Cuarto Capítulo

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Ray se despertó con el pitido de su despertador. Seis de la mañana, empezaba el entrenamiento.

Primera clase del día, combate cuerpo a cuerpo. Takao le vino a buscar a las seis y media y le llevó a una instalación en los terrenos de la mansión. Allí, estaba Gilda vestida con ropa de deporte, lista para hacerle sufrir.

Como Ray siempre había estado en el top de su escuela, nunca había prestado mucha atención a su condición física. Y años de falta de atención le estaban afectando ahora.

Gilda parecía un robot. No parecía cansarse y sus movimientos eran inhumanos. Todo lo que hacía parecía sacado de una película de ninjas. Era ágil, rápida y siempre se adelantaba a sus movimientos.

Pasaron horas y horas entrenando y Ray no parecía mejorar. A las doce decidieron dejarlo ahí. Pero Ray tendría que empezar a trabajar su resistencia, flexibilidad y velocidad de reacción.

Luego, Takao apareció de la nada y le guió de vuelta a su cuarto. Ahí, se dió un baño y se relajó. A las dos bajó a comer y Norman estaba allí. Tragó en seco y se sonrojó. Quería pedirle explicaciones por lo que pasó el otro día en el coche, pero Norman emitía una especie de aura de autoridad que le hacía mantenerse callado.

No era la primera vez que comían juntos. Todos los días desde que llegó a la mansión una semana atrás, cenaban y comían juntos. Y todos los días, Ray quería preguntar sobre sus acciones. Y todos los días se quedaba callado.

Hablaban de cosas triviales como el entrenamiento o el desarrollo de sus drogas. Ese día le llegó un anuncio que la verdad esperaba, pero no hoy.

- Hoy empezaremos con las lecciones de tortura.

-¿Eh? - dijo Ray confundido.

- Sí, quiero probar la droga que has desarrollado para aumentar la sensibilidad y necesito que estés ahí por razones médicas. Por ejemplo, si el sujeto en cuestión tiene una reacción inesperada.

- Ah... Entiendo...

-Takao irá a por tí cuando sea hora de la lección. De momento puedes retirarte.

- P-pero ¿tendré que hacerlo solo?

- Claro que no Ray. Yo estaré contigo todo el tiempo. - esas palabras le tranquilizaron.- Además, existe la posibilidad de que el sujeto se descontrole. Si eso pasara y te hiciera daño, no me lo perdonaría. ¿Sabes Ray? No sé si eres consciente de esto, pero realmente me importas, y no solo por tus drogas, me importa tu persona, así que ten eso más presente. - un ligero sonrojo apareció en las mejillas de Ray al escuchar eso. Nunca se habría esperado eso de Norman. Pensaba que estaba simplemente detrás de su trabajo, pero su instinto le decía que las palabras que estaba diciendo las decía en serio. Y su instinto nunca le había fallado.

- Sí señ- Norman le miró-... Norman. - una sonrisa iluminó la cara del albino.

-Perfecto entonces. Ya tienes plan para esta tarde, no lo olvides. - Ray suspiró.

- Cómo podría.

~~~~~~

Ray estaba en su laboratorio cuando Takao le vino a buscar. Estaba muy nervioso e inquieto. Quien no lo estaría cuando te llevan a ver como torturan a alguien.

Takao le guió por la mansión hasta unas escaleras que parecían bajar hasta el mismísimo infierno. Llevaba consigo la droga para aumentar la sensibilidad en un maletín. Hoy era el día que iba a probar su valor como miembro de Grace Field.

Llegaron al final de las escaleras y fueron por un pasillo subterráneo iluminado con luces fluorescentes. Se esperaba un montón de gritos y sollozos, pero no podía escuchar nada. Eso solo lo inquietó más.

Takao se paró frente a una puerta de hierro como las demás. La única diferencia era el número. 22194. Había un número en cada puerta. Estaban numeradas de una manera extraña. En la puerta de al lado estaba el número 81194 y en la de enfrente 63194.

La puerta se abrió desde dentro y se encontró cara a cara con Norman. Le sonrió y le invitó a pasar. Se encontró con un hombre de unos treinta y pocos años atado a una silla con cadenas. Estaba amordazado, pero no sedado y se resistía. Sus ojos también estaban tapados.

Entró a la habitación. Estaba iluminada por las mismas luces fluorescentes que el pasillo. En una bandeja al lado del hombre se encontraba una bandeja llena de instrumentos de tortura. Algunos con sangre seca y otros perfectamente limpios.

-Ray, es tu momento de brillar. Adelante- tomó eso como su señal. Se adelantó y sacó del maletín que llevaba una jeringuilla llena de un líquido amarillento. Lo inyectó al hombre que se encontraba delante suyo. Sus manos temblaban, pero pronto se dió cuenta de que no temblaba de miedo, sino de emoción. Por fin podría probar su obra maestra en un humano. Hasta ahora sólo había experimentado con ratas. -¿Cuánto tardará en hacer efecto?

- Dos minutos.

- Perfecto, decidamos qué utilizar mientras tanto- se acercó a la bandeja de instrumentos- ¿Tú qué crees, Ray?

- No lo sé, Norman, es la primera vez que hago algo así.

- Entonces que tal si empezamos cortándole los dedos. - un escalofrío recorrió la espalda de Ray al escuchar esas palabras.

-¿Los de los pies o los de las manos? - preguntó con una mezcla de incomodidad y genuina curiosidad.

- Mmm... Los de los pies, estilo Tokyo Ghoul. -el reloj de Ray sonó. Habían pasado dos minutos. - Empecemos entonces. Veamos que tan efectiva es tu medicina. Por supuesto tendrás que ver todo el proceso.

- Entendido. De momento prefiero no hacer nada. Solo miraré. ¿Está eso bien?

-Sí, no te preocupes.

Y así empezó. Gritos horrorosos se oían retumbando por las paredes de la habitación. Ray se dió cuenta al rato de que las habitaciones estaban insonorizadas, así que no se oía nada desde afuera. Realmente intentaba mirar lo menos posible la atrocidad que se estaba cometiendo frente a él. Entonces Norman se dió cuenta de que Ray no estaba prestando mucha atención.

- Ray, no me importa que no hagas nada porque es la primera vez que ves algo así. Pero tienes que mirar. ¿Está claro? - Ray asintió lentamente y empezó a prestar atención. Y jamás se pudiera haber imaginado algo así.

Las caras que hacía, lejos de parecerle grotescas, le parecían interesantes. No pudo evitar sentirse orgulloso de su gran trabajo a la hora de crear tal obra de arte. Y esa obra de arte había creado otra, los gritos que se oían. Al no estar prestando atención antes, no había podido darse cuenta de la belleza escondida en esos gritos. Y un solo pensamiento pasó por su cabeza: ''Qué maravilla''. Una sonrisa sádica apareció en su cara. Parece que había encontrado un nuevo hobby.

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Hola a todos. El capítulo de hoy es un poco diferente, pero espero que igual os guste. A mí personalmente me encanta Ray psicópata.(porque lo es)
Y espero que pilléis las referencias. Comentar los que lo hagáis.

Amoxicina (Norray) (Mafia AU) [TERMINADA]Where stories live. Discover now