01_Thinking.

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Es una noche bastante especial.

Los besos de ambos muchachos se mezclan con fervor en aquella sala de estar totalmente a oscuras.

Los gemidos de ambos resuenan igual, y aunque ambos están con ropas en sus cuerpos, éstas caen poco a poco al suelo del lugar.

«¿Estás seguro de esto?» Susurra el mayor de ambos, el cuerpo que tiene debajo de sí asiente con la cabeza, atrayéndolo por el cabello para seguir besándolo.

Con movimientos torpes, el más chico despoja de sus pantalones al muchacho de enfrente, escucha un gruñido por su parte, mientras él mete sus manos en el pantalón del contrario.

Afuera llueve, la casa de Gerard Way está a solas y Frank Iero se ha encargado de llamar a sus padres para avisarles que todo está bien. Ambos han salido de la secundaria ya, literalmente, hoy ha sido la graduación, pues ya están listos para la universidad, Frank ha pedido a su pareja que consuman el acto por primera vez, sin importar que solo un mes de relación gire en torno a ellos. Se han conocido por casualidad, estando ambos solos en la cafetería, hablaron un tiempo y después comenzaron una relación, que aunque poco lleva de tiempo, les ha revuelto el estómago con fuerza.

Gerard alza sobre sus brazos al hombrecito castaño, con la respiración agitada lo lleva a su habitación, dejándolo recostar en el colchón, apretando ambas erecciones que se esconden debajo de cada pantalón.

«Mierda» jadea Frank, dejando que el pelinegro le alce ambas manos por la cabeza, besando su cuello y revolviéndole más la cabeza. La sensación no tiene igual, el placer le inunda todo su ser y aunque ya antes ha experimentado un fajón con uno de sus ex novios, hoy sabe que Gerard terminará de subirlo al cielo.

La mano del mayor se desliza por entre las piernas de Frank, separando con delicadeza, mientras besa al mismo con tranquilidad.

Iero estira sus manos por la cremallera de su novio, desabrochando aquella erección y respirando con desesperación cuando los besos de Gerard llegan por sobre su vientre, sus manos le hacen cosquillas, tiembla bajo él, viéndolo incorporarse para verle a los ojos. Frank le sonríe con ternura, dejando que lo bese de nuevo para terminar de quitar las últimas prendas que ambos tienen; se ven a los ojos, el menor asiente.

«Lame» susurra Gerard, posando tres dedos sobre la boca de Frank, el menor obedece, enredando sus brazos a los hombros del mayor.

Con delicadeza, el pelinegro abre más las piernas de su pareja, suspirando con fuerza cuando siente uno de los dedos de Gerard entrar por su punto.

Cuando el mayor adentra al segundo dedo Frank gime, pensando en sus padres, en la manera que ven la homosexualidad y la insistencia que tienen de tener a Frank al cien por ciento heterosexual. Mas el castaño no controla sus gustos sexuales, y aunque ha intentado con varias novias, las mujeres simplemente no le gustan.

Sus homofóbicos padres pueden irse al coño.

Es su propio gruñido el que le saca de trance, siente los tres dedos de Gerard removerse en su interior y después de unos cuantos puntitos de dolor, el pelinegro saca ambos dedos, empujándose sobre el cuerpo de su pareja para después ir penetrándolo poco a poco.

Las manos de Frank se aferran a los brazos de su pareja, viéndole con cierto dolor.

«¿Quieres que pare?» El castaño niega, atrayendo a su chico por el cuello y comenzando a moverse con un vaivén, sin importar el dolor.

Una sensación de placer y ardor se mezclan, los jadeos dejan de sonar desesperados y los gemidos suben de tonalidad, Gerard le sigue con la sinfonía, juntando sus cuerpos sudorosos con más fuerza, penetrando a Frank con gesto repetitivo, derritiéndose a cada embestida que da.

El placer termina de hacer las suyas, ambos sienten el orgasmo despegar y Gerard se viene dentro de su novio, Frank gime ante lo mismo, sintiendo su propio líquido caer sobre el vientre de ambos. Se quedan unos segundos en silencio, sin separar sus cuerpos y abrazándose mutuamente.

«¿Te lastimé?» La voz de Gerard resuena en el cuarto.

«No» bufa el contrario, acariciando el cabello negro de su pareja con los dedos.

No dicen nada más, hasta que el mayor se incorpora, volviendo a besar al muchacho para consumir el acto una vez más...

Cuando abre los ojos, la sensación de ser abrazado es la que le termina de despertar, ansioso, voltea a un lado, soltando un pequeño suspiro de victoria cuando ve a Gerard abrazándole como si fuera un peluche, Frank recuesta de nuevo su cabeza en la almohada, viendo al techo con una leve sonrisa.

Perder la virginidad con Gerard no ha sido nada malo, pues aunque no lo ama como un loco, lo quiere lo suficiente, y si las cosas no funcionaran ente ellos en algún futuro no importa, porque la edad le favorece, aún faltan incluso cuatro meses para cumplir los dieciocho años, y todo pinta bien si sus padres siguen sin enterarse de su homosexualidad.

De repente, unos besos al cuello le devuelven a la realidad, Frank mueve su cuerpo de manera que queda a la altura de Gerard y éste en vez de besarle el cuello, le besa la boca.

«Buenos días» susurra el menor, acariciando la mejilla de su novio.

«¿Quieres desayunar?» Sonríe el pelinegro, contorneando el tatuaje en la espalda de Frank con los dedos.

«Oh vaya, nunca dejas de comer ¿Eh?» El tono burlón de Iero hace reír al mayor, quien se separa del cuerpo desnudo, estirando sus brazos para sentarse a la orilla de la cama después.

«¿Hot cakes o waffles?

«Waffles» masculla el castaño, levantándose a ver a un espejo de cuerpo completo que Gerard tiene en su habitación.

Observa su cuerpo, decidiéndose por hacerse otro tatuaje aparte de los dos que tiene.

«Bien, y ahora ¿Sabes tú hacer waffles? Porque yo solo sé preparar café» Frank suelta una risita, viendo a Gerard terminar de ajustarse el bóxer, él se encoge de hombros, levantándose de la cama también.

«Sé preparar cereal...

Después de desayunar, han visto una película, para ir a casa de Frank seguido, Gerard ha tenido que despedirse en la esquina de la calle para que los padres Iero no le vean y después de un pequeño largo beso, Frank ha bajado del Mustang plateado, caminando con total tranquilidad a su casa, al llegar abre la puerta, el sonido de los trastes chocando entre sí le llega desde la cocina, el menor deja su morral contra el sofá y camina directo al lugar, viendo a su madre lavar los trastes cuando se recarga en la barra.

«Hola.» La mujer alza la mirada, sonriendo de lado al ver a su hijo.

«Hola» murmura, tomando otro plato sucio.

«¿Y papá?

«Trabajando» Frank asiente quedo, vacilando si acercarse a darle un abrazo a su madre solo porque sí.

Da dos pasos pero luego se detiene, viendo su indiferencia, un pequeño suspiro desesperado sale de sus labios, pero Linda Iero no parece notarlo, Frank vuelve sobre sus pies y sale de la cocina, caminando escaleras arriba.

Se encierra en su habitación y se deja caer en su cama, cerrando los ojos, con los brazos sobre su cara. Piensa en la universidad, en que ha terminado la secundaria solo para seguir adelante.

Piensa en Gerard y en su relación, en su mejor amigo Bob y en la indiferencia de sus padres, la noche que pasó con Gerard, el momento en que su virginidad se fue y en lo dichoso que se sintió.

Piensa en todo un futuro.

Cayendo dormido después...

Ellas, yo... ¿Y tú?Where stories live. Discover now