Cap. 42: Trato

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Andy

Moléculas, átomos, elementos ¿a quién le importa? Esta señora me <estaba matando con sus términos estúpidos y voz aburrida. Además eran cosas que nunca en la vida iba a ocupar, en literatura no necesito saber la masa de un compuesto.

-¿Quiere hacerme el favor de retirarse de mi clase señorita Strauss?- dijo la odiosa profesora Terrence.

-No la estoy molestando profesora- mi cara era desafiante.

Se quedó mirándome con una ceja levantada y resignada camine fuera del laboratorio. Tampoco es que quisiera quedarme más tiempo allí. Todos me miraban atentos por si hacia algún escándalo.

El patio estaba vacío, todos supuestamente estaban en clases, o durmiendo en sus habitaciones. En estos momentos me vendría bien estar sola, quería leer un poco mi libro favorito. Apoyada en el árbol especial junto a mis audífonos me concentre en las páginas viejas de este.

Leyendo las últimas páginas alguien me quita los cascos de un tirón sobresaltándome. Es el profesor Robert Mcclaire de matemáticas con una perfecta sonrisa y ojos avellana mirándome.

-Perdóname, te he asustado- dijo con una mueca.

-No es su culpa, no debería estar escuchando la música tan fuerte.

-Debería estar en clase señorita Strauss.

-Me han sacado de clases- dije en voz baja.

-Ya veo- rio- una chica rebelde ¿eh?

-¿Disculpe?- dije un poco contagiada de su risa- Seré de todo menos rebelde profesor. Además creo que usted debería estar en clases igualmente.

-Comienzo al siguiente bloque- miro mi libro- ¿Qué lees?

-Bajo la misma estrella de John Green- se lo enseño- es un buen libro.

-Triste creo, por como veo has llorado- su cara era burlón.

Trato de limpiar mi maquillaje corrido con mis manos y la sangre se me sube a las mejillas. Tomo mi bolso y me levanto para estar a su altura.

-Así que te gusta la lectura... ¿escribes también?- miraba las páginas del libro interesado.

-Sí, pero no mucho la verdad. Nunca me gusta cómo quedan mis historias.

-Deberías entregarme una alguna vez, podría darte mi opinión al respecto- ofreció.

-Lo tendré en cuenta profesor Mcclaire, gracias- le quite el libro de las manos- debo irme.

Mire sobre su hombro y Luke paseaba por el campus, al parecer iba a la biblioteca y eso era raro en alguien como él.

-Puedes decirme Robert, no me gusta que la gente sea tan formal conmigo, menos si es una alumna de confianza como tú- sonrió.

Un escalofrío recorrió mi columna, y mi vista se fijaba solo en Luke, por lo que me despedí del profesor Mcclaire y fui en su dirección. Sí, le seguiría diciendo profesor; digo que mierda yo diciéndole Robert. Es un profesor, este bueno y todo se supone que no debería hablarle. No es mi estilo ser la favorita de los maestros.

Corrí para alcanzar al rubio y me lancé sobre su espalda. El hizo un gemido de dolor y me baje de inmediato preocupada por él.

-Lo siento, perdón ¿te lastimé?- me coloque frente a él para verlo bien.

-Sí, estoy bien déjalo- hizo un ademan con la mano- el entrenamiento me tiene así.

-Deberías descansar un poco, no vaya ser que pierdan al capitán del equipo- rodé los ojos.

Locuras AdolescentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora