.8. segunda temporada

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Esa mujer se interpuso entre nosotros muchas veces, no sé qué hizo contigo, pero logro que me dejaras, nos íbamos a casar y me dejaste en el altar, íbamos a tener un hijo Villa y por culpa de ella lo perdimos ...

Pesaba en cada palabra salida de la boca de Jessica., imaginaba a Mey luego y no podía entender que un ser tan especial hiciera tanto daño. La puerta de mi oficina se abrió, Isaza ingreso como si nada e interrumpiendo aquellos pensamientos, hablo.

- Aquí están las copias de lo del penal que me habías pedido

Asentí con seriedad.

- Gracias – susurre

- ¿Te encuentras bien?

Lo observe por primera vez, el solo frunció el ceño y se sentó frente a mi esperando a que hablara.

- ¿Porque no me habías dicho que me iba a casar con Jessica?

- Porque no te casaste con ella – movió sus hombros sin preocupación

- ¿Y cuándo iba a decirme que tuve algo con Mey?

El quedo mudo por primera vez. observe cada una de sus facciones, abrió sus ojos sorprendido y de pronto una pequeña sonrisa se formó.

- Recordaste – susurro

- No – negué rápidamente – me lo dijo, anoche, Jessica cuando se enteró que estuve con ustedes – apreté mis labios

- ¿Y que más le dijo?

Isaza estaba demasiado curioso pero estas cosas no debía hablarlas con él.

- Eso no importa, eso solo lo hablare con María Emilia

De verdad que no podía entender como detrás de esa cara angelical, de esa paz que transmitía con solo observarme fuera dueña de una maldad tan grande.

Narrado por María Emilia Luna

Luego de ir a la revista hice un viaje exprés hacia el Bar, hoy iría Villa a verme y tenía ansias de verlo y de poder abrazarlo esta vez. Toque mi vientre de ya un mes, me imaginaba como iba a ser. ¿Si tendría sus ojos o los míos, si sería niño o niña? Eran tantas las preguntas que hacía que mi corazón brincara de amor.

Quería tenerlo en mis brazos, a ambos.

Lo extrañaba tanto, demasiado, para ser especifica. Despertarme por la mañana y no tenerlo amarrado a mí era una tortura, no sabía cómo era vivir sin él. Tenía la esperanza de que el volviera porque sus palabras eran esas: el siempre vuelve a mí.

Me encontraba sentada frete a la ventana que daba a la calle, con un café en la mano. A pesar de que la noche comenzaba a caer, este líquido había sido mi amigo en estas semanas.

Lleve mi vista hacia la entrada, el ingresaba tan hermoso como siempre, pero tenía algo que hizo que sintiera un escalofrío. Su semblante era frio y hasta desde mi lugar lo vi tan distante. Sentí miedo de el por primera vez.

Rápidamente me levante de la silla, pero al verme él se detuvo. Se quedó observándome fijamente y yo fruncí el ceño con confusión.

- Te miro y no puedo entender que, en tanta mujer, tan angelical y delicada se esconda alguien tan atroz

- ¿Que? – susurre s

- ¿Cuándo me ibas a decir que tuvimos algo?

Palidecí al escucharlo, ¿me recordó? Sonreí levemente pero rápidamente aquella sensación de felicidad se esfumo.

- Y que por tu culpa perdí a mi hijo, con Jessica – su tono de voz era tan cruel

- Tu no ibas a tener un hijo con ella – lo contradije rápidamente – eso es mentira

- ¿mentira? – abrió sus ojos con sorpresa - Deja de ser tu la mentirosa, eres manipuladora y mentirosa – apretó sus labios – no puedo creer que iba a caer en tus redes otra vez – dijo tomándose la cabeza con las manos

Observe a mi alrededor, todos nos observaban con curiosidad. Las palabras de villa eran como mil dagas que atravesaban mi corazón de la peor manera.

- La humille por ti y ella que me ama tanto – dijo con bronca – no puedo creerlo

- Juan Pablo – tome de su brazo para que no se fuera – debemos hablar

- ¿Hablar? – volteo con furia, me achique en mi lugar – tu y yo no tenemos nada de qué hablar, María Emilia

- Si debemos – susurre, sentía la angustia consumirme lentamente

- No, tu y yo no tenemos nada de qué hablar

Su mirada mostraba tanto desprecio hacia mí.

- No vuelvas a aparecer en mi vida, no te vuelvas a interponer entre Jessica y yo porque no me conoces

Mis piernas temblaban, las lágrimas caían sin piedad y a él ni siquiera eso le importo.

Él se fue y me dejo ahí sin darme la chance de poder explicar, de poder defenderme de falsas acusaciones. Estaba sumergido en su ira y esta vez no podía hacer nada.

Esa noche volví a mi casa, a nuestra casa y me acurruque en nuestra cama, tome su almohada todavía tenía su aroma. Llore en silencio, llore bajo la mirada de la luna que era la única compañía que tenía dentro de toda esta inmensa casa, que antes me parecía tan chica, pero sin él estaba tan vacía y oscura. 



Se que es un capitulo aburrido pero como siempre les digo ..... es necesario.

Amarillo - Juan Pablo VillamilWhere stories live. Discover now