Capítulo 31: Una Invitada Peculiar.

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Cansada.

Frote mi cara repetidas veces en un intento de alejar el cansancio que sentía, bajo mis ojos, dos pequeñas ojeras comenzaba a formarse gradualmente.

Suspire.

Había vuelto muy tarde de mi pequeña visita nocturna a Seren, sin contar que no pude pegar un solo ojo en toda la noche.

Desde el momento en que entendí realmente todo lo que sucedía a mi alrededor, supe que debía hacerle frente al futuro que me deparaba.

Tenia que estar preparaba.

Esa era la razón por la que había corrido hacia los codiciosos brazos del mago supremo de la torre, la razón para aceptar otro de esos tratos que sabia por experiencia, me traerían problemas.

<<Pero estoy dispuesta a hacerlo.>>

Esta noche, nuevamente la música sonaría y el aroma del vino y elegantes perfumes inundaría el salón de baile.

Los príncipes estarán esperando ansiosos que cumpla con mi promesa, y yo, por otro lado, estaré esperando que mi trato con Seren, se concrete.

Iba a ser una noche interesante, no cabía duda de ello.

Sabia que nuevamente estaba jugando con fuego, y lo mas probable, es que me quemaría, pero siempre y cuando no rompa las reglas, nadie debería salir herido.

Apreté con fuerza la taza de té en mi mano.

<<Ellos fueron quienes empezaron.>>

Anoche, una hermosa caja había llegado a mi, y lejos de ser solo un obsequio, también estaba cargado con malas intenciones.

Advirtiéndome sobre las consecuencias de mis actos, amenazándome con quitarme todo lo que había aprendido a apreciar.

Bufe.

Una amenaza o una advertencia.

Había vivido lo suficiente en este mundo como para saber que para los príncipes, ambas compartian un mismo significado.

<<Pero si debo perder algo, ellos tambien deben hacerlo.>>

La sensación de tener las manos atadas era amarga, por ello, había decidió que la compartiría con ellos.

Si los tres tomamos del mismo veneno,
¿Quién será intoxicado primero?

Deseé saberlo.

Quizás era una guerra que no podría ganar, pero ansiaba luchar hasta el final.

Trate de calmarme.

<<Aún así, solo me queda esperar.>>

Lo cierto es que por mucho que lo quisiera, el tiempo no avanzaría más rápido.

Aunque tampoco se detendría.

Mire a mi alrededor.

Al igual que todas mis tardes, me encontraba tomando el té con Lyna y Anne, quienes se encontraban hablando animadamente sobre un tema al que no le presté particular atención.

Ambas reían y jugeteaban con la bola de pelos, entre dulces y la suave fragancia de las rosas, deseé en silencio que días como estos, no acabasen nunca.

<<Pero nada nunca fue tan sencillo, ¿Verdad?>>

Las observe fijamente.

Realmente Anne tenía razón, Lyna no se veía decaída, ni mucho menos afligida, su sonrisa brillante muchas veces me hacía olvidar el mundo a mi alrededor y los problemas que en el habitan.

¡Salvare a la Rosa de Marchitarse!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora