8. Miradas de reojo.

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Ya después de haber completado mi primer mes en la escuela, inesperadamente mi mellizo regresó a casa.

Con un nudo en la garganta, esa mañana que Vincent me llevó a la escuela; él me comentó que en la tarde después del trabajo traería a Juls.

- No puedes decirle ni a él, ni a nadie lo que está pasando entre nosotros, ¿ENTIENDES? ¡No puedes preocuparlo porque si Juls recae será tu culpa! -

Suspire después de oír eso y dije:
- no te preocupes, nadie sabrá de esto. Créeme que tengo razones para que nadie sepa.-

- Muy bien. eres un buen chico, te voy a dejar tranquilo como recompensa para que puedas estar con Juls sin cuidado.-

Me parecía extraño que Vincent me hablara así. Pero supongo que no se va a confiar, pues en su cabeza existe la posibilidad de que yo le cuente a mi hermano por lo que estoy pasando.

Pero no me retracto a qué no quiero contarle a nadie y ni siquiera es porque Vincent dice. Sino, por la vergüenza tan grande de que alguien sepa que me están abusando.
No podría vivir así siendo juzgado, no lo aguantaría.

Después de la escuela, fui directo al cuarto a ducharme. Estaba tan emocionado que no me podía quitar la sonrisa del rostro. Traté de Adelantar algunas tareas del colegio pero no me podía concentrar. Así que bajé y me quedé hablando con Virginia, también para ayudarle con la cena.

ya casi antes que anocheciera llegó Vincent con mi hermano Juls.

Me siento como el momento antes de abrir un regalo de navidad. (aunque Grace no nos diera gran cosa; igual me emocionaba tener algo nuevo)

Hasta me puse nervioso por la expectativa de verlo por fin... y claro, ver su cambio.
Lo abracé en la puerta de la entrada,
Juls me regreso el abrazo y me sonrió.
Es él...! está como si nada.
Ya no estaba roto, ni ido.
Se me llenaron los ojos de lagrimas por la felicidad de tenerlo devuelta a mi lado, sano y sonriente.
para ser honesto no esperé un cambio así.
Igual se fue por un largo tiempo.
Pero él estuvo tan mal; Que hasta llegué a pensar que no tenía salvación.

Vincent me saludó pasando su mano por la cabeza revolviéndome el cabello como de costumbre y se fue a la cocina.

Virginia recibió a mi mellizo con un abrazo. Yo agarré su mochila y la subí al cuarto que compartíamos.

Él se sentó en la cama y dijo en voz baja un poco tímido.

- ¿cómo has estado? -

Por alguna razón se me vino a la mente cuando Vincent me pegó con la correa...

- ahora que estás aquí estoy bien -
le sonreí.

Cenamos juntos. Estaban todos menos Spencer, que casi nunca estaba en casa.
La cena estuvo bien y el ambiente ameno.

En la noche nos quedamos despiertos hasta tarde, hablando sobre todo.

- ¿Cómo te fue en el centro Lavender?-

- Bueno... estuvo bien. Me trataron muy bien.
Gerarth estuvo pendiente de mi tratamiento.
Las instalaciones son impresionantes; todo es paz. Y las personas ahí son... ya sabes, como nuestra familia.
Lo único malo es que no me dejaron verte y no me dijeron nada de ti; - hizo una pausa y siguió -
Esa es mi única queja.
Pero Gerarth me explicó que era necesario que no nos viéramos hasta que mejorara.
Creo que él sabe lo que hace. -

Dijo Juls sonriendo.

Me sentí como si no hubiera pasado nada, como si él no se hubiera ausentado por todo este tiempo, Como si lo de Grace fue un mal pensamiento de mi imaginación. Por un instante olvidé todos mis problemas.
Se veía igual que siempre, cálido, sonriéndome y amable.

Lavender Where stories live. Discover now