Capítulo 16

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CAPÍTULO 15:

El agua goteaba de mi ropa como la lluvia. Había amanecido hacía horas, pero el sol no había secado aún mi ropa lo suficiente para que el frio que el agua filtraba, desapareciera. No sabía como lo había hecho, pero había sobrevivido al agua, había querido sobrevivir. El dolor de mis pulmones, la vida pasando delante de mis ojos, el verme enterrada en oscuridad; el miedo se apoderó de mí. Empecé a luchar por mi vida y, cuando perdí el conocimiento, una mano amiga o lo que fuese, me condujo hacia la libertad. La moto aún seguiría en el fondo del agua para siempre, pero aquella situación me había servido para algo. Si había sobrevivido a aquella casi muerte, seria porque aún no había llegado mi hora. Algo que quedaba por hacer. Asique, allí me encontraba, observando el despertar de una ciudad que despertaba ajena a lo que en ella se había vivido.

-Sabía que te encontraría aquí- no me giré. Sabía perfectamente de quién era esa voz. Solo permanecí allí, mirando la ciudad- Fue un gran salto- me señaló el otro lado del puente por donde había saltado- Será una pena no volver a ver la moto- la miré.

-¿Qué quieres, María?- se calló y me miró.

-Pedirte disculpas- respondió- Yo fui la que te hizo la cita a ciegas con Luisita. Le entregué la carta- me quedé helada cuando la escuché- Lo siento, pero no podía más con ello.

-¿Por qué?- respondí- Te dije que no la entregarás.- me sentía furiosa, pero en sí, lo que había hecho María, no estaba del todo mal. Siempre fue ella- Tú...

-Lo sé, Amelia- me cortó- Lo siento. Soy una estúpida y me vas a odiar por toda tu vida.

-No pienses eso- respondí- Si algo he aprendido es que después de todo, nadie tiene la culpa de lo que le pase a otro. Tu intención fue buena, es lo que importa- agachó su mirada- María... de verdad...

-¿De verdad me perdonas?- sonreí.

-Sí, de verdad.

-¡Gracias por perdonarme!- se lanzó esta sin previo aviso abrazándome, la antigua María volvía- ¡Gracias!

-No te preocupes- respondí intentando recuperarme del abrazo- todo está bien, te lo prometo- contesté cuando escuché un ruido dentro de la chaqueta.

-¿Tú móvil?- preguntó esta mirándome la chaqueta.

-Eso creo- me metí la mano y lo saqué escurriendo el agua de él- ¿Cómo ha podido sobrevivir?

-Y eso que es un iPhone- para que digan la gente después que no son duraderos.

-Pues sí, pero se ve que son muy resistentes cuando mira... ni el agua lo destruye.- lo sacudí soltando este el agua que tenía- Mi hermano invirtió bien el dinero al final- bromeé mirando la pantalla, era Ezra. Seguramente, preguntando donde estaba- ¿Diga?- pregunté aún no seca.

-Amelia- el tono de su voz me indicó que algo iba mal- A mamá le quedan horas de vida...

No dije nada, todo volvía a su mal camino. Dios me había salvado para nada. Alcé mi brazo y, cogiendo impulso, lo lancé al agua. Que todo se reuniera. Toda la mala suerte. El no poder hacer nada. Todo lo mandaría a la mierda, estaba cansada de todo:

-¿Malas noticias?- me levanté con ella.

-Tengo que irme- asintió- Y María, no te preocupes, estoy bien- respondí marchándome.

Había algo más que debía de solucionar o, al menos, decirle adiós. La antigua Amelia moría poco a poco, era hora de aceptar los cambios de la vida aunque no fueran los mejores que la vida me deparara.

Llegué corriendo al hospital y me dirigí directamente a la habitación cuando Ezra, que estaba en el pasillo, salió en mi encuentro:

-Amelia, ¿qué te pasó?- preguntó mirándome de arriba abajo- ¿Por qué tienes mojada la ropa?

Tengo ganas de ti - Luimelia //Segunda parte A3MSC// COMPLETADAWhere stories live. Discover now