La maldición Imperius

2.5K 281 100
                                    

Pasaron varias semanas en las que mi relación con Crescence iba cada vez mejor. Pasábamos bastante tiempo juntos y él tenía muchos detalles conmigo, pero el único problema era yo. Por mucho que se esforzara, no lograba enamorarme de él, cada vez que cerraba los ojos, era Tom quien aparecía. Él por su parte, no intercambiaba conmigo más que un saludo. Yo hacía enormes esfuerzos por concentrarme en los exámenes finales que se acercaban, en hacer los trabajos que nos dejaban y en aprender a hacer hechizos no verbales, que era algo que soñaba lograr, aunque no nos lo enseñarían hasta sexto año.

Una tarde, estaba buscando un libro en la biblioteca. Miraba con atención las estanterías, hasta que sentí que me tocaban el hombro. Era Crescence, me sonrió, pero al mirarlo a los ojos, vi algo inusual en ellos, aunque no pude saber qué era.

—Hola, Hayleia —susurró.

—Hola, Cres —lo saludé.

—Necesito hablar contigo.

—¿Tiene que ser ahora mismo? Es que estoy un poco ocupada.

Él parecía muy incómodo.

—Es urgente.

Resoplé y tomé mi mochila. Lo seguí fuera de la biblioteca hasta que encontramos un aula vacía y entramos ahí.

—Te escucho —le dije mientras me sentaba sobre una mesa.

Algo no estaba bien con él, lo podía sentir, necesitaba que me dijera qué le sucedía. Se paseó un poco nervioso por el aula, finalmente se detuvo y me miró, visiblemente inquieto.

—Creo que lo mejor es que no continuemos con nuestra relación —dijo.

Yo lo miré alzando las cejas, creía que todo estaba de maravilla entre nosotros.

—¿Puedo saber por qué? —pregunté.

Él no me dijo nada, siguió caminando de un lugar a otro, lentamente.

—Lo siento, no puedo seguir con esto —dijo.

Era mi primera ruptura, debería estar sintiéndome realmente mal, pero no. Sabía que extrañaría la manera en que Crescence se comportaba conmigo, finalmente me sentía bien estando junto a él, pero no estaba enamorada y de eso estaba más que segura.

—Está bien —le dije—. Gracias por todo, el tiempo que estuvimos juntos fue muy especial para mí.

—Que seas feliz, Hayleia, lo mereces.

Le dirigí una última sonrisa y salí de allí. Cuando iba de regreso a la biblioteca, me encontré con mis amigos.

—Te estábamos buscando —dijo Eric.

—Tengo algo que contarles —les dije.

Ellos intercambiaron una mirada y nos fuimos a nuestra sala común. Nos sentamos en una mesa y me miraron con atención, a la espera de que les contara.

—Crescence acaba de romper conmigo —dije.

—¿Cómo te sientes? —me preguntó Maia.

—Creo que debería estar sintiéndome terriblemente, pero no es así —le respondí.

—Hayle... Maia y yo te conocemos bien y sabíamos que no estabas enamorada de Crescence —dijo Eric mientras ponía una mano sobre mi hombro. Maia asintió.

—Pues estaban en lo cierto —dije.

Había albergado la esperanza de que llegaría a sentir amor por Crescence, que lograría enamorarme con sus detalles y con la forma en que me trataba, pero había salido mal. Tom no había hecho absolutamente nada para ganarse mi amor, pero lo tenía, estaba en un lugar privilegiado, de donde nadie podía sacarlo. A pesar de que llevábamos tiempo sin tener una conversación de verdad, ni estar a menos de tres metros de distancia, mis sentimientos eran los mismos, o incluso parecían mucho más fuertes. ¿Habría algo que hiciera que dejara de amarlo?

𝑨𝒎𝒐𝒓𝒕𝒆𝒏𝒕𝒊𝒂 || 𝑻𝒐𝒎 𝑹𝒊𝒅𝒅𝒍𝒆Where stories live. Discover now