Capitulo 16.

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Capítulo 16: Disculpas

Pasé saliva, tratando de ordenar las ideas en mi cabeza y aclarar mi garganta, abrí la puerta de golpe, ella se dio la vuelta y me miró asustada, guardó silencio unos segundos, me dio una sonrisa fingida y siguió hablando.
— Tengo que irme hermanita — volvió a guardar silencio, supuse que estaba escuchando al interlocutor — aquí está
Rosie, yo le doy tus saludos, sí, ella también te manda saludos, un beso y mañana hablamos — agregó y finalmente colgó —
buenos días cariño — dijo dándome un beso pero yo moví la cabeza y me lo dio en la mejilla — era Nayeon, está de vacaciones en Nueva Jersey.
No le respondí nada, sólo asentí con la cabeza,¿Desde cuándo Jennie le llamaba bebé a su hermana? ¿por qué me sentí mal al escucharla?, Si me engañaba yo le estaba haciendo lo mismo, creo que al final lo que duele es el orgullo o quizá yo solo era el que me seguía haciendo rollos extraños en la cabeza por el peso de la culpa, la pregunta era ¿qué sentía yo por Jennie? Tenía que encontrar la forma de
averiguarlo.
Tomé su cara con mis manos y lo miré a los ojos, se veía nerviosa, trataba de esquivar mi mirada y entonces lo besé dulcemente, ella titubeo, pero al final puso sus manos en mi cintura y yo corrí las mías hacia su cuello. Terminó por abrazarme completamente y el beso se intensificó un poco, yo bajé mis manos a su espalda y de pronto, se escuchó un fuerte carraspeo que nos hizo romper el beso, pero permanecimos abrazados.
— Lamento la interrupción — dijo Lisa visiblemente molesta, con el ceño fruncido, recargada en la puerta con los brazos cruzados y los puños cerrados.
— No te preocupes Lisa, lo dejaremos para después, ¿verdad amor? — respondió Jennje sin soltarme y me dio un corto
beso en los labios.
— Pueden aprovechar más tarde cuando Jessica y yo vayamos al supermercado — exclamó en tono sarcástico y pude notar como apretaba más los puños.
— Voy a preparar café — dije separándome de Jennie y pude sentir la mirada asesina de Lisa aún cuando estaba de espaldas.
— Jenduki, ¿me puedes dar las llaves del Volvo? Por favor, ya que tú fuiste la que lo guardó en el garaje.
— Claro, voy por ellas, las dejé en la habitación.
En cuanto Jennie salió de la cocina, Lisa me sujetó fuertemente por el brazo y me hizo girarme para mirarla.
— ¿Qué parte no te quedó clara de que no permitieras que te tocara? — recriminó furiosa.
— Es mi novia, no puedo rechazarlo todo el tiempo.
— Eres mía Rosie, sólo mía y si no quieres que le tumbe los dientes a la imbécil esa, vas a buscarte un pretexto muy bueno
para que ni siquiera te mire.
—Suéltame que me estás lastimando, no eres nadie para exigirme nada, recuerda que lo nuestro es sólo sexo sin compromiso, fue fácil conseguirlo y
con esa misma facilidad puede acabarse.
— Estás muy equivocada si piensas que te voy a dejar ir con facilidad, me perteneces, no lo olvides.
— No soy un objeto, Lisa puedo tomar mis propias decisiones, no lo olvides tú.
Se escucharon los pasos fuertes de Jennie y entonces me solté. No supe de donde saqué fuerzas para decirle eso, lo que había entre Lisa y yo no era sólo sexo, al menos no
de mi parte, y debía reconocer que por un lado me sentía feliz por sus celos, aunque no sabía si los provocaban un sentimiento afectivo o sólo era su orgullo de Mujer herida.
Lisa y Jessica entraron a la cocina, ella abrazó de nuevo muy efusiva a Lisa y sentí un dolor en el pecho, después me saludó a mí muy entusiasta como siempre, yo le sonreí, pero la tensión se sentía en el aire.
Desayunamos ahí, casi en silencio, sólo Jessica y Jennie hablaban de vez en cuando. En cuanto terminé, subí a mi habitación a cambiarme, me puse unos jeans y un suéter ligero. Jennie subió después y me abrazó por detrás, pero me separé argumentando que no estábamos solas y que no era nuestra casa. Ella aceptó sin recriminaciones y empezó a cambiarse de ropa y yo bajé. Escuché las risas de Jessica provenientes de la parte trasera de la casa, resoplé y caminé hacia allá, estaba jugando ping pong con Lisa, quien se puso serio al verme.
Minutos después llegó Jennie y entonces Lisa propuso que jugáramos las cuatro. El juego empezó tranquilo, pero de repente, Lisa empezó a golpear la pelota demasiado fuerte mandándosela a Jennie que le respondía de la misma manera. Jessica y yo nos quitamos al ver lo agresivo que se estaba poniendo el asunto. Lisa miraba con rabia a Jennie y se notaba que tenía todas las intenciones de golpearla con la pelota y si no hubiera sido porque Jennie era muy hábil para regresársela, lo habría conseguido.
Jessica me sugirió que entráramos a la casa y lo hice ya que ella prácticamente me arrastró al interior, pero yo estaba
sumamente nerviosa por lo que pudiera pasar entre ellas si se quedaban solas. Ella encendió el televisor y empezó a cambiar
de canal en canal hasta que encontró algo que le llamó la atención, era un partido de hockey sobre hielo y gritó emocionada porque su equipo favorito estaba jugando. Más tarde entraron Lisa y Jennie y ésta también se entusiasmó porque era gran aficionada de ese deporte, así que se sentó al lado de Jessica en el sillón.
— ¿A poco te gusta el hockey? — preguntó sorprendida.
— Uy sí, desde niña, mi papá lo jugaba, aunque nunca estuvo en un equipo profesional.
— ¿Y a qué equipo le vas?
— A Chicago Blackhawks.
— ¿Bromeas? Yo también.
— Chócalas amiga — exclamó entusiasmada y le extendió la mano que Jennie se la chocó — ojalá que ganen, acaba de empezar el partido.
— Jessica, ya habíamos quedado en ir al supermercado —dijo Lisa seria.
— Pero Lisa, sabes que cuando los Blackhawks juegan el mundo desaparece para mí, vamos cuando termine, ¿sí?
— Y tú sabes que a mí eso me aburre.
— A Rosie también — intervino Jennie
— Entonces ustedes, par de aburridos, vayan a hacer las compras mientras mi amiga Jenduki y yo vemos el partido.
— Sí, es buena idea y de paso traen unas cervezas — agregó Jennie.
Lisa me miró y entró a la cocina por las llaves del coche, que había dejado ahí cuando se las entrego Jennie. Yo no estaba muy segura de ir, lo que menos quería era que empezara con reproches otra vez, pero al ver que Jessica y Jennie estaban ensimismadas viendo el televisor y yo no
encontrar otra cosa que hacer, decidí acompañar a Liss, al fin que iríamos a un lugar lleno de gente.
Caminé hacia el auto y Lisa me abrió la puerta para que subiera, ella se dio la vuelta y entró también, sin decir nada, lo puso en marcha y la radio empezó a sonar.
Conseguir mucho de mí
Conseguir mucho de ti
Caminando por las calles y apenas y te conozco
Parece como si estuviéramos predestinados
Tomarnos de las manos cuando salimos en las noches
Tengo novia dices, esto no está bien
Y yo también tengo a alguien esperándome
¿Qué es esto?, es sólo el principio
¿Por qué no puedo respirar cada que pienso en ti?
¿Por qué no puedo hablar cada que digo algo sobre ti?
Es inevitable,
Es el hecho de que caeremos ahí,
Así que dime
¿Por qué no puedo respirar cada que pienso en ti?
— Perdóname, no debí tratarse así en la mañana — empezó a decir mientras la canción seguía sonando — pero, me enferma la idea de pensar que ella te toque, sé que es tu novia y que yo sólo soy una extraña en tu vida, que ni siquiera nos conocemos bien — guardó silencio mientras le tocaba un semáforo en rojo — sólo no puedo procesar esa idea, lamento mucho haber perdido los estribos Rosie, por favor, perdóname.
— No me gusta que me trates como un objeto, sé que nuestra... lo que sea que tengamos, empezó de forma extraña, pero eso no te da derecho a que me trates así.
— Lo sé, estoy muy arrepentida.
— Y después, ¿qué fue todo ese despliegue de "Orgullo" en el ping pong?
— Una forma muy infantil de... demostrar quién es la mejor.
— Eso no se demuestra así Lisa, no necesito una super woman a mi lado.
— ¿Me perdonas? — preguntó con cara de arrepentimiento.
— Lo voy a pensar y ahora sí es en serio.
— ¿Qué tengo que hacer para que me perdones?
— Comportarte como la adulto que eres y pensar con la cabeza y no con el hígado.
— Lo intentaré.
— Cuando lo hagas, entonces hablamos — dije firme y miré por fuera de la ventanilla.
Llegamos al supermercado y ella se bajó a abrirme la puerta, me tendió su mano para que me apoyara, no pude negarme a su gesto y cuando salí del auto quedamos cerca mirándonos, pero yo desvié la vista y comencé a caminar sin esperar a que
cerrara la puerta del coche. Después ella me alcanzó y entramos al lugar. Tomó una canastilla y me guió por uno de los pasillos.
— ¿Qué venimos a comprar? — pregunté caminando a su lado.
— Todo lo necesario para la cena, ya mañana nos vamos, así que hoy haremos un festín.
— ¿Y cuál será el menú?
— Pasta y ensalada, sin faltar un buen vino.
— Pero, falta el postre.
— Cierto, ese te toca a ti.
— ¿Te gusta el flan napolitano?
— ¿Sabes prepararlo?
— Por supuesto, soy una gran cocinera.
— Eso quiero verlo, habrá flan entonces.
Le sonreí y caminamos al pasillo a buscar los ingredientes para el flan, incluido el molde porque me dijo que no tenía.
Después fuimos al área de frutas y verduras, escogimos una lechuga verde y una morada, pequeños tomates, uvas y
finalmente fuimos por la pasta, el queso y el vino.
— Qué bonita pareja, no se ve una así todos lo días.
Escuché a una chica a mi atrás, la cual estaba con dos amigas sonriendo de lo más enternecidas. Me paralicé por unos segundos, realmente me sorprendí por ese comentario.
— Ya está todo, podemos irnos— dijo Lisa sacándome del trance — ¿estás bien?
— Sí — apenas pude decir, sin quitar la vista de las chicas.
— ¿Las conoces? — me preguntó mirándolas también y les sonrió.
— No.
Lisa me sonrió, pero de forma muy diferente a como lo hacía normalmente, aunque en ese minuto no supe si era realidad o mi mente me estaba haciendo una jugada, para mi sorpresa ella me tomó de la mano y me hizo caminar.
Pagó todas las cosas y se nego rotundamente a que yo contribuyera con algo. Caminamos al estacionamiento y metió las bolsas a la cajuela. Volvió a abrirme la puerta y luego subió ella, Empezó a manejar por una calle inclinada, era un rumbo diferente al que tomamos cuando llegamos, al subir estaba un poco desierto, sólo había casas de un lado y del otro había un pequeño bosque. El coche se jaloneó un poco y se apagó.
— ¿Qué pasa? — pregunté extrañada.
— No lo sé — trató de encenderlo tres veces y no funcionó.
— Creo que se descompuso, que lata, me choca rentar autos, no sabe uno quien los usa ni si les dan mantenimiento.
— ¿Y qué haremos?
— Esperar un poco, quizá sólo necesita enfriarse.
Me acomodé en el asiento y eché mi cabeza atrás en el respaldo. Ella hizo lo mismo, pero me di cuenta que jugaba con sus manos. De pronto, se volteó y me miró sin decir nada, yo me acomodé de lado para verla también, acarició mi rostro y puso un mechón atrás de mi oreja. Sostuve su mano, entonces, se acercó y me besó despacio, sin intentar algo más, le respondí de la misma manera, pero bajé su mano con la mía y la puse sobre uno mi cuello, ella comenzó a acariciarlo lentamente. Mi mano buscó los botones de su camisa y empecé a desabrocharla y a acariciar la piel que iba quedando al descubierto. Ella se separó y echó su asiento hasta atrás, con sus ojos me invitó a que me sentara sobre ella y eso hice.
Volvimos a besarnos mientras ella metía sus manos debajo de mi suéter y acariciaba mi piel. Besé su cuello y su torso, desabroché el cinturón y el pantalón, me separé y me quité el suéter, ella se acercó y besó alternadamente cada uno de mis
pezones rosas en tanto yo acariciaba su masculinidad, me desabrochó el pantalón y me acarició por encima, jadeé al sentir sus caricias.
— Linda, no debiste ponerte pantalón — se quejó con la voz entrecortada.
— No tenía planeado hacer esto y menos aquí.
Me sonrió y entonces, me senté en el asiento del copiloto y saqué mi pantalón y la ropa interior mientras ella bajaba el suyo hasta las rodillas después de sacar un condón del bolsillo.
— ¿Acaso eres dueña de esa empresa? — pregunté al tiempo que se lo colocaba.
— No, pero me gusta estar prevenida, una nunca sabe en qué momento se darán las cosas — respondió mientras me atraía
a su cuerpo.
Me senté sobre ella con las piernas a los lados y entró en mí, empecé a moverme lentamente, con mis manos sobre el
respaldo del asiento, ella movía las suyas de mis muslos a mis nalgas. Nuestros rostros estaban pegados por la nariz, nos
mirábamos, jadeábamos en sincronía, a la par que nuestros cuerpos se fundían en uno. Aceleré los movimientos, ella me
sostenía por las caderas, nos besamos apasionadamente en tanto los movimientos se volvían más frenéticos, buscando un solo objetivo. Rompí el beso y puse mi boca en su cuello moviéndome aún más rápido y segundos después sentí como mi cuerpo se estremecía al llegar al éxtasis total al mismo tiempo que ella.
Me quedé así unos minutos, mientras nuestras respiraciones recobraban su curso normal, la besé nuevamente y luego de un lapso me separé, al pasarme al otro asiento no sé cómo, creo que con el codo hice sonar la bocina del auto. Ella soltó
una risa divertida y yo también. Me puse la ropa mientras ella se acomodaba la suya. Encendió el auto que respondió a la primera y la miré sorprendida, arqueando una ceja.
— Está bien, me pillaste y me confieso culpable, jamás falló el auto — aceptó con una sonrisa en los labios.

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Perdón por no subir capitulo ayer, pero por si no sabían me fui a festejar con las BlackRosas el cumpleaños de Lili ;)

Aquí esta el del día de hoy, esperó les guste...
Nos leemos mas al rato.

~JM~

  ¿Estas Libre esta Noche? // Chaelisa GIPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora