Dorada

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Tiene la figura de un ángel, el pelo negro oscuro con unas blancas raíces que tiñen su cuero cabelludo tan flamante a la luz del sol, una piel color café claro, la sencillez de un verso dibujado por Dalí, es el amor de mi vida, una leona carioca que conoce los folclores del alma como la palma de su mano, la mujer mas sabia y también la que menos dice, oyente, paciente, cuidadora, como una hormiga sostuvo ocho veces su peso, cargo en su lomo con una familia entera repleta de desastres y miradas perdidas, condujo la rectitud del sentido moral en una sociedad tan al borde del precipicio como si hubiera recorrido mil veces ese camino. Creció en un suelo labrado por ella misma, con las manos en la tierra mantuvo la frente altísima a la par de las nubes que siempre añoraron su vuelo. La escuche varias veces repetir versos de la biblia de memoria tratando de aconsejar un corazón que tal vez no quiso escucharla, imagínense darlo todo sin pedir nada a cambio, desvelarse noches que no eran de ella tan solo esperando nuestras llegadas, ella es la humildad, ella es un pajarito de oro que siempre tuvo para el prójimo hasta cuando ella no tuvo, trajo el pan para todos e incluso la mesa, nos sentó en una silla a cada uno a pesar de que significara sentarse en el suelo para ella, hacedora de manjares, una chef de prestigio en la mesa familiar, tan hermosa cuando sonríe, tan sencilla a la hora de estar bien, dio vida, las moldeo y acompaño hasta incluso las soltó para que salieran a ser suyas, sabiendo que siempre vamos a ser tuyos ma. Sonriente, triste, cansada y enérgica la conocí, tuve el placer de ser tu hijo , de ser fruto del árbol mas fuerte de todos, te amo, el miedo me asecha cada día sin dejarme respirar, le rezo a dios como vos me enseñaste para pedirle que te de muchísimos años mas, te quiero eternamente con nosotros, quiero que veas a mis hijos, quiero que vivas tranquila sin tener que preocuparte por la comida, quiero que seas feliz, porque sos la mujer de mi vida. Dorita de oro cual piedra dorada.

Relatos de un don NadieWhere stories live. Discover now