• VI. Viviendo juntos •

40 9 0
                                    

Ambos se deslizaron hacia el sillón quedando sentados, ambos con las piernas abiertas y soltando un gran y sonoro suspiro de alivio.

Jin abre más sus piernas en su tiempo de relajación mientras se recarga de lleno en el respaldo del sillón y su izquierda es recargada en el reposabrazos deteniendo su cabeza.

– Es-estoy tan agotado... – Dice Jin finalmente luego de unos segundos de silencio.

Namjoon se acomoda recargando sus codos en las rodillas dejando sus manos colgar mientras su mirada se encuentra en el piso.

– Mi habitación casi se transforma en algo salido de un manga película antigua...

– Por qué todo termino así...

«Nuestro plan original era quedarnos quietos el mayor tiempo posible, sin ningún matrimonio o apartamento compartido...», piensa Jin alzando su rostro mientras miraba a la nada.

«¡TODO ES CULPA DE KIM HOSEOK!», pensó Jin con enojo y frustración.

Hoseok había tomado vacaciones pagadas desde la última vez que lo visito en su casa y tuvo que llamar a Namjoon para controlar a su hermano -que realmente no había servido de nada- y desde entonces aquel pelinegro había sido una piedra en el zapato. El pelinegro había dicho que los visitaría bastante desde que había dado a parar a su casa; y realmente Hoseok había estado visitándolo desde de la última vez, como dijo que lo haría.

Así que para «protegerse» había estado llamando el castaño a Namjoon para que fuera de igual manera y poder decirle nuevamente cosas como «Yo quiero a Namjoon», «nos amamos», «pronto nos casaremos», inclusive estuvieron a punto de besarse de puro coraje. Namjoon estaba cansado de tener que salir del trabajo para poder alejar a su hermano de su prometida y Seokjin estaba agotado de ser acosado y que por mil veces que lo rechazase éste hiciera como si nada y siguiera insistiendo.

Ambos habían llegado al momento de registrarse y cuando finalmente lo hicieron, Hoseok detuvo sus acosos y visitas a la casa de Seokjin. Pero si él y el pelinegro se mantenían separados aun cuando estaban casados, levantarían sospechas, razón por la cual estaban ahí en ese sillón, en ese apartamento que ahora compartirían él y el moreno.

Finalmente, vivirán juntos.

La voz de un Namjoon depresivo inundo los oídos de Jin, sacándolo de sus pensamientos.

– Nunca imagine que terminaría teniendo a un hombre como esposa...

– ¡PUES PERDONAME POR SER UN HOMBRE! – Exclama Jin molesto. Su mirada se posa por los alrededores del apartamento viendo lo limpio equipado que se encontraba – El apartamento está bastante limpio, ¿era de tu madre o algo por el estilo? – Pregunta Seokjin, a pesar de que la mamá de Namjoon había estado buscando un departamento termino por confesar que pertenecía a sus propiedades y por esa razón, pensó que sería perfecto.

– En realidad, era mío – Dijo Namjoon sorprendiendo a Seokjin – Pero cuando conseguí mi propio dinero decidí comprar otro, aunque mi madre no me dejo tranquilo por bastante tiempo, así que esta como lo deje.

– Esta demasiado limpio...

– Una ama de llaves viene cada diez días – Dice Namjoon a lo que Jin asiente.

Ambos dieron un recorrido por toda la casa, y en el cuarto de lavado Jin se detuvo a observar; lavadora y secadora. Él no tenía que usarlas debido a que su madre contaba con amas de llaves y con personal para hacerlo; aunque a Seokjin siempre le había gustado hacer las tareas del hogar y por esa razón, siempre ayudaba a las personas que trabajan en casa.

Al ver que Seokjin observaba el cuarto Namjoon decidió hablar.

– Yo lavo mi ropa – Dijo.

– Namjoon... tienes una lavadora automática, todo lo que tienes que hacer es arrojar tu ropa y presionar algunos botones, ¿no es así? – Dice con ironía – Y al parecer simplemente la arrojas a la lavadora después.

– Bueno, si – Dice rascando su nuca – Después de todo solo la usare en casa. No hay razón para preocuparse por las arrugas, y esforzarse para liberarse de ellas es demasiado complicado – Una sonrisa vergonzosa sale de sus labios – Además la última vez que intente deshacerme de esas arrugas queme mi camisa y casi causo un incendio...

Seokjin lo miro sorprendido, ¿Namjoon era tan torpe?

– Eres demasiado perezoso... y torpe – Dice Jin.

– Así es como viven los solteros – Dice Namjoon intentando justificarse y luego mira a Jin con un puchero – Y no soy torpe... – Jin le mira con una ceja alzada – Bueno, quizás un poco... – El castaño le mira incrédulo y el pelinegro termina por ceder – Está bien, bastante.

– Bueno, con que comas tus comidas correctamente será suficiente – Dice el castaño con una sonrisa – ¡OH! – Exclama Jin sorprendiendo al moreno y le pide que continúe – Ahora que recuerdo Jul dijo que no había nada en el refrigerador. ¿Vamos a comprar comestibles?

Namjoon le mira confundido.

– Mhm... ¿Jul? – Pregunta.

– Él es nuestro chef personal. Me ayudo a traer varios utensilios en la mudanza.

– Ya veo – Dice Namjoon prestándole atención. Un hoyuelo es marcado en su rostro, motivo de su sonrisa – Bueno, vayamos a dar un paseo y a hacer algunas compras.

– Si – Sonríe – También quiero acostumbrarme al vecindario.

Ambos se alistaron; Seokjin fue por su bolso y Namjoon por su cartera. Mientras entre algunas sonrisas se encaminaban a recorrer las calles del gran y hermoso Seúl.

Todo había sido lastimosamente forzado por las madres de ambos, sin pedir opinión ni permiso.

Pero ¿por qué no habría de disfrutarlo si ya todo estaba hecho?

• No te asustes • | NamjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora