salón, la dirección, la enfermería y su casillero.

Había mucha gente y cuando trataba de llamar a alguien para que le ayudase a ubicarse sus palabras se quedaban en su garganta retrocedía, se sentía sumamente nervioso.

- Hola, eres nuevo por aquí no? - habló un chico pelirrojo con una bandita en la nariz mientras sujetaba del hombro a akutagawa.

- Y-yo sí, - dijo a duras penas.

- Genial -

- soy Tachihara Michizou, un gusto - continuó sin perder esa sonrisa.

- Yo soy Ryūnosuke Akutagawa, el gu-gusto es mío - mierda, ¿acaso era tartamudo también? Pensó.

- Sígueme, te daré un recorrido por la escuela -

- Gracias, Tachihara - habló Ryūnosuke.

Después de ese recorrido, sonó el timbre el cuál indicaba el inicio a clases, un azabache más ubicado, entró a su respectiva aula y se sentó en la silla más cercana.

- Chicos, como pudieron notar, tenemos un nuevo compañero en clases - habló un adulto con un suéter grueso y orejeras. Haciendo que todos los del aula voltearan y lo miraran.

Qué incomodo.

- Puedes pasar a presentarte - dijo aquel sujeto parado enfrente del aula.

"Estaba acabado", dijo para sus adentros.

El azabache asintió y se paro al frente de la pizarra, y llamando al atención de todos dijo - hola, soy Ryūnosuke Akutagawa, espero llevar-me bien con ustedes - mientras trataba de no estrellar su cara contra el pizarrón de la vergüenza.

- Yo soy el maestro Arthur Rimbaud, pero puedes llamarme profesor Randou. Puedes acudir a mí si tienes alguna duda. - habló serio mientras colocaba sus manos con guantes en sus bolsillos

Akutagawa terminó de escuchar lo de su profesor y se sentó rápidamente en su lugar.

El día continuó con normalidad, esperando ansioso salir de la escuela hasta qué sonó el bendito timbre que daba la señal de retirase de ese infierno.

Se paseó por las calles hasta que encontró un local llamado bungou café , tenía hambre ya que el receso se la pasó intentando huir de una molesta rubia llamada Higuchi, o al menos eso le dijo Tachihara.

Entró al mencionado local y espero a que algún mesero o mesera por ahí le asignará un lugar, para luego sentarse y ordenar su bebida preferida, el té de higos.

Se dedicaba a tomar su taza de té, mientras escuchaba una hermosa melodia en piano qué un chico proporcionaba.

Ese chico tocaba bien el piano, era una de las primeras veces en las qué no odiaba salir a otro sitio que no fuera su casa.

Escuchó al joven tocar hasta que este terminó y se retiro.

Ya se había servido té unas tres veces sin notarlo, vaya forma de perder el tiempo.

Pidió la cuenta para después salir de ese establecimiento y encaminarse a su hogar.

Llegó a su casa, habló un rato con su hermana y su madre para después irse a su cuarto y realizar su estúpida tarea.

Esa era su nueva rutina, asistía a la escuela para ser agobiado por tareas y acosado por Higuchi y Tachihara, intercambiaba miradas con ese pianista de la cafetería y volvía a casa para quitarse su aparato auditivo.

Por alguna razón ese pianista despertaba algo en el, un sentimiento desconocido para el, y no sabía la razón, no conocía a ese tipo pero algo en este le provocaba curiosidad.

Y eso le molestaba, estúpido pianista raro.











Melodía Al Corazón 𔘓 ShinsoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora