Prólogo.

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El aire era frío y húmedo en la ciudad.

Los faroles alumbraban la calle con una luz amarillenta, mientras un chico caminaba por una calle solitaria.

"Estúpido hombre" murmuró.

Tan solo minutos atrás había discutido con su padre respecto a su desempeño académico.

¿A quién le importaba las notas si el dinero lo podía solucionar todo?

En ese momento, escuchó pasos detrás de él, y decidió ignorarlo y seguir con su frustración.

Sin embargo, los pasos siguieron de forma insistente, casi parecía un robot, puesto que hacía el mismo sonido una y otra vez al tener contacto con el suelo.

Algo de temor lo invadió y cruzó a paso rápido el otro lado de la pista.

El suspiro de alivio se quedó retenido en su garganta, al escuchar el mismos sonido pero adelante de su persona.

Basta, no pensaba caer en una estúpida broma de otros jóvenes de clase inferior. Así que levantó la cabeza, dispuesto a enfrentarse a ellos de una vez por todas.

Y vaya que la noche le tenía sorpresas, el sujeto vestía un traje y un sombrero que tapaba su rostro, era un hombre alto y delgado.

Había una leyenda que siempre escuchó desde pequeño, por lo que su cerebro automáticamente siguió el consejo que en aquel entonces le dio su amigo.

¡Huye y no mires atrás! ¡Si estás acorralado, por nada en el mundo le quites ese sombrero, grita y pide ayuda!

Min Yoongi dejó a un lado su dignidad y se alistó para escapar del terrible momento. Pero el hombre pareció darse cuenta de sus intenciones, y apresuró su paso para poder seguirlo.

El chico solo aceleró su ritmo y se dirigió al bosque, ese lugar que para todos los pobladores era un sitio prohibido. Tanta fue su desesperación que no se dio cuenta que el individuo dejó de perseguirlo al darse cuenta a que entrada estaba corriendo.

una sombra salió de las sombras y se acercó lentamente a él.

"¡Maldita sea!" gritó cuando una rama hizo un corte en su pierna.

Se tendió en la tierra, intentando recuperarse del momento. Su respiración estaba agitada y tenía leves temblores en el cuerpo.

Justo cuando levantó su vista al cielo, distinguió una radiante luna llena. Más no pudo disfrutar de esos segundos de deleite, puesto que sus oídos se pusieron alerta al escuchar un movimiento brusco entre los arbustos y hojas secas. Al parecer, eso no fue suficiente, una voz algo extraña se hizo presente.

A este punto, Yoongi solo quería ir a su casa y olvidarse de todo lo que estaba pasando.

Un hombre apareció. Era muy diferente al anterior, poseía una piel huesuda y llena de heridas.

El protagonista se estremeció de miedo al sentir el contacto del hombre, pero no pudo moverse. El hombre parecía estar hecho de oscuridad y era imposible ver su rostro. De pronto, el hombre le agarró fuertemente por el cuello, y el chico Min se sintió más débil. Empezó a forcejear, no quería morir de esa forma, no quería ser un cadáver más entre esos árboles.

A pesar de su miedo, el joven no pudo dejar de mirar fijamente al hombre. De pronto, un destello de luz le reveló una sonrisa horrible en el rostro del desconocido, una sonrisa con dientes afilados y garras que brillaban al reflejarse la luz. Casi al instante, sintió un dolor en el cuello, mientras el hombre le clavaba sus colmillos en la piel.

No era broma, no el hecho de sentir su sangre siendo absorbida por un ser mitológico.

Reunió todas sus fuerzas y golpeó al sujeto, pero para su mala suerte, no logró derribarlo. La sensación de adrenalina junto a otro impulso se rompió dentro de él, se levantó y golpeó a la criatura una y otra vez. Una vez que se cansó, miró el cuerpo tirado y echó a correr.

Quería dormir. Ese ardor en su piel cada vez era más insoportable, incluso le dolían los dientes.

Min Yoongi solo pudo llegar hasta la cima de una colina antes de desmayarse.

La luna llena inundó el manta oscuro de la noche.

Mejor dicho, del bosque prohibido.



Vampiros destinados (Yoomin) - EDITANDO.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora