❝-When I close my eyes.
I see those eyes. My heart kept aching, so I wanted to forget...
If this is a dream, please let me wake up.
Are you really my destiny?
Falling you. Like destiny, falling
You're calling out to me, calling
I can't escape...❞
...
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Luego de unos segundos había recuperado el sentido de la orientación. Los brazos que me sujetaban me ayudaron a pararme derecha, una brisa fría me azotó, fue entonces cuando me alegré de que mi vestido tuviese largas mangas que llegaban hasta mi muñeca.
— ¿E-está bien señorita?
Alcé mis ojos, encontrándome con los ojos de la persona frente a mi. Eran negros, profundos parecía que podía ahogarme en ellos si los miraba por mucho, también vacíos. Apenas su voz llegó a mis oídos me di cuenta de que era conocida, como si la hubiese escuchado antes, pero era imposible, ¿¡no!?
De sus ojos se escaparon un par de lágrimas al ver mi rostro. No entendía porque lloraba al verme, de repente cae de rodillas frente a mí, mirándome, como si estuviese en un trance.
— ¿Está bien?— pregunté asombrada.
Luego de hablarle fue que él pareció recobrar sus sentidos, miró alrededor desorientado, cómo si no entendiera que hacía de rodillas, como si no lo recordara.
— S-si.— contestó limpiándose las lágrimas y poniéndose de pie.
Observé mejor a la persona frente a mi, era alto, vestía de negro, había un sombrero en su mano y su traje estaba, por así decirlo, arreglado perfectamente. Era guapo, desde su estilo clásico y formal, hasta sus labios y su perfecta mandíbula.
No sabía cuánto tiempo había estado mirándolo. Así que sin saber que decir di un vistazo al anillo en mi mano, miré alrededor, no había nadie excepto nosotros y una mujer de rojo a más o menos un metro de distancia.
"¿Debería quedarme con el anillo? Es bonito y además me resulta familiar."— pensé, hasta que el hombre frente me habló:
— Es-eso, es mío.—dijo señalando el anillo en mi mano.
— ¿En serio?— dije sonriendo de lado, no le creía.
— ¡S-sí! Justo ahora se me calló.— contestó.
¿¡En serio quería tanto el anillo!? O ¿en verdad le pertenece? De igual forma yo también lo quiero, siento que es algo importante, pero si es suyo debería dárselo:
— ¿En serio es suyo?—pregunté mirándolo fijamente.
Ante mi mirada se puso un poco incómodo pero asintió varias veces con la cabeza a modo de respuesta. Suspiré, iba a darle el anillo cuando el me dijo que lo colocara sobre el pañuelo en su mano. Lo miré extrañada, era muy guapo pero se comoportaba un poco extraño, aún así me resultaba lindo. ¿¡Es lindo!? ¿¡Acaso estoy loca, es un extraño!? Le sonreí ignorando mis pensamientos y coloqué el anillo en el pañuelo.
Las palabras que salieron de mis labios después, hicieron que me cuestionara de nuevo mi salud mental, cuanto quería ese anillo y mi atracción por un completo desconocido. Por alguna razón me sentía desesperada por tener el anillo, apenas lo tenía desd hace cinco minutos pero sentía como si fuese algo valioso para mí:
