Sunflower Crossroads 🌻(SantaEarth)

Capítulo 11: Te quiero

-"Earth, por fin estás aquí" El cuerpo del castaño fue rodeado por los brazos de su amiga.

-"Gift te extrañé mucho" Correspondió el gesto con cariño.

-"Y yo a ti, cariño, vamos adentro, tenemos mucho que platicar".

Los chicos entraron a un pequeño bar donde se encontraban otros de sus amigos más cercanos, la mayoría de la universidad,  saludó a todos, se abrazaron y platicaron durante un rato para actualizar sus vidas. Earth extrañaba eso, poder ser sólo un chico con amigos en un bar festejando, no era que odiara la fama, pero a veces era un poco abrumador lo que la prensa o redes sociales pudieran decir de él, aparte aunque no lo demostrará le dolía horriblemente lo pasado con Kao, se sentía desilusionado, confundido y muy triste, no quería preocupar a nadie pero a veces el sentimiento no lo dejaba pensar en paz, se preguntaba si era él el problema.

-"...like that🎶" Era el sonido de su teléfono.

-"Estás muy pensativo ¿No vas a contestar?" Preguntó una de sus amigas.

-"Es cierto" Secundó otra, viéndolo preocupada, sin embargo, el aparato volvió a cobrar vida y el castaño decidió contestar.

-"En un segundo vuelvo" Dijo rápidamente, sin percatarse de quién estaba al otro lado de la línea. -"Bueno" Pasaron algunos segundos y nadie contestó. -"¿Hola?" Volvió a preguntar.

-"Sólo quiero decirte que te quiero, Mu, lo siento de verdad". Era la voz de Kao que sonaba tranquila pero un poco triste "Necesito acostumbrarme a extrañarte". Con esa frase cortó la llamada. El castaño no sabía que acababa de suceder, ¿Kao lo quería? Pero él rompió con él, y ahora le dice que lo extrañaba, no estaba seguro si el mayor se encontraba borracho o algo parecido porque su voz sonaba apacible como siempre.

De repente le entraron muchas ganas de llorar, de impotencia, de coraje, dolor, confusión, no sabía bien porqué, pero justo cuando intentaba sentirse mejor Kao regresaba a su vida a alterarlo, aunque fuera con pocas palabras cada una de ellas rompía su estabilidad y seguridad, había intentado ser comprensible y seguir pero en este punto quería desahogarse, expresar sus sentimientos. Otra vez su celular sonó haciendo que se recompusiera un poco para contestar.

-"¿Bueno?"

-"Esperaba que me hablaras hace horas para decirme cómo llegaste, estaba preocupado por ti" Dijo con un toque de broma en su voz pero también sonaba realmente preocupado, desde ayer que lo dejó en su casa no se habían vuelto a comunicar, de repente el de ojos marrones sonrió un poco.

-"Lo siento en verdad Po, olvidé hablarte, llegué bien y ahora estoy con mis amigos de aquí en una pequeña reunión" Intentó sonar seguro. "Gracias por preocuparte, ¿Tu cómo estás? ¿La tía no te regañó por llegar tarde?" Era ya una costumbre para Earth decirle así a la madre del menor, se llevaban muy bien, les gustaba bromear acerca de dar en adopción a Santa con el castaño  ya que al ser demasiado hiperactivo su progenitora ya no tenía energía para cuidarlo, ambos concordaban en que tenía un gran parecido a un cachorro juguetón.

-"Sólo me dijo que para la próxima mejor me quedé en tu casa" Ambos rieron alegremente, pero después se hizo un pequeño silencio. "Dime qué tienes". Exigió con amabilidad pero firme, el pelinegro estaba seguro que algo inquietaba a su amigo y sospechaba que tenía que ver con el final de su relación con Noppakao o quizá algo más.

-"Estoy bien" Dijo Earth tratando de parecer sincero pero fallando debido a que no quería darle problemas a su amigo.

-"Ter, dime, sino lo haces soy capaz de viajar en este momento a Chiang Mai, después de todo es mi regalo de San Valentín para ti, sólo sería adelantarlo" Eso hizo sonreír bobamente al mayor, hace unos días que cada uno pensó en qué regalarle al otro, Santa dijo que su P' le había dado muchas cosas por eso no era necesario nada más , por su parte Earth dijo que todo lo que llegara a querer él mismo podría comprárselo, lo único que ansiaba era la presencia de las personas, así que su amigo después de insistir mucho a sus padres tuvo la autorización para acompañarlo en ese viaje con el resto de sus compañeros de empresa, aunque no lo admitía en voz alta, le encantaba la manera en la que Santa lo consentía.