Capitulo 22

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Estar en aquella inmensa oficina, rodeado de las acumuladas feromonas de aquel alfa que en pocas palabras le disgustaba con solo verle, le hacía dar unas inmensas nauseas. Y como si fuera poco, su impaciencia lo hacía ver todo a su alrededor con su pierna sacudiéndose a un ritmo frenético que al momento en que su taco chocaba contra el piso resonaba por aquel lugar con un golpe seco en la madera. Había decidido por sí mismo estar solo allí, no quiso que Otabek le acompañara sabiendo como resultaría todo, tampoco le permitió a Malika el intervenir lo último que quería era perder esta única oportunidad si Leroy se enteraba que su suegra era una policía.

—Solo espero que esto funcione—Decía el rubio mientras miraba uno de los cuadros colgados en la pared, de solo pensar que podría negarse al trato le aterraba puesto que era su única opción segura y Jean era tan inoportuno que podría sacar de la manga otro tipo de trato solo para su total beneficio. Y aunque sus pensamientos fueron interrumpidos por el ruido de la puerta abrirse, el menor no giro al encuentro del alfa.

—Plisetsky ¡Que grata sorpresa! —Decía con una gran sonrisa en su rostro, mientras se acercaba lentamente hasta el rubio para quedar a espalda de esté, tomo con cuidado un mechón de aquel dorado cabello y respiro el perfume del champo del menor— Me han dicho que vienes a hablar conmigo sobre un asunto importante ¿quizás se trate sobre tu abuelo?

Con delicadeza aparto la mano del mayor de su cabello y con total calma se dio vuelta con su asiento para encararle. Tenía que ser valiente en este momento— En efecto, se trata de él, es sencillo lo que vengo a tratar contigo hoy. —su mirada esmeralda, demostraba determinación y una seriedad desmesurada en ella, Leroy pudo sentir como su piel se erizaba ante tal contacto visual. — Quiero ofrecerte un trato, a cambio de tu ayuda.

—¿De mi ayuda? —Cuestiono el canadiense sin quitar la sonrisa de su rostro y con descaro tomo a Yuri del mentón para mantenerle el contacto— ¿Qué es lo que un omega como tú, puede ofrecerme a un alfa como yo?

—Si me ayudas, mi primer hijo o hija, ya sea alfa u omega se casará con tu primogénito. Serás la cabecilla de la mafia rusa, sin que te cuestionen nada, yo no me interpondré y renunciare a ser el jefe.

—¿Y por qué piensas que te ayudare? Si, suena bastante tentador lo que me propones, pero aun así no comprendo cómo te desharías de tu abuelo para que yo esté al mando.

Leroy hizo que sus rostros quedaran más cerca, sintiendo la respiración de cada uno. Si el omega no jugaba bien sus cartas ahora mismo, todo se iría bien por el caño y su única oportunidad quedaría anulada.

—Debes ayudarme a secuestrarlo, cuando logremos eso, hablare con la gente de Nikolai, les diré de su fallecimiento y mostrare evidencias que demuestren que es verdadero. Pero te necesito en esto.

—¿Me necesitas? —soltó una gran carcajada y apretó las mejillas de Yuri con su mano— Yo te necesitaba a ti para llegar a tener el control de los rusos en mis manos ¿y qué has hecho tú? Te revolcaste como una perra en celo con otro alfa, lo dejaste marcarte y mi boleto al éxito se esfumo. Lo que me ofreces es lo mínimo que me debes después de lo que has hecho.

El rubio se quedó mirándolo, no sabía cómo interpretar aquello ¿Aceptaba al trato o no? Poco después el agarre en su rostro se deshizo con suavidad. El pelinegro le dio la espalda al rubio y dejando sus manos en su espalda prosiguió a hablar.

—Te ayudare, pero debes cumplir con tu palabra, quiero ser el único al mando de la mafia de tu abuelo y aquel cachorro que engendres se casara con el mío en un futuro. Llegas a incumplirlo y tanto tu como aquel estúpido policía que tienes de alfa, morirán.

Plisetsky se quedó observándolo, absorto en sus pensamientos, buscando alguna otra idea que pueda funcionar como plan, si este fallaba.

—Bien, es trato. Pero, tu igual debes cumplir al pie de la letra con el trato.

—Así será, pero para hacerlo oficial hay que firmar los acuerdos.

El rubio sonrió y levantándose de su lugar, saco de su portafolio un folder con el trato detallado y ya firmado por él. — Aquí hay dos copias que debes firmar, una de ellas te las quedaras.

El alfa volvió a reír y tomo entre sus manos los papeles, para luego ir hasta el escritorio para firmarlos. Guardo uno de los documentos y el otro se lo devolvió a Yuri.

—Bien, por lo que puedo notar, es urgente actuar cuanto antes. Detállame todo tu plan a través de una llamada a este número. —le ofrece un papel con su número telefónico personal. — Y estaré el día que me digas allí.

Con algo de recelo tomo el papel y lo guardo. Acomodo las pocas cosas que trago consigo y sin despedirse se disponía en irse.

—Deja que alguno de los míos te lleve hasta a tu alojamiento, si gustas por seguridad tuya y de tu grupo podemos trasladarlos a una zona más apropiada.

—Por el momento, no necesitamos de eso. Cuando sea ese el caso, te lo informare—Abrió la puerta y la cruzo— te llamare.

Fue lo último que Leroy escucho, antes de solo ver como aquel omega se iba con una marcha que dejaba ver soberbia en su andar. Atrayendo la mirada de unos cuantos ante el pavoneo de su cintura.

Liar del peor tipo. Onde histórias criam vida. Descubra agora