NARUTO PARTE CINCO

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El frío era intenso para la escasa ropa que llevaba puesta, tenía la piel de gallina debido a eso.

Pero la adrenalina me inducía a seguir corriendo sin cesar, ésto se debía a que deseaba ser libre por dios.

Hacer lo que desee, ir a donde yo elija y no a donde me impongan mis carceleros.
Elegir cómo vestir, cuando dormir, cuando reír y gritar.

Quería salir al mundo exterior y poder verlo con mis propios ojos, percibirlo por mis mismos sentidos, en vez de seguir mirándolo a través de los libros e imaginándomelo.

Aquellos sentimientos me llevaban más allá de lo que la misma lógica me permitía ir, además no quería seguir en manos de un vampiro.

Había estado suficiente tiempo bajo el poder de ellos ¿por qué me sucedían estas cosas a mí? Yo no pedí tener este poder que ellos tanto codician, de buena gana se lo habría cedido a Neji cuando me tuvo encerrado en la torre si hubiese podido hacerlo, con tal de recuperar mi ansiada libertad.

La angustia amenazaba con quebrarme otra vez porque estaba recordndo a mis padres y lo felices que éramos antes de la llegada de ese maldito vampiro.

Pero la verdadera culpa la tuvo un Uchiha, que traicionó a mi padre entregándonos a su supuesto enemigo.

Por eso no podía confiar en ese vampiro que me había salvado, por más hermoso que fuera ya que al fin de cuentas se trataba de un Uchiha. Un maldito Uchiha.

Corría por los árboles en esa desolada noche sin fijarme por donde iba debido al torbellino de emociones que invadía mi alma y mi mente.

Por tal razón fui atrapado tan fácilmente por las lianas que emanaban del corazón de la tierra, quienes se enroscaron en mis tobillos logrando hacerme caer para envolverme en cuestión de segundos consiguiendo así inmovilizarme.

Inmediatamente sentí un pinchazo agudo en mi cuello que me paralizó al completo.

Todo mi cuerpo permanecía inmóvil sin poder moverse. Apenas lograba respirar. Aquello me empezó a desesperar ya que era mucho peor que estar encerrado en la torre del castillo de los Hyuuga.

No importaba cuántas veces lo intentara ni cuán poderoso fuese, mi cuerpo no me respondía ya.

Quise escapar en busca de la libertad y acabé siendo encerrado en mi propio cuerpo.

Para empeorar mi situación, sentía cómo la tierra me iba succionando lenta pero continuamente. La desesperación amenazó con enloquecerme. ¿Qué sería de mí ahora?

RECUERDAME (SASUNARU)Where stories live. Discover now