Día 04. Primer encuentro

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Si Mori tuviera que definir en una sola palabra su primer encuentro con Fukuzawa sería “peculiar”. Cuando aceptó formar parte del plan de Natsume-sensei, el Plan Tripartito, y este le dijo que le contrataría un guardaespaldas, se pensó que su maestro lo decía en broma para reírse de él por ser tan patoso y descuidado a veces. Pero no, Natsume siempre va en serio en todo lo que dice.

Aquel día fue el único en el que se atragantó con sus fideos instantáneos. Cuando oyó la palabra “guardaespaldas” esperaba que apareciera un hombre armario, musculado y uniformado, no aquel… ¿Cómo decirlo? Samurái con una espada que se negaba a utilizarla.

Natsume lo quiere matar, seguro.

La guinda del pastel vino cuando dijo que estaba fundando una Agencia y que se había retirado de aquel puesto para siempre. 

Sí, su maestro lo estaba haciendo a propósito.

Gracias a los cielos que había habido una reyerta y le tocó ir a curar a unos cuantos heridos. Eso le ayudaría a refrescarse la mente para poder asimilar todo lo que estaba pasando aquel día.

Cuando terminó, regresó a su despacho y allí seguía aquel hombre, sin moverse ni hacer nada. ¿Es que acaso no comía? ¿No tenía necesidades? ¿No iba al baño?

—Bueno… Fukuzawa-dono… Conozco bastante bien su historial.

—Por desgracia, yo también conozco bastante bien su historial, Mori-sensei.

Su mirada era afilada y directa, carente de cualquier emoción. Como la de un lobo a punto de atacar.

—No hemos tenido un pasado fácil ninguno de los dos —soltó una risita.

El hombre se negó a responderle. Estaba claro que no le caía bien. ¿Por qué Natsume-sensei le había puesto como guardaespaldas a aquel hombre?

Por la noche, el guardaespaldas por fin se fue de la clínica y pudo respirar aliviado antes de que aparecieran los maleantes que estuvo atrayendo durante todo el día por orden de Natsume para encontrar su escondite. No tardaron nada en dar con él y, de buena gana, se dejó atrapar.

Como suponía, se ensañaron con él a base de golpes y torturas, pero estaba entrenado para soportar todo eso. Sin embargo, su sexto sentido le decía que debía esperar y aguantar todo lo que pudiera: algo iba a ocurrir. De pronto, la puerta se abrió y por ella apareció aquel hombre, con la espada ensangrentada tras haber matado en un tiempo récord a todos los enemigos del lugar.

Tras rescatarlo y acabar con todos aquellos inmigrantes, descubrieron la guarida y terminaron el trabajo de forma limpia y sin fisuras. Era increíble la compenetración de ambos en combate y a la hora de formular estrategias, pero lo más interesante de todo fue que aquel hombre tan peculiar pasaría a ser ahora su guardaespaldas personal… Y a él no le molestaba. 

Puede que hubiera sido el destino quien estuvo barajando aquel encuentro.

Solo él dirá cómo acabará aquella pareja tan peculiar.

Por otro lado, si alguien le preguntara a Fukuzawa cómo fue su primer encuentro con Mori, afirmaría sin ningún tipo de duda.

—En mi vida he estado tan estresado.

FukuMori Week 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora