La vida sobrenatural esta basada en secretos y mentiras, pero estos algunas veces llegan a explotar como una bomba de pintura que mancha a todos a su paso.
La manada esta cubierta de pintura roja y una diana les apunta en la cabeza. Los secretos no...
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Dije que lo iba a subrir hasta llegar a la meta de estrellas en el cap anterior, pero hasta yo estoy impaciente jajaja. Tengan su docis de Siphon, concentidas.
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La noche cubría el cielo de escasas estrellas, la luz de la luna menguante era apenas visible y por ello la oscuridad reinaba más que nunca esa madrugada.
Una noche perfecta para quienes reinan la oscuridad.
En algún punto perdido del frondoso bosque los arboles se mecían frenéticos a causa del frío viento. Los animales silvestres corrían despavoridos sin dirección alguna. Sentían el peligro, pero el origen era incierto, pues venía de todas partes y a la vez de ningún lado.
Los escucha a todos y cada uno moverse, junto al estruendoso movimiento de los árboles y el siseo del viento. Un cúmulo de sonidos arremolinándose en su mente como un huracán. Pero ello no evitó que lo escuchara.
Sus enormes ojos se abrieron como dos faroles en la espesa oscuridad cuando en la lejanía pudo escuchar el crujido de una rama bajo el pisar de algo tosco y pesado. A ello le siguieron más pasos como esos y el ahogado golpeteo de los cascos de un caballo. Solo confirmándole lo que ya sabía.
Ya casi llegaban.
–Eteenpäin! (¡Adelante!)
La veintena de hombres uniformados siguieron los pasos de su líder con extrema cautela. Hombres que eran parte de la milicia sueca y que se vieron obligados a atravesar el bosque sin descanso durante la noche, alejándose del sangriento frente de la Gran Guerra del Norte. Avanzaban intentando hacer el mínimo ruido que delatase su posición a posibles bandidos o a sus enemigos de la oposición. Pero era inútil. Ya los había escuchado desde hacía mucho y captaba con absoluta claridad cada movimiento. Desde sus pisadas hasta el traqueteo de sus dientes y sus latidos desbocados, revelando su miedo.
El sentimiento más básico y primitivo que la humanidad haya conocido a ellos les desbordaba por cada uno de sus poros.
– Älä riko. Pidä kantoja. (No se dispersen. Mantengan posiciones)–escuchó la orden del hombre al frente que fuertemente se aferraba al mango de la espada que colgaba atada a su cadera.
La comisura de su labio izquierdo se elevó de forma burlesca cuando escuchó a los demás imitar al hombre a cargo.
En su mente se preguntaba de nuevo por qué los humanos tendían siempre a buscar a alguien que los domase sin objeciones ni replicas. Solo un montón de títeres que pasan su vida siguiendo ordenes, sin importar que estas sean buenas o malas. Tal vez, si no fuesen de esa manera, el mundo no estuviera repleto de guerras con millones de muertes por el conflicto de unos cuantos poderosos.
Tal vez si hubieran tenido criterio propio no estarían en esa situación.
Sí, claro...
Casí ríe de su propio pensamiento. Los actos que ellos perpetuaron la noche anterior no tenían perdón o justificación alguna. Su mente no concebía que en su interior aún quisiese formar un intento de explicación o replica a lo que han visto sus ojos. Al instante los recuerdo de lo que fue testigo esa misma mañana le provocaban arcadas.
