𝐼𝒱

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El Montador de Dragones parpadea varias veces. Se ha quedado atónito porque ahora aquel hombre de orejas puntiguadas le cuestionaba la intimidad de él y Su Majestad. Alguien fuera del pequeño círculo de confíanza se había enterado de algo que en esta era no es de libre aceptación. Las relaciones homosexuales íntimas se deben mantener en secreto y con bajo perfil pues la muerte va de su lado acechando en cualquier esquina. Un sólo despliegue de rumores homosexuales y la pareja será envíada a la hoguera. Suertudamente, Mew era Rey en su Ciudad así que podía regir libertad al amor del mismo sexo en su país no en Islas desconocidas ni Tierras inexploradas.

Mew se acerca hacia su esposo para posar detrás de este. —Se refería a "futura esposa".— Mew le cuenta para encubrir el error de su piel dorada. El aldeano lo mira sobre su hombro con el ceño fruncido ante la mentira. Mew penosamente le asiente la cabeza como si quisiera comunicar un: «Sólo sígueme el paso.» para mirar a Nellin devuelta y le ofrece una mano.

Nellin toma su mano y Mew lo jala hacia ambos su futuro esposo y él. Apretando el agarre de manos tan fuerte que el de las orejas puntiagudas jadea. Incluso se pone de puntillas porque el apretón es demasiado fuerte. Los blancuzcos dedos de Mew se están tornando rojos. —Yo no me casaré con esta dragona. Amablemente rechazaré su oferta,— Nellin sigue jadeando y el dragón sigue apretando la mano del albino sin quitarle la mirada seria. —y dejará ir a la dragona. No olvide que yo también soy un dragón y puedo quemar ciudades hasta que no quede nada excepto cenizas que alguna vez fueron cuerpos humanos.

Amenaza el dragón. Nellin se asusta en su sitio. Mirando al rey dragón con miedo. Él mira a Gulf y el piel dorada da más miedo aún pues está sonríendo todo orgulloso de su futuro esposo mientras lo ve con los brazos cruzados. —Líberala.— Mew empuja hacia atrás al albino. Este se tambalea en sus pasos hasta poder quedar de pie. Con miedo.

—Perro que ladra, no muerde.— Gulf dice con una sonrisa al ver cómo el albino estaba todo miserable temblando con miedo y cobardía. Él abrió la celda.

—Ella en realidad no es una dragona.— Confiesa en murmullos mientras le daba la espalda a los prometidos. Estos vuelven a confundirse. Mirándolo con el ceño fruncido mientras que el individuo abre la celda.

—¿No? Y qué es, ¿un ave gigante?— Gulf intenta bromear. Aplaudiendo sus manos en medio de todo el silencio para voltear su rostro y cuerpo (a medias) hacia su prometido. Riendo todo burlón. Su prometido no ríe. —Mal chiste. Lo entiendo.— Gulf rápidamente entiende que no fue bueno su chiste y baja sus manos con seriedad para voltear hacia el elfo.

Nellin abre la celda y chasquea su dedo pulgar con el índice. La dragona se convierte en una hermosa elfo de piel dorada con cabello ondulado tan largo que cubría las cerezas de sus senos. Ella estaba completamente desnuda. Pero era hermosa. El albino voltea hacia todos mientras posa a su lado. —La Isla Boden desde siglos ha tenido magia por sí misma y este palacio está establecido justo por encima de toda esa magia. Por lo tanto cada rey tenía el mayor beneficio de la magia si descubrían cómo utilizarla. Puedo crear ilusiones que hasta yo veo. Y cuando cree una ilusión con una de mis sirvientas... Pensé que tal vez a usted le hubiese agradado la idea de tener herederos de su raza.

Nellin informa y la chica lo mira para darle un puño en la entrepierna al albino. El albino se encorva para enfrente con su estómago succionado y su boca en una fea "O" mientras se sostiene su miembro. La chica se larga. Abriendo camino por entre todos para irse. —Pero admito que me pase.— Nellin cuenta con dolor.

—Tendré herederos. Pero con mi pareja. No nadie más.— Cuenta Mew. Haciéndole una indirecta a su piel dorada quién lo mira con una sonrisa de labios antes de voltear hacia Nellin.

—No se le ocurra volver a engañarnos. Realmente quiero un acuerdo de paz,— Gulf le cuenta a Nellin con honestidad. —no perder mi tiempo en manchar manos con una Isla que tiene mucho potencial para que seamos amigos.— Recalca el piel dorada. El rey asiente ante esas palabras y le acaricia la espalda con una mano mientras asiente en difracción al elfo. Estando de acuerdo con lo que su prometido dijo.

DRAGÓN GÉNESIS 2 • MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora