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Nunca había estado tan nervioso en su vida, ni siquiera para los exámenes que eran la fuente de estrés y nervios para la mayoría de los estudiantes.

Sólo faltaban unas cuantas horas para ir a la cena en casa de su abuela, y en serio que pensar en Jaebeom haciéndose pasar por su pareja era algo que seguía sonando irreal incluso sabiendo que era una mentira.

— Que bueno que sea una mentira —se dijo mientras permanecía sentado en el césped de su patio trasero con el libro en mano. De todo el rato que llevaba ahí con intenciones de leer en realidad era lo menos que había hecho, no podía dejar de darle vueltas al asunto, quizá estaba dejando que le afecte más de lo que debería.

— ¿Tu existencia? La verdad que sí.

No evitó gruñir con odio cuando escuchó la voz burlona de Jaebeom detrás suyo, seguramente el mocoso metiche había saltado la muy baja cerca que dividía ambos terrenos.

Iba a darle una de sus muy típicas respuestas despectivas pero no podía, se iba a obligar a no tratarlo con la misma agresividad de antes, al menos por ahora en lo que duraba esa mentira.

— Que lindo que me bendigas con tu agraciada presencia, pero estoy leyendo y no tienes nada que hacer aquí, Beomie —respondió lo más tranquilo que pudo, tratando de centrarse en su olvidada lectura.

En un segundo tuvo al menor sentado a su lado, muy tranquilo y despreocupado.

— Estaba pensando que deberíamos planear bien todo este asunto, no pienso ir para pasar vergüenza, ese es tu trabajo.

— ¿Planear? —inquirió sin entender del todo, dejando de lado el libro para mirar al pelirrojo que sólo asintió —, explícate.

— Es seguro que nos pregunten en dónde nos conocimos, cuánto tiempo llevamos y esas cosas que normalmente preguntan. ¿Qué vamos a responder si no hemos planeado eso? Por ejemplo, yo diría que te conocí en la calle; iba caminando tranquilo cuando de repente salió una criatura mutante de un callejón, se arrastró mientras me pedía comida, y como soy una buena persona le compré mucha. Luego volví cada día a verte a tu casita de cartón en el callejón, hasta que terminé aceptando tus suplicas para que salga contigo —contó con una ligera sonrisa, luego lo miró y ensanchó su gesto malicioso cuando casi pudo ver la vena marcada en el cuello de su vecino —, ¿tú que responderías?

— Yo respondería que te encontré en un cubo de basura durmiendo con las ratas, te saqué de ahí y salvé tu vida, entonces estabas tan agradecido que me dijiste que ahora serías mi perro de por vida, quiero decir, novio.

Jaebeom rápidamente le manoteó el libro de las manos y se levantó cuando vio las intenciones de Jinyoung por quitárselo.

— ¡Dámelo! Jaebeom, hablo en serio... —espetó cuando lo vio al lado del balde con agua, amenazando con tirarlo dentro —, ese libro es muy importante, tonto.

— ¿Qué tanto?

— Me lo regaló mi papá hace mucho. Dámelo.

Lim perdió toda la diversión en cuanto oyó eso. Miró el objeto unos segundos antes de devolvérselo al castaño que se lo arrebató de un brusco movimiento para aferrarse a él como si fuera lo más preciado. Ahora no dudaba que lo era.

— Hagamos esto bien, Jinyoung —dijo con seriedad —, si voy a participar en tu mentira, tenemos que hacerlo bien.

— Lo sé, tampoco quiero pasar vergüenza, ¿sabes? Hablemos como gente civilizada y no como monos, ¿trato, monito? —dijo con calma y seriedad, viendo la mala cara del menor por lo último dicho.

por una mentira » jjproject. Where stories live. Discover now