Viernes a las 8

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↳ [ ADVERTENCIA: One-Shot sad.] -; 。:°

⇉ Contiene muerte de personaje.

[...]

Caos.

Así era como definía todo a su alrededor. Sangre, fuego, destrucción y muerte. Todo estaba colapsando, por suerte, muchas personas habían sido evacuadas y ya no tenía que irritar sus oídos con los desesperantes gritos a su alrededor.

Aunque, siendo un poco contradictorio, le hubiese gustado escuchar los gritos en el momento en vez de su miserable llanto. Era desesperante y le recordaba a su dolor en ese momento.

Era consciente de la situación y del estado de su cuerpo. Estaba herido con una fuerte hemorragia en su abdomen que manchaba su elegante ropa verde. No iba a resistir mucho más, no lo suficiente para ser sanado.

Se preguntó ¿Por qué no podía dejar de llorar? Luego sintió algunas gotas caer en su frente, él no era quien lloraba de esa forma.

Sonrió con la fuerza que pudo, miró hacía arriba. Ahí estaba él, su ex guardaespaldas, Mako.

Intentó levantar su brazo para secar sus lágrimas en vano, no respondía. Su cuerpo estaba tan débil. Se sentía cansado, quería cerrar los ojos pero no se lo permitió así mismo.

Había muchas cosas que él aún quería hacer, ya era muy tarde. Solo pensó en lo que ya había hecho, de lo que se arrepentía y de lo que nunca haría. Por ejemplo, nunca se hubiera arrepentido de conocer a Mako.

Era importante para él, un amigo, un compañero y un amante en sus pensamientos. Mako lo hacía feliz. Lo hacía sentir como cualquier ser humano en el planeta. Le gustaba eso, sentirse de forma tan cálida con él. Mostrar su verdadero ser más de lo que todos han visto. Si algo sabía Wu, es que amaba a Mako.

Había estado reprimiendo sus sentimientos durante mucho tiempo. No quería que nadie se enterase. No porque fuera hombre o algo así, eso le encantaba de él, sin embargo...Nunca sería correspondido. Doloroso, pero cierto. Le gustaban las mujeres y no era eso, era un hombre. Se tragó sus sentimientos y se conformó con tenerlo a su lado como un amigo.

Entonces Wu sintió eso, el olor a muerte. Su cuerpo le pedía descansar, en cualquier momento iba a...Dejar a todos. Su hora había llegado, estaba muriendo en un montón de escombros y en vuelto en un caos gigantesco. Al menos esperaba un poco de elegancia de parte del mundo.

No quería, no quería, no quería. No era justo. Aún había cosas que quería decir. Sí...Decir.

Tomó aire y toda la fuerza que le quedaba de su cuerpo para así soltar las palabras que estuvieron en su garganta escondiéndose tímidamente. Las succiono en su lengua para tirarlas afuera y dejarlas salir en cuanto pudieran.

—Mako.

No respondió.

—Parece que me dieron.

—Cállate.

—Pero esto no parece pastel de fresa.

—Cállate.

—No te preocupes, nada que una buena lavandería pueda arreglar.

ᏆNᏟᎾᎡᎡᎬᏟᎢ QUᎾᎢᎬᏚ ᜑ ᏔUKᎾWhere stories live. Discover now