Capítulo 25: "La gran fiesta"

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Esa noche nos preparamos con costosos collares de perlas y pulseras de oro. Utilizamos maquillaje, el cual nunca había probado antes; ambas nos encontrábamos bellísimas.
Katarina llevaba un vestido negro que dejaba descubiertas sus esbeltas piernas y unos tacones que exageraban su estatura genéticamente alta. Por mi parte, el vestido rojo me satisfacía ante el espejo, al tiempo que mis zapatos con una leve plataforma lograban estilizar mi silueta.
-¿Cómo me ves?- preguntó Katarina mientras observaba mi reflejo en el espejo de una de las habitaciones del castillo.
-Casi tan bien como yo- contesté esbozando una leve sonrisa de costado.
Ambas partimos hacia aquella fiesta que prometía diversión, comida y entretenimiento con un dejo de seriedad. Subimos al carro con la ilusión de que íbamos a causar estribos. Ansiaba ver a Talon dentro de un traje de gala, fantaseaba con un fuerte y guapo príncipe azul con saco y moño, demasiado sensual.

A decir verdad, los vestidos fueron diseñados en Piltóver, la ciudad más moderna de toda Runaterra. Tenían un estilo único, al igual que los nuevos trajes blancos que implementaron hace poco. De modo que el dinero que demandaban era demasiado caro para la antigua zorra forastera que era.
-Malas noticias. Irá Yasuo a la reunión, Noxus lo quiere de su lado para la guerra contra Demacia. Dicen que puede sernos muy útil- comentó Katarina mientras el carruaje nos transportaba.
-Bien. Tengo que hablar con él de todas formas- respondí entre dientes mientras maldecía por lo bajo, después de todo, me había engañado aquel astuto espadachín.
En menos de lo pensado ya estábamos en la puerta de esa gigantesca mansión donde se festejaría la dichosa fiesta. El conductor del carro nos abrió la puerta y extendió su mano repartiendo caballerosidad. La tomé y descendí junto a mi compañera.
-Gracias- dije una vez tocando suelo.
Me dirigí a la puerta intentando hacer equilibrio con mis zapatos mientras subía los escalones de la entrada. Llamé a la puerta, al tiempo que acomodaba mis falsos bucles que Katarina me había echo con mucha destreza. Ella llevaba el pelo liso, como siempre.
-Pasen, señoritas- comentó un hombre con vestimenta de sirviente que pude distinguir como mayordomo de la casa.
Entramos recelosas, no sabíamos a lo que nos enfrentábamos. Pasé la mirada por todo el sitio: escaleras estiló caracol con baranda de oro, habitaciones espaciosas y demasiado limpias, suelo pulido y encerado, cuadros importantes colgados de las paredes, entre otras cosas. Todo se hallaba impecable, era ensueño. Me hubiera gustado poder ser menos ignorante para adivinar cuán valiosas eran las diferentes y genuinas decoraciones.
-Veo que no repararon en gastos- comenté admirada.
-Por supuesto que no. Esta es una muestra de lo que Noxus puede ofrecerle a sus aliados, es importante dejarlo en claro cuando figuras políticas y jurídicas se aparecen por esta zona- respondió coloquialmente el señor mientras nos guiaba hacia algún lugar de aquella mansión.
-¿Quieres decir que Noxus busca aliados?- consultó Kata.
-Así es, señorita- dijo con una tenebrosa seriedad-. Por favor, es por aquí-.
Pasé saliva, aquello era una novedad para nosotras dos, no teníamos idea de lo que estaba tramando Swain, lo cual me trajo ciertas dudas: ¿Por qué Noxus había invitado a Demacia si buscaba aliados en su contra?
Era una estupidez.

El mayordomo abrió una puerta grande que dio paso a otro gigantesco salón. Había mesas, diferentes tipos de comida importada de todo Valoran, una decoración de temática formal demasiado impecable, y muchas personas desconocidas alrededor merodeando en busca de algún bocadillo.

Katarina desapareció de mi lado cuando distinguió entre tantas personas relevantes a Darius y Draven. Ambos estaban muy atractivos. La camisa blanca y el chaleco apretado le quedaba muy bien a Draven, marcaba los músculos de sus brazos y su abdomen de guerrero. Por otra parte, Darius se asemejaba a la apariencia de un padre con su saco negro y corbata, me sentí intimidada por un momento. Pude divisar a Akali acercarse hacia mí.
-Estás preciosa. Si fuera un hombre me hubiera enamorado- comentó al verme.
-¿De qué hablas? Tu te ves reluciente, me haces parecer una mendiga- respondí mientras pasaba mi mano por la nuca y sonreía confortablemente.
Ella vestía un largo vestido verde esmeralda que dejaba al descubierto gran parte de su espalda. Con su largo pelo oscuro, hacia resaltar sus curvas femeninas.
-Escuché que estás embarazada, felicidades- dijo tocándome el brazo con gesto animador.
-Gracias-.

Me causaba terror la idea de ser madre y abandonar mis travesuras secretas e interesantes para integrarme mediante la fuerza mayor a la aburrida y solitaria vida de la ama de casa preocupada por su familia. Un escalofrío recorrió mi espalda al detenerme a pensar en ello.
Pasé saliva y me dirigí hacia donde Katarina se hallaba platicando con aquellos dos hermanos. Ella hacia énfasis a cada palabra con el movimiento de sus manos y la mirada fija de sus ojos.
-Hasta Ahri lo sabe, ¿Verdad?- terminó de decir ella refiriéndose a mi.
-¿Eh? Sí...- repuse preguntándome a qué se refería.
Ellos me miraron extrañados, debía ser un tema muy privado para que aquellos dos clavarán su mirada en la mía al mismo tiempo. Impuse una sonrisa falsa para quebrantar el momento incómodo que había quedando suspendido entre nosotros.

De pronto, sentí como alguien tomaba mi cintura y me jalaba hacia atrás. Solté un gritó seguido de una carcajada que se perdieron entre el barullo que causaba tantas personas comunicándose. Miré a los brazos que me rodeaban: eran antebrazos trabajados y atractivos que vestían una camisa blanca parecida a la de Draven. Miré sobre mi hombro y distinguí a Talon, lo cual me robó una gran y espléndida sonrisa de tranquilidad. Se veía aún más perfecto de lo que me imaginaba: su media melena peinada hacia atrás me generaba gracia, era como un verdadero galán roba novias. El chaleco que llevaba remarcaba su esbelto cuerpo que tanto me atraía e, inevitablemente, miré a sus ojos marrones que sonreían al verme.
-Esta noche te voy a perder con ese vestido- me dijo al oído.
-Entonces manténme cerca- repliqué.
Él me acercó más hacia su cuerpo, lo suficiente para que mi cabeza estuviera pegada a su pecho.
-¿Así?
-Quizás.
Esbozó una leve sonrisa. Me giró hacia él con delicadeza hasta encontrarnos cara a cara. Dejé que sus brazos me guiaran hacia donde lo desee, esperaba sorprenderme. Atrajo su boca hacia la mía antes de que pudiera apreciar sus ojos de nuevo: estábamos casi pegados, como enredados. Deslicé mi mano sobre su nuca, aflojé mis dientes y le devolví el beso. Su lengua hizo cosquillas en mis labios y luego me acarició la boca. Sentí que las rodillas se me derretían. Lo único que impedía que me desmoronara era su mano en mi espalda, que me aferraba contra él.
Percibí el calor de su contacto, los dedos flexionándose sobre mis músculos tensos mientras me persuadía de que podía confiar en él. Aunque yo lo hacía, no obstante, ese beso me elevó a un sector desconocido donde perdí, por unos eternos y hermosos segundos, mi seguridad y mi orgullo.
-¿O así?- insistió.
-Así, definitivamente así.
Un silbido se escuchó a lo lejos. Era Draven que nos miraba con una sonrisa que reflejaba su gran ego. Katarina, al lado de él, sonrió cuando me di la vuelta y me sonrojé como una niña tonta e inmadura. Me había olvidado que nos hallábamos en medio de una multitud de personas relevantes de toda Runaterra, lo cual hizo que la situación empeore aún más.
-No es el mejor lugar para esto- musité en su oído parándome en puntita de pie.
-¿Qué? ¿No te gustó?
-Sí, solo que todos nos están mirando y son gente importante. Es decir...- frené mi discurso cuando su mano tocó una de mis mejillas rojas.
-¿Otro?
Sonreí y dirigí mi vista hacia mis pies. Anhelaba decirle que sí, pero no era lo correcto.
-No podemos, Talon. La gente nos mira raro y yo...- esta vez me interrumpió él.
-Nena, todos te miran hoy. Estás espléndida. No me resisto cuando seduces a otros hombres, es insoportable.
-Cállate. Me haces pasar vergüenza.
-Cállame.
Me quitó las palabras de la boca, me dejó sin retaguardia que usar. Era justamente lo que deseaba que me hicieran. Me había enamorado por segunda vez.

Del odio al amor.- League of Legends (Ahri x Talon)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang