Capítulo 12: El banquete (Parte 2)

102 10 8
                                    


Si Nana iba a usar cualquier auto, debía llevar su uniforme, sino no tendría la autorización de salir de la casa.

Junna estaba lista, llevaba algo simple puesto, ya que no quería llamar mucho la atención.

    — ¿En serio saldrás con el uniforme de chofer? —dijo sonriendo con diversión.

    — Sino lo hago así no nos dejarán salir, pero estoy llevando algo extra —dijo aún optimista.

Ambas se dirigieron al auto, avisaron Mahiru y salieron de la casa.

El auto en el que iban no era uno formal negro como los demás, sino más bien era un modelo reciente para cuatro personas, con bastante espacio, asientos muy cómodos y tecnología impresionante.

    — ¿A dónde te gustaría ir? —.

Junna miraba pensante hacia la ventana, pero al escuchar a Nana hablar se dirigió hacia ella.

    — ¿No tenías algo en mente? —.

    — No, suelo salir sola, pero como esta vez me acompañas me gustaría que decidas —.

    — Eeehhh, bueno —pensó en algún lugar, pero no se le venía a la mente ninguno.

    — ¿Qué te parece un parque cercano? Veremos si hay helado para ir comiendo —.

Junna asintió.

Pronto llegaron a un parque, bajaron pero sin dejar lejos el auto, ya que no confiaban mucho en un estacionamiento. Nana se quitó su saco de chofer y se puso uno más semiformal.

Fueron por unos dulces y refresco, y luego se sentaron a comer.

    — ¿No sales muy seguido, verdad? —dijo Nana para después darle un mordisco a su algodón de azúcar.

    — Así es, la mayor parte de mi vida estuve dentro de cuatro paredes, por eso instruyo y no soy chofer —sonrió viendo a la rubia.

Nana entendió, así que rió un poco.

    — ¿Tú que me dices? Sales mucho —.

Nana asintió— no mucho, pero sí a menudo, pero no hablemos de mí, me gustaría saber más sobre la instructora estricta —.

Junna se ruborizó un poco— es la forma en la que me criaron, siempre obedecer y hacerlo bien —.

    — Pero, ¿Querías llegar a ser lo que eres ahora? —.

Junna dudaba en hablar o no, no confiaba mucho en la rubia, de hecho no confiaba en nadie.

    — Tranquila, yo no juzgo, también te contaré sobre mí —sonrió inspirando confianza.

    — ... de hecho hace un par de años otou-sama me echó de casa, no sabía que hacer o a donde ir —.

La rubia no creyó lo que escuchaba ¿Qué padre sin corazón echaría a su hija a su suerte?

    — ¿Porqué? Eso es cruel —dijo prestando más atención.

    — Mi familia es de clase media, ellos querían escalar a través de un hijo varón que se casara con alguna chica adinerada, pero como podrás deducir... soy hija única. El otro medio era quedar bien socialmente ante otra familia, incluso realizaron una cena para darle mi mano a niño rico, pero me negué en hacerlo —frunció su ceño—, yo no lo conocía, no lo quería, ni siquiera me avisaron que yo podía ser un objeto mediante el cual ellos podían impulsarse, así que mi padre me echó diciendo que si no podía ser de ayuda a mi familia, no había necesidad de que perteneciera con ellos —.

Tres DeseosTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon