Destino

4.9K 546 402
                                    

Después de la fiesta de anoche, Oli se había quedado en mi apartamento, llegamos pasada la 1 a.m lujos que sólo nos podíamos dar en vacaciones, cuando no teníamos que despertar temprano.

Con él había traído a una chica.
A la cuál había conocido entre tragos.

Carajo, ni siquiera me habían dejado dormir.
Si no fuera porque amo tanto a ese bastardo lo habría echado desde que la rubia había empezado a emitir sonidos exagerados.

Qué mierda tenían las chicas con las que Oli se acostaba.

Siempre eran tan:

"oh, sí, más rápido!"

Incluso parecía como si todas se aprendieran el mismo maldito libreto.

Yo no era de ese tipo, sólo había estado una vez en la cama con una chica y fué un desastre.
Ya saben, por cumplir el cliché de un adolescente después del baile de graduación.
Después de eso me había empezado a gustar uno de los amigos de Oli, allí había descubierto que era gay, pero con el chico nunca llegamos a algo.

Pero tampoco era el tipo que se pintaba las uñas y tomaba el té con las piernas cruzadas.

Sí, me gustaban los chicos, pero también era un maldito imbécil que evitaba el color rosa y lo delicado.

Ni siquiera había llegado a segunda base con algún chico. Patético, lo sé. Pero sí había tenido un par de novios.

Ambos una basura, por cierto.

Después de resignarme a que la rubia exagerada no me dejaría dormir por sus muy exagerados gemidos, tomé mi móvil y me dispuse a buscar algo que ver.

Recordé la serie que Lottie me había recomendado hace días y la busqué mientras me ponía los auriculares en un intento de evitar el desagradable sonido del cuarto contiguo.

Al rededor de las 5 a.m me había quedado dormido después de ver una temporada completa, dejando el móvil sobre mi abdomen cuando me venció el sueño.

Desperté y me percaté que aún tenía los audífonos puestos pero ningún sonido reproduciéndose, me los quité y ví la hora.

11:30 a.m

Oli y la rubia gritona se habían marchado.
El bastardo me había dejado una nota en la puerta de la nevera:

"te debo una, hermano".

-ya me debes muchas, tarado- dije casi alzando la voz y haciendo con la nota una bola de papel.

Y es que se le había vuelto costumbre traer a 'sus chicas' a mi estancia.

Lo entendía ya que él aún vivía con sus padres y sabía que detestaba los moteles.

Sentí el estómago crujir. Abrí el refrigerador y no había nada más que dos latas de cerveza.

Supe que tenía que ir a hacer las compras.

Me dí una ducha rápida y me tomé un tiempo para elegir qué me pondría. Nunca había sido una persona que busca demasiado qué vestir o que se fije en los colores.

Eché un vistazo al exterior por la ventana, levantando apenas la cortina.

Estaba nublado, pero supuse que no haría tanto frío.

Elegí el pants deportivo gris que más se me acomodaba y una básica negra combinando con mis tenis. Al fin y al cabo sólo iría al supermercado.

Odiaba hacer la despensa. Digamos que sólo iba una vez al mes, pero era estresante.

Señoras con sus hijos dentro del carrito de súper gritándole que no agarren cosas. Niños corriendo por los pasillos. Filas enormes para pagar tus artículos.
Horrible.

💚STARBUCKS BOY💙Where stories live. Discover now